Varios 10 han pasado por la selección absoluta de Venezuela dejando su impronta. Ronald Vargas o Gabriel Urdaneta pudiesen citarse como dos de los más ilustres portadores de ese mítico dorsal durante los últimos veinte (20) años. Número que no solo habla de creatividad, pausa o ritmo, sino también de desequilibrio.
Y eso es de lo que más le ha faltado a La Vinotinto en estas dos primeras fechas de las eliminatorias rumbo al Mundial de Qatar 2022. La explicación de esta ausencia sólo el DT portugués José Peseiro y su cuerpo técnico lo sabrán, pues en Jeferson Soteldo tienen a ese elemento capaz de asumir no solo la distribución del balón desde la mitad del campo sino la chispa y la picardía para en cualquier momento del partido inclinar la balanza a favor.
Ya despuntaba por allá en 2015 cuando en una calurosa noche su Zamora recibía a Boca Juniors por fecha de Copa Libertadores. La grada lo pedía y lo alentaba. Ya el Huachipato chileno lo tenía en sus planes. Sería en su momento el fichaje más costoso de la institución.
Su paso por este club austral fue tan sobresaliente que pronto uno de los grandes clubes del país de Jorge Edwards, la Universidad de Chile, lo llevó a sus filas para juntarlo con varios de los jugadores que marcaron una época en la selección meridional. Durante esta etapa disputó varios partidos de Copa Libertadores, muchos de ellos como titular.
Allí tampoco duró mucho y una vez más sus regates, su gambeta y su pegada de media distancia abrieron los ojos de otro club que aunque no vive tiempos de esplendor es uno de los históricos suramericanos, el Santos de Brasil.
Los cariocas no le asignaron cualquier número, lo presentaron como su 10. Palabras mayores si se recuerda que ese mismo dorsal y en ese mismo equipo lo lucieron Pelé, Robinho o Neymar Jr.
Nadie quiere señalar que hayan puestos inamovibles dentro de la selección pues cada proceso y cada convocatoria tienen sus particularidades, de hecho en estas dos fechas en un partido el 10 fue usado por Savarino y en el otro por Soteldo pero la verdad es desconcertante usar al 10 del Santos de Brasil a falta de catorce 14” minutos para el final del choque cuando sus características dan para aportar desde el comienzo.
Perder quizás no siempre sea el problema, el asunto está en las formas, en la estrategia como y cuando se decide enviar al campo al jugador más apropiado para tratar de llevar a buen puerto el plan trazado. Sortear las peripecias para primero llegar a Barranquilla (y no jugar) y luego continuar la expedición hacia Mérida para entrar en el minuto 76”, multiplica las dudas del rumbo que se le quiere imprimir a la selección. Luis A. Morales.
13 de octubre de 2020.