Por la calle real: Crónica de Valladolid

Fortunato González

Por: Fortunato González Cruz….

Hace poco más de 20 años asistí en Valladolid a un congreso de la Organización Iberoamericana de Cooperación Intermunicipal. Entonces se llegaba a la ciudad por una carretera secundaria o en un tren del que apenas recuerdo su incomodidad y el traca-trac que producía el paso de las ruedas metálicas por las juntas de los rieles. Me alojaron en el Colegio de Santa Cruz, un viejo palacio renacentista en pleno centro de la vetusta ciudad que ofrecía magníficos edificios de diversos estilos arquitectónicos un tanto deteriorados, caos vehicular, la plaza mayor rodeada de edificios desvencijados, reducidos espacios para los peatones y pocos verdes.

Volví el pasado 7 de mayo en el AVE a 300 kilómetros por hora, silencioso y cómodo, en 55 minutos desde Madrid. Caminé desde la estación del tren hasta el hotel cerca del palacio de Santa Cruz por una gran avenida arbolada con jardines, monumentos y fuentes de agua; luego por aceras anchas con buena sombra, bien señalizadas y limpias; por un casco histórico peatonalizado; todas las viejas edificaciones remozadas y muchos, muchos más espacios verdes. La iluminación nocturna le da a la ciudad un aire de modernidad y de alegría. El transporte público impecable. El teatro Calderón anunciaba grandes espectáculos y por las calles se esparcían decenas de cafés y mesones tan característicos de las ciudades y pueblos castellanos. Antes había conocido una de las plantas de tratamiento de basuras más modernas de Europa que ahora aseguran la preselección en origen y el reciclaje de un alto porcentaje de los desechos. Las riveras del Pisuerga antes basureros ahora son hermosos parques que aseguran plácidos momentos de occio.

¿Cómo logró Valladolid tan rotundos éxitos? La receta la aplicó el alcalde Francisco Javier León de la Riva, un médico partero que tenía y tiene claro que la política es un servicio: Un plan posible y financiable de largo plazo, normas claras, ordenamiento urbano, disciplina, transparencia, diálogo y trabajo, mucho trabajo. Cuenta Valladolid con un equipo de profesionales altamente competentes, con sentido de compromiso y bien remunerados.

Hoy Valladolid ejerce un liderazgo regional claro en innovación, emprendimiento, empleo, salud, educación, buenas prácticas, ambiente, espacios públicos, arte y recreación y se proyecta hacia el futuro con optimismo. Pactamos con sus autoridades y con la OICI unos cupos para pasantías de jóvenes municipalistas venezolanos para que la visiten, conozcan sus procesos y aprendan a hacer bien las cosas, como las han hecho aquí.

En medio de la absurda situación venezolana abro esta pequeña ventana para aprender de los que han hecho bien las cosas de la ciudad. No sé si la emergencia cotidiana aún permita un espacio para la racionalidad.