Rivas Leone: “Las últimas experiencias que se recuerden de transición han pasado por procesos de negociación”

Sin duda alguna, la transición venezolana es la más compleja de las que se puedan registrar en América Latina debido a las condiciones de debilidad o de precariedad institucional que el país tiene, es decir a la debilidad de los poderes públicos frente al control que el Gobierno Nacional tiene sobre el poder electoral y el poder judicial, de manera que la alternativa que tiene que ver con el papel que en un momento dado ejerce la Asamblea Nacional, dedicadas a los controles y las auditorías, se hace muy difícil como consecuencia de esta concentración de poderes y la opacidad de la información, que no permite intentar algún tipo de control sobre el poder ejecutivo.

“Estamos en presencia de un gobierno militarista, el cual venía reafirmando el fortalecimiento de lo militar en detrimento de lo civil, lo cual se expresa con la cantidad de militares que han copado la administración pública, por lo que el Estado ha sido secuestrado por la presencia desmedida de militares. Este fenómeno se empezó a registrar en Venezuela desde el año 1999, a partir del Plan Bolívar 2000 y algunos pudieran entender ese fenómeno como algo normal, dada la procedencia militar del presidente Chávez, sin embargo ese fenómeno de copar toda la administración pública del Estado, es un hecho que condiciona y afecta cualquier efecto de transición en Venezuela, a lo cual se le suma la presencia también desmedida de países como Cuba, Rusia y, en menor medida, China, lo que hace mucho más difícil este proceso de transición política”, explicó José Antonio Rivas Dávila, coordinador del Consejo de Publicaciones de la ULA.

A todo lo explicado por el profesor Rivas Leone, se suma la crisis económica debido, entre otras cosas, a la hiperinflación que conduce a la destrucción del poder adquisitivo, ya que no hay aumento de salario que permita acceder a los productos de la canasta alimentaria lo que lleva a que la situación tome el nivel de crisis humanitaria, por los problemas graves en alimentación y servicios públicos asociados al transporte público, agua potable, luz, seguridad y, fundamentalmente, el tema que tiene que ver con los medicamentos.

“El país requiere un plan de emergencia de estabilización y este debe ser posterior a un proceso previo que se establezca de transición política. Un elemento importante es que Venezuela es un país amazónico, andino y caribeño, es un país con las mayores reservas gasífera y petrolera del mundo y por supuesto la opinión pública internacional, además de la Unión Europea, los Estados Unidos, el Grupo de Lima y otros países, han colocado su mirada en el proceso político venezolano, el cual es muy complejo. El elemento más importante está en no abandonar nunca la posibilidad de una negociación y esta sigue siendo la primera opción en el proceso venezolano y tiene que ver con el establecimiento de una agenda con unos interlocutores, con objetivos y fines”, indicó el profesor Rivas Leone.

Según el profesor Rivas Leone, una posibilidad para salir de esta situación, es ir a un proceso electoral acordado y negociado, como ha ocurrido en cerca de los 90 procesos de transición mundial que se han registrado en el siglo XX y XXI, lo cual implicaría un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), la depuración del registro electoral y la posibilidad de que los más de 4 millones de venezolanos que están fuera del país, puedan participar en las mesas que se puedan instalar en las embajadas y consulados, además de auditorías previas y posterior al proceso, testigos y acompañamiento internacional.

“Las últimas experiencias que se recuerden de transición han pasado por procesos de negociación y eso no implica, en un momento dado, como se ha hecho de dominio público, que entre las distintas opciones que se han podido plantear en la crisis venezolana, entre ellas esté el tema de la intervención en el orden militar de los Estados Unidos y más allá de esa situación tenemos que entender que el problema de Venezuela es de orden hemisférico, ya que está produciendo problemas en toda América Latina, en una diversidad de situaciones. Por consiguiente lo lógico sería el establecimiento de una agenda elemental y básica con interlocutores y objetivos que lleve al establecimiento de un cronograma dentro de lo que se conoce como un proceso de negociación”, dijo finalmente el profesor Rivas Leone. Golfredo Lobo / Prensa ULA / CNP 14.293