Por: Eleazar Ontiveros Paolini…
Los venezolanos deben estar de acuerdo en que resulta necesario y de manera efectiva, combatir el astroso flagelo de la inseguridad, pues de persistir con la intensidad que hoy la caracteriza, el país no podrá bracear en las deseadas aguas del progreso, ya que la inestabilidad, el desasosiego y la expectación diaria que está genera, hace difícil dedicarse con propiedad al trabajo constructivo. Y es que ya está bien instalada y crece a sus anchas, como un manto neblinoso, que dificulta visualizar con diafanidad el futuro.
Ahora bien, el Gobierno con estridencia, procura con ello los votos de los incautos, anunció y ya ha puesto en práctica operativo al cual le ha dado, es su característica, el pomposo nombre de Operativo Protección del Pueblo. Aproximarnos a conjeturar el éxito que pueda o no tener dicho operativo, nos obliga a recordar que ya se han diseñado en estos 16 tortuosos años, 21 planes de seguridad, coordinados por 15 rectores del Ministerio del Interior, que más que haber logrado algo satisfactorio, han estimulado con sus fracasos la sofisticación de la delincuencia, ahora conformada con estructuras más difíciles de combatir: las megabandas, que como tales actúan planificadamente y contando con armas de calidad, causa por la cual las solas aprehensiones individuales no llevan a su desmantelamiento. El fracaso se constata cuando precisamos que en los últimos 3 años se ha dispuesto de 8.800 millones de bolívares para la Misión “A toda Vida”, y sin embargo en el 2014 la cifra de homicidios llegó a la terrible cantidad de 24.980.
Lo que resulta paradójico es el hecho de que el Operativo ha centrado sus fuerzas de choque en las llamadas “Zonas de Paz”, creadas por el propio gobierno y que lo único que logaron fue darle en ellas el control al malandraje en barrios y en edificios de la Misión Vivienda.
Todos esperamos que se vaya más allá de lo epiléptico-emocional, de lo demagógico e improvisado de un operativo y se llegue a la instauración de planes científicamente concebidos, bajo la coordinación de expertos y donde predominen los tratos ciertamente humanos.