Por la calle real: El domingo 6 de diciembre

Fortunato González

Por: Fortunato González Cruz…

Fue necesaria la huelga de hambre de Leopoldo López y muchos otros presos políticos y perseguidos, el duro reclamo de los demócratas y la fuerte presión internacional para que se fijara la fecha de las elecciones parlamentarias. Es un paso muy importante pero no la salida, para referirme al término con el cual un sector de la oposición calificó las protestas estudiantiles de febrero. Porque el camino hacia el 6 de diciembre está minado y contaminada la elección por todo tipo de amenazas.

Un primer asunto es la actitud de los venezolanos y su conducta electoral. Como lo afirma José Antonio Marina, hay sociedades estúpidas, es decir, incapaces de comprender situaciones o amenazas y los venezolanos hemos cometido gravísimos errores. Toni Blair nos lo recordó hace poco para vergüenza nuestra. Seguramente el gobierno apelará a esa visión que tiene de los venezolanos y repartirá temprano los aguinaldos y los perniles de cochino, y habrá muchos que votarán por eso. El populismo del proceso es rabioso, obsceno y costoso.

La manipulación del registro electoral está listo para producir diputados rojos baratos y azules caros en número de votos, y al punto las alcabalas del PSUV en las mesas electorales para llevar la contabilidad y cambiar la voluntad popular como en la elección presidencial pasada. Toda la fuerza institucional y financiera del Estado estará a la orden del PSUV y sus candidatos, todas las arbitrariedades y todos los abusos sin límite. El verbo soez y amenazante alcanzará muchos decibeles y habrá gente que doblará las rodillas. Por todo ello no quieren la observación internacional, para hacer y deshacer como les venga en gana.

Del lado opositor también se verán deslealtades que colocarán sus apetencias personales por sobre el interés general, y habrá voces que darán vergüenza.

Hay una inmensa mayoría de venezolanos que actúan con plena libertad y así como hace 16 años mandaron para el carajo el bipartidismo y puso a Chávez, ahora tiene más razón para sacudirse la sarna que le desespera. Tendrá que ser mucha la dosis de libertad en cada venezolano para vencer el chantaje y muchísima la diferencia de votos para tapar la trampa.

Para el bien de Venezuela y para comenzar el camino de la reconciliación y la recomposición del país hay que construir una sólida mayoría parlamentaria. Ese es el camino que si bien está minado es el que señala la Constitución, cuya vigencia comenzará a partir de la instalación del nuevo parlamento. No de otra cosa tendrá que ocuparse: Volver a la Constitución. Todos los venezolanos debemos contribuir a ello si es que podemos vencer la estupidez y volver a la racionalidad.