Por: Fortunato González Cruz…
La inhabilitación política de María Corina Machado, Enzo Scarano y Daniel Ceballos es inconstitucional, ilegal y arbitraria. No puede aplicarse la inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos prevista en el artículo 105 de la Ley de la Contraloría General de la República a funcionarios electos, ni mucho menos impedir su postulación y elección. Esta norma está prevista para el ejercicio de cargos administrativos, no aquellos que signifiquen investidura popular. Pueden sancionar a un cargo electo con multa, o incluso podría inhabilitarse para el desempeño de cargos administrativos una vez cese en su cargo de elección popular. Pero no puede un órgano administrativo inhabilitar políticamente a ningún ciudadano ni impedirle el ejercicio de cargos de elección popular. Esto solo lo puede hacer un juez mediante sentencia. Además, las faltas cometida por electos basta prevenirlas con un llamado de atención para corregirla y, a lo sumo, una pequeña multa. Pero eso en un Estado de Derecho. En este extraordinario ejercicio de estupidez política y de rapiña oficial, es una fullería más y un adelanto del fraude ya en marcha..
Por supuesto que esta discusión al final es sólo un ejercicio intelectual y jurídico. Las cartas que se jugarán el 6 de diciembre están marcadas. Para ponerlo en lenguaje de futbol, el equipo opositor jugará contra el equipo rojo en cancha roja, con reglas establecidas y que se seguirán dando hasta después de la terminación del juego por los rojos, es decir CNE, Sala Electoral y Sala Constitucional; con árbitros rojos, balones rojos, custodia del ejército rojo, organización roja, sistema informático rojo. No habrá observación internacional. Lo que si habrá es milicia, paramilitares y bandas armadas de acoso a los electores. Chantaje a los funcionarios, pensionados y gente de las misiones, contratistas y ciudadanos comunes. Compra de votos y reparto masivo de dádivas aunque el país quede mucho más arruinado de lo que está. En esas condiciones adversas iremos a votar los venezolanos.
Y el bravo pueblo volverá a las urnas a votar por unos diputados más o menos buenos, es lo de menos, pero que se han puesto al frente para dar la pelea democrática en la Asamblea Nacional e ir revirtiendo esta gigantesca estupidez. Habrá que ganar por muchos goles si queremos que “la tendencia irreversible” de la trampa final no voltee de nuevo la voluntad popular. Habrá que meterle a la maquinita millones de votos de diferencia. Esa será la voluntad del pueblo, con el favor de Dios y la indignación de un pueblo que jamás había sido tan humillado, tan ofendido y tan manipulado en su buena fe como ahora.