En las entregas anteriores se expuso las dimensiones de la crisis económica que enfrenta Venezuela desde ya hace cincuenta años, y que, a partir del año 2014, ha mostrado síntomas de mayor gravedad donde coexiste una recurrente disminución de la actividad económica y, un persistente y agudo proceso inflacionario. Circunstancias que han socavado rápidamente el nivel de vida de la sociedad venezolana.
Acompañando a los resultados dramáticos que revela el diagnóstico de la economía venezolana en tiempos recientes, se han presentado un conjunto de acciones económicas de corto y mediano plazo que han sido propuestas por reconocidos economistas venezolanos, quienes ven factible y necesaria la estabilización macroeconómica del país.
También se ha hecho énfasis en advertir que la viabilidad y el éxito de cualquier plan de estabilización estarás sujeta a la resolución del conflicto político que divide a los venezolanos en dos categorías: los sistémicos y los antisistémicos. En el primero de estos grupos se encuentran aquellos venezolanos quienes consideran que en lo político y lo económico, se debería profundizar respecto a hacer lo necesario para que el país se pliegue al orden mundial tradicional marcado por la lógica capitalista. Y en el otro grupo se encuentran aquellos para quienes lo que se debe hacer es lo necesario para revelarse ante el orden mundial tradicional e ir a un nuevo orden marcado por la lógica colectivista. Resolver este conflicto mediante el ejercicio pleno de las libertades políticas del ciudadano es requisito indispensable para que cualquier plan económico tenga éxito.
Reviste gran importancia tener en cuenta que el plan de estabilización macroeconómica al cual se ha hecho mención, debe ir acompañado de un programa de reformas estructurales que modifique en el largo plazo las cualidades de la estructura económica venezolana. Los ejes centrales de dicho programa de reformas se encuentran expuestos de manera acertada en el documento titulado “Hacia una Venezuela industrializada. La ruta”, elaborado por un grupo de destacados académicos y publicado ya hace algunos años por CONINDUSTRIA. La propuesta presentada en este documento apunta a exponer las acciones necesarias para reindustrializar a Venezuela y transitar hacia un nuevo modelo económico post-rentista.
Las transformaciones a lograr deben ser aquellas que permitan el desarrollo sostenido de las capacidades competitivas de los distintos sectores económicos del país. Para ello se requiere un marco legal e institucional que estimule el emprendimiento, libre de trámites ineficientes, comprometido con la propiedad intelectual e industrial, orientado a la innovación y a la apertura comercial, capaz de llevar bienestar a trabajadores, clientes, proveedores y comunidad. Otra de las reformas a poner en marcha es aquella que lleve adelante las acciones necesarias para transitar estratégicamente de un Estado empresario a un Estado promotor; es perentorio que la propiedad pública de una enorme variedad de empresas, cuyos resultados han sido terriblemente negativos, pase a otros tipos de propiedad. Es imprescindible recomponer la infraestructura al servicio de la economía. Para ello se recomienda: expandir y modernizar la capacidad de oferta y calidad de los servicios prestados en telecomunicaciones, energía, aviación civil, agua y saneamiento; revisar y modernizar los marcos regulatorios que armonizan el alcance y los principios de competencia, acceso, rendición de cuentas y promoción de inversiones privadas en cada sector de infraestructura; inventariar necesidades en materia de vialidad y transporte, y ajustar las soluciones a esas necesidades a los esquemas de participación de privados vía concesiones y cualesquiera otros esquemas de participación; retomar la posibilidad de hacer sustentable el manejo de la infraestructura con tarifas con criterios de equidad y realidad operativa y; adoptar esquemas de descentralización que permitan mejorar la operatividad y la transferencia de competencias a sectores privados.
Asimismo, resulta imprescindible la redefinición de las relaciones en el entorno laboral abandonando los mitos ideológicos y en pos de la era del conocimiento. Tal propósito hace impostergable la modificación de la Ley Orgánica del Trabajo, los trabajadores y las Trabajadoras. Los cambios a adelantar en la legislación laboral deben procurar: recuperar la autoestima del trabajador y el valor ético del esfuerzo propio; superar el prejuicio contra empleadores y contra el trabajo por cuenta ajena; demostrar que la verdadera justicia social está en el sano equilibrio entre los derechos y las obligaciones de los trabajadores y empleadores en las relaciones que mantengan y; tener como eje central la noción de trabajo decente, es decir, un trabajo de calidad y justamente remunerado.
Mejorar el sistema financiero venezolano es una medida urgente. En el ámbito de la banca se debe incentivar la capitalización de la banca comercial; promover la fusión, liquidación y racionalización de la banca pública; revisión del mecanismo de obligación del uso de gavetas crediticias en la banca; propiciar soluciones alternativas de financiamiento seguras, ágiles y de fácil acceso e; impulsar el uso de la banca de desarrollo como fuente de financiamiento. En el ámbito de las instituciones no financieras es conveniente reimpulsar a las sociedades de garantía recíproca, para que junto a la banca de desarrollo y la banca multilateral faciliten el financiamiento de planes de inversión de pequeñas y medianas empresas. E indudablemente, se debe movilizar el mercado de capitales en pro de un nuevo modelo económico. En este sentido convendría favorecer el establecimiento de un mercado de instrumentos de corto plazo y crear incentivos a los mecanismos de inversión colectiva, para así canalizar el ahorro colectivo y convertirlo en inversión.
Por supuesto que esta propuesta de reformas no pretende ser exhaustivo. Mucho más habrá que hacer. Pero en definitiva, por lo expuesto, es posible afirmar que hay salidas a la crisis económica venezolana, pero se advierte, que la solución a la misma pasa por resolver el problema político no resuelto en la sociedad venezolana, y que, a final de cuentas, impide trazar un proyecto de país de largo impulso. Donde conocimiento, innovación, tecnología, agenda digital, asociatividad y ensamble competitivo sean los componentes ineludibles del esfuerzo necesario para encaminar a Venezuela hacia una senda de prosperidad sostenible.
Econ. Albio Márquez
Director del IIES-FACES-ULA
03-09-2023