Hoy es el día del el Día del Profesor Universitario, pero en estos momentos no hay cabida para celebraciones, porque como nunca antes, las mujeres y hombres que han dedicado su vida a la loable tarea de enseñar, están sumidos en una gran cantidad de problemas, especialmente de índole económica y social, que no les permiten ejercer su labor en las condiciones que su tarea, difícil y muy delicada, requiere para que dé los frutos que Venezuela espera y desea, esos frutos de capacitación y profesionalismo en cada uno de los jóvenes que acarician el sueño de graduarse y contribuir al progreso del país, desde sus respectivos lugares: el ingeniero en su obra, el químico en su laboratorio, el médico en su hospital, el arquitecto en su diseño, el periodista en su noticia…Son tantas carreras y tantas ilusiones de aprender y ejercer, y justo, para llenar esas expectativas están los profesores , ellos guían, orientan y ayudan a convertir los sueños realidad.
Estamos ante un escenario, muy lamentable, triste, reprobable, los profesores están siendo maltratados, incluso subestimados. Los sueldos que devengan son tan paupérrimos que no les alcanza ni para procurarse el alimento para ellos y sus familias. Muchos han tenido que dejar a un lado su trabajo para dedicarse a diversos emprendimientos que nada tienen que ver con su preparación académica con el objetivo de procurarse el sustento diario. Y no es que sea denigrante, manejar un taxi, repartir quesos, o montar un pequeño negocio para vender cualquier cosa. No. Por el contrario, eso indica mucho valor para enfrentar una vida con tantas limitaciones. Pero, no es el deber ser, porque ustedes estudiaron, se prepararon, durante mucho tiempo y lograron ingresar a sus respectivas casas de estudio. Tienen una vocación y quieren compartir sus conocimientos con sus alumnos. Hoy, están inmersos en la misma problemática que confrontan las universidades públicas venezolanas: no tienen presupuestos para funcionar, se están cayendo a pedazos, la maleza y el deterioro se observa por doquier, y que apenas sobrevivían gracias al impulso y al amor, que todavía late en los corazones de quienes la conforman, especialmente del profesorado, que no obstante sus restricciones hacen esfuerzos sobrehumanos para mantenerse en la medida de las posibilidades.
“El Día del Profesor Universitario en Venezuela se celebra cada 5 de diciembre desde 1958, en conmemoración de la aprobación de la Ley de Universidades por parte de la Junta de Gobierno que estuvo provisionalmente a cargo del país luego del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez. Igualmente en dicha Ley, se establece la autonomía como principio rector de todas las universidades venezolanas” Hoy por hoy, en el año 2020 todo lo que concierne al alto sitial que debería ostentar un profesor universitario está signado por el abuso, y la falta de respeto por parte del oficialismo, hacia quienes merecen mejores condiciones para poder ejercer su labor, crucial e importante en la formación de las generaciones futuras.
Gracias, profesor.
En este tiempo aciago, complicado, injusto, con la inoportuna visita de una pandemia inédita, que nos está tocando vivir a todos los venezolanos, las personas dedicadas a la enseñanza están llevando también una pesada carga. Han ido perdiendo paulatinamente, sus derechos a una vida digna, acorde con la relevancia de su profesión. De haber tenido una vida relativamente holgada que les permitía, comprar libros, asistir a conferencias, viajar para otras universidades del mundo para ampliar sus conocimientos, ahora deben permanecer intentando sobrevivir, que es la consigna en este país, donde las desigualdades se acrecientan día a día, y el deterioro es vertiginoso.
Aun así, todos los que han recibido sus enseñanzas, todos los estudiantes que se han sentado a escuchar sus conocimientos convertidos en sabias palabras, están agradecidos, porque ustedes lograron trasmitir con pedagogía y disciplina una materia, un tema, una tarea, e incluso, como muchos insignes profesores, un ejemplo de vida.
En su día, Comunicación Continua, les desea que no les falte la paciencia, ni el valor para seguir soportando la ignominiosa situación que los cubre como una tempestad , porque estamos seguros de que muy pronto un sol de justicia, brillará para ustedes que están allí, dando la batalla , a pesar de solo contar con el arma de su raciocinio, su inteligencia y su voluntad.
Entonces, gracias Profes, y que Dios les de fortaleza para no abandonar su sagrada misión: enseñar y educar.
Redacción .C.C.
05-12-2020