La relación entre las emociones y la inversión se ha estudiado en el campo de la psicología desde hace un tiempo para acá por diversos autores. Se ha encontrado que las emociones pueden influir en la forma en que las personas procesan la información financiera, lo que a su vez puede afectar la toma de decisiones sobre la inversión: cuando la gente está molesta, puede reaccionar de forma distinta a cuando está feliz o triste en cuanto a las inversiones que ellas pueden hacer.
Es decir, el comportamiento del inversor no solo se basa en razonamientos lógicos, sino que puede verse afectado en el modo en que las emociones y los prejuicios pueden influir en la toma de decisiones financieras. El estudio del comportamiento del inversor se centra en el impacto psicológico de estas emociones y prejuicios sobre las decisiones que toma la gente, específicamente en las finanzas.
Parece ser que existe una relación muy estrecha entre las emociones y la toma de decisiones de inversión, ya que las emociones pueden influir en la forma en que las personas interpretan y reaccionan a los datos de inversión.
Uno de los primeros autores que estudió estos procesos fue Daniel Kahneman quien es un psicólogo y economista israelí que ganó el Premio Nobel de Economía en 2002 por su trabajo en la psicología de la toma de decisiones. Es uno de los fundadores de la psicología financiera y ha escrito libros clave sobre el tema, como por ejemplo «Pensar, rápido y despacio» (2011), el cual ha influido en la forma en que se estudia y se enseña la economía actualmente.
Este autor nos señala que la interacción entre el comportamiento humano y la economía describe la forma en que los factores psicológicos (tales como el sesgo, la pérdida, los prejuicios, la avaricia, etc.) influyen en nuestras decisiones económicas. Los economistas actuales estudian la interacción del comportamiento humano desde el punto de vista psicológico y la economía para entender los patrones de la gente en relación con la toma de decisiones de inversión, gastos, ahorro, etc.
Este es precisamente el campo de la psicología financiera que trata de combinar las ciencias psicológicas y económicas para entender de alguna manera el comportamiento humano en relación con la economía y las finanzas. Es por ello por lo que estudia los motivos psicológicos detrás de las decisiones financieras que tomamos, como, por ejemplo, la forma en que el miedo o el optimismo influyen en nuestras decisiones de inversión como se menciono anteriormente.
Por su parte, la psicología financiera es un campo de estudio de la psicología que se enfoca en cómo las emociones y los prejuicios afectan la toma de decisiones financieras. Esta disciplina trata de entender los factores psicológicos que influyen en la forma en que la gente que invierte toma decisiones. El estudio de esta rama del saber trata de entender cómo los factores psicológicos pueden conducir a errores financieros. Por ejemplo, el miedo a perder puede conducir a la demora en vender acciones que están disminuyendo, o la avaricia puede conducir a una persona a tomar riesgos excesivos sin tomar en cuenta los peligros.
Un concepto importante en la psicología financiera es el sesgo. Un sesgo es una tendencia a tomar decisiones de forma emocional, en vez de racional; por ejemplo, cuando compramos acciones porque sentimos esperanza o cuando vendemos acciones por miedo. Otros sesgos importantes son el sesgo de anclaje, confirmación, entre otros.
Es decir, los sesgos en la psicología financiera son tendencias inconscientes o semi-conscientes que influyen en nuestras decisiones. Los sesgos que nos influyen en nuestras decisiones de inversión suelen ser anclados en nuestra subjetividad, las experiencias pasadas y la información reciente. Por ejemplo, el sesgo del anclaje significa que adoptamos el primer valor que se nos ofrece como referencia. El sesgo del anclaje se refiere a una tendencia de la gente a tomar decisiones basándose en una referencia o punto de referencia (el «anclaje») aunque no sea relevante o adecuada para la decisión. Por ejemplo, si compraste una acción por 100 bs. y la venta actual está en 90 bs, puede ser que pongas tu «anclaje» en esos 100 Bs- y no quieras venderla a menos.
Otro ejemplo de sesgo es el sesgo de confirmación. Este sesgo consiste en buscar información que confirma nuestras creencias o decisiones anteriores. En la inversión, este sesgo puede conducir a lo que se conoce como «senderos de pensamiento» o «sentido común», en el que nuestros prejuicios anteriores determinan nuestra toma de decisiones.
En fin, la conducta económica es un término relacionado con el comportamiento del inversor. Es la manera en que una persona se comporta en un contexto económico, como hacer compras, ahorrar, invertir y otras formas de manejar la economía personal. Es decir, describe la forma en que un grupo de personas, una industria o un país se comportan en un contexto económico y creo que puede dar luces a lo que sucede en nuestro país actualmente.
Lic. José Chacón
Director Académico Instituto Venezolano de Mercado de Capitales
Pltga. Angélica Villamizar
Profesora FACES-ULA
11-02-2024