El profesor Ricardo Gil Otaiza es la clara estampa del merideño formado para dejar muy en alto su gentilicio. Amable, educado, con una amplia sonrisa en su rostro. Voz pausada. Buena amigo. Docente exigente pero justo. Lector y escritor incansable. Esposo y padre ejemplar. Su forma de proceder es humilde y respetuosa. Sin ínfulas de grandeza, aun cuando es uno de los merideños más destacados en la actualidad: Profesor (J) de la ULA. Escritor con 37 libros publicados. Ex presidente de la Academia de Mérida. Miembro de la Academia Venezolana de la Lengua correspondiente de la Real Academia Española.
Ricardo es incansable y un hombre preocupado por los problemas que aquejan a sus compatriotas y esa preocupación lo llevó a ser una de las primeras personas, que a través de audios, alertara a la población del peligro que representaba ese nuevo virus, que había aparecido en china y era una amenaza para la humanidad. Incluso mucho antes de que el OMS, lo declarara pandemia.
Conversamos con él. Queríamos ahondar en algunas facetas de su pensamiento y de su fructífera vida y le preguntamos:
AE -¿Qué lo llevó a advertir, con tanta anticipación, sobre el brote viral?
RG- Efectivamente, fue a comienzos de este año, cuando alarmado frente a lo que veía que estaba sucediendo en Wuhan (China), como consecuencia de la infección por un nuevo coronavirus, me di a la tarea de informar a través de audios muy breves, que remitía a mis contactos de WhatsApp, acerca de las medidas preventivas a ser tomadas de inmediato por la población, debido a la grave amenaza que aquello representaba para el mundo. Como profesional de la salud sentí que era mi deber hacerlo, y sin guion (a capela, como suele decirse) esbozaba con suficiente claridad todo aquello que debía hacerse frente a una infección por coronavirus (que suele ser la gripe común), sobre todo, las medidas que desde el naturismo trajinaba en mi cátedra para fortalecer el sistema inmunológico. Para mi sorpresa, aquellos audios se hicieron virales y fue un aliciente para seguir adelante en esta tarea divulgativa.
Ricardo nació en el antiguo Instituto Maternidad de Mérida, hoy sede del CAMIULA. Vivió en el sector El Espejo, pleno centro de Mérida, pero al cumplir los 15 años él y su familia se mudaron a la urbanización Alto Chama. Desde pequeño, ávido lector. Hoy uno de los escritores más destacados del firmamento de las letras nacionales e internacionales.
AE.-Los audios de Ricardo Gil Otaiza le están dando la vuelta al mundo ¿Qué lo motivó a continuar la tarea de seguir grabando mensajes y reflexiones?
RG.- A raíz de aquellas primeras experiencias con los audios, tomé la iniciativa de redactar otros de distinta naturaleza, que abarcaran aspectos filosóficos, específicamente desde el ángulo de la Ontología (el Ser), que me permitieran conectarme con la gente, ponerme en su piel, hacerme solidario frente a las grandes vicisitudes que este nuevo estado de cosas generaba en la población. A partir de entonces, semana a semana reflexiono con calma acerca del tema a tratar, escribo el texto, lo reviso hasta la saciedad, y lo grabo. En estos últimos meses he tratado diversidad de situaciones que tocan aspectos profundamente humanos, y la receptividad ha sido extraordinaria.
AE.-Uno de esos audios llamó poderosamente nuestra atención, no solamente por su título impactante “Huérfanos de Ciudadanía” sino por el contenido del mensaje, entonces quisimos saber más sobre este trabajo.
RG.- Cuando digo en mi más reciente audio que estamos “Huérfanos de ciudadanía”, me refiero a que como ciudadanos nos sentimos inermes, indefensos, desvalidos, no solo por el impacto que la pandemia ha tenido entre nosotros, que nos ha obligado a confinarnos en nuestros hogares y a cambiar de manera drástica la cotidianidad, con el dramático golpe que esto ha significado para la economía de la gran mayoría de los hogares (ya golpeada de antemano), sino a que la pandemia ha sido tomada como excusa por el gobierno para restringir aún más nuestras libertades, lo que se ha traducido en estos meses en allanamientos, expropiaciones, detenciones, amenazas a los medios y a particulares, etcétera. Ni hablar de las vicisitudes que viven los contagiados con el Covid-19, que en algunas circunstancias son tratados como delincuentes y que tienen que ir a centros asistenciales que carecen de mucho de lo esencial para la prestación de un buen servicio. Por otra parte (y esto tiene que conocerlo el mundo), lo que vivimos los venezolanos está fuera de toda comprensión, ya que al desolador panorama de la pandemia se aúna la inmensa crisis que vivimos desde hace varios años, traducida en el colapso de los servicios públicos, en el profundo deterioro de las universidades y del sistema educativo en general, en la escasez de la gasolina que nos obliga a tener que hacer largas y tormentosas colas para surtir los vehículos (siendo Venezuela un país petrolero), en los cortes permanentes del servicio eléctrico, en la escasez de gas doméstico, en la ausencia de transporte público, en una hiperinflación que hace trizas la economía familiar y que se patentiza en los altísimos costos de los alimentos, de los medicamentos y de todos los bienes en general, y en el bajo poder adquisitivo de la moneda (casi extinta). Nuestra economía es la propia de los países en guerra.
-Ricardo Gil Otaiza va a seguir trabajando, enfrentando todas las calamidades que implica vivir en Venezuela en estos momentos. Su compromiso con Mérida y el país lo expresa en los siguientes términos: “A parte de ser farmacéutico y docente universitario, soy escritor, es decir, comunicador, lo que me impele a continuar en esta tarea, que se aúna a la que vengo desarrollando desde hace casi 30 años como columnista de prensa. Es una labor sacrificada, que implica un enorme esfuerzo personal (y familiar), pero que trae consigo grandes satisfacciones. El que un lector o escucha se sienta identificado con lo que he publicado y que en él se genere una matriz de opinión que lo haga pensar y reflexionar, que lo ayude en su vida, eso no tiene precio. Con eso me doy por pagado.
Bien pagados nos sentimos los asiduos seguidores de las reflexiones de Ricardo Gil Otaiza porque contamos con una mente clara y una voz amable que nos guía, identifica los problemas y nos da ánimos para continuar en este camino venezolano, lleno de escollos, pero también bañando de luz: la luz brillante de nuestro sol, de nuestra gente, y con la esperanza en nuestros corazones de un futuro prometedor.
Arinda Engelke. Comunicación Continua.