Schubert prolífico

Por: Ramsés Uribe…

La trucha. Esta magnífica música de cámara ideal para las vacaciones, caracterizada  por su simplicidad, belleza, ternura  y empuje juvenil, siempre nos ha encantado porque pareciera que es una obra precursora del impresionismo artístico a pesar que este compositor se ubica entre dos aguas: la del romanticismo y el clasicismo. La trucha resulta ser la “más evocada y exquisita de sus obras pianísticas de juventud”. Aunque Schubert se ubica en el movimiento artístico del Romanticismo tardío, podría ser considerado el primero o uno de los precursores del impresionismo, un compositor temprano de esa corriente del arte que cautivó mayormente y primero en la pintura como en la música en el siglo XIX.  Al escuchar esa hermosa quintena de instrumentos de cuerda y piano nos transportamos al río o laguna tranquila con los peces saltando en búsqueda de alimento o quizás huyendo para evitar ser apresados en las redes de los pescadores andinos. Es una obra del vigor completo de la naturaleza de cualquier lugar del mundo. Nos envuelve la alegría del momento del trajinar acuático de las truchas. Sin embargo, esta pieza maravillosa tiene algo más que una chispeante alegría de criaturas de escamas. El tema principal de la obra nació como un lied o canción que luego se convirtió en toda una obra completa en forma multi-instrumental. El ambiente donde se genera esta obra es intenso porque según el mismo Schubert: “en la casa viven ocho muchachas jóvenes, casi todas bonitas. Imagina cuan ocupado estoy”.  Esta confesión acusa un claro hedonismo schubertiano (placer y sensualismo) qua ama la vida con intensidad bohemia. En el ámbito cultural puede la suerte o la historia  modificar la tradición, la pieza musical o pictórica. En la vida cotidiana también se dan estos inusuales fenómenos del azar. Y en la vida política nacional también la suerte o la acción política, la moral endeble de unos pocos individuos, da al traste con un pueblo, un país o municipio entero. Cuando los políticos andan encampañados prometiendo no sólo villas y castillos sino un gran porvenir muy feliz, resulta al final todo lo contrario. De la promesa o afirmación atrevida de un país potencia se pasó en poco tiempo a un país en emergencia.      

Ave María pues. ¿Quién no recuerda la famosa obra schubertiana del Ave María en las iglesias del hemisferio occidental? Pues resulta que esta bella y emotiva canción que hace llorar a moco tendido a los asistentes a alguna boda no es lo que parece. Esto demuestra cómo la trasmutación artística opera por caminos insospechados hasta llegar al llegadero. La finalidad original del artista queda entonces burlada por el destino, por aquellas circunstancias en sentido orteguiano para hacer de una obra de arte algo diferente que sigue cambiando con los siglos sin que pueda evitarse. Entonces, ¿qué hay más allá de la apariencia superemotiva del Ave María de Schubert?. En efecto hay un pedazo de tela que cortar a la medida porque se trató de una obra de tipo sentimental pero con el paso del tiempo se volvió una canción religiosa. Algo bastante extraño si se lo piensa. El destino en ocasiones obra de maneras poco convencionales y sorprendentes.     

Biografía básica. Como hemos afirmado en otras ocasiones, para apreciar debidamente a un grande hay que conocerlo. Nuestro artista nace en Viena, Austria (1797-1828). Las calamidades y la pobreza lo acompañan hasta su muerte. Era tímido aunque apasionado, abandonó muchas obras sin terminar su composición, por lo que se ratifica su conducta ambigua. Esto parece indicar algo similar a lo que ocurre con una considerable cantidad de emprendimientos que empiezan con mucho brío y terminan con bastante escalofrío, en fracaso. Las schubertiadas son un aspecto más que jocoso en el quehacer del músico. Se trata de una serie de reuniones frecuentes que llevaba a cabo Schubert con sus amigos y en donde al parecer él era el centro de atención debido a sus maravillosas intervenciones melodiosas al piano, sin duda eran momentos de intensa felicidad la que proporcionaban sus amigos, fieles seguidores de su arte y su personalidad sociable. La amistad ha sido un importante asunto tratado por los filósofos desde hace siglos y justo en la actualidad la ciencia de la psicología y la sociología, pasando por la neurología, han determinado su enorme papel como un ingrediente fundamental en la felicidad. Las schubertiadas hoy serían las tertulias y los chats virtuales aunque con una carga fuertemente antipersonal o poco emocional. Con la grave conmoción social, económica y política de los años recientes en Venezuela, se está revalorizando la amistad. Muchas familias, colegas y amigos se reinventan y regodean en una suerte de schubertiadas criollas muy hermosas y terapéuticas, pues son buenas para la salud mental del apaleado venezolano.  

Obra artística.  Según los entendidos compuso una vastísima obra compuesta de 1500 piezas musicales. Escribió, entre otros géneros y obras,   40 composiciones religiosas, 20 obras teatrales, es decir, óperas. 600 lieder (Algo así como canciones)  de nuevo vuelo, aunque no inventó el género lo repotenció y gracias a este hecho hoy día las canciones de los grandes artistas inundan el mundo. Schubert demuestra que en el peor de los escenarios de la existencia social es posible hacer grandes cosas. Arturo Reverter, historiador musical, señala la importancia del compositor explicando que abre “…nuevos caminos en el campo de la música de cámara, insuflando a las obras un poder, una concentración y una inspiración extraordinarios…” El gigantesco haber productivo de Schubert está al alcance de todos. Su vida y obra demuestra que pese a las tragedias de la existencia siempre se puede dar lo mejor de sí para enriquecer el alma y espíritu de cada persona, enorgullecer a su familia y dejar un legado especial al mundo bien sea en el arte, la ciencia, el deporte, la teología, la filosofía, el emprendimiento o cualquier actividad humana digna de compartir y multiplicar en su tiempo y para el futuro.  Todo ese poder creador del gran compositor vienés lo tienen nuestros connacionales con su fabulosa creatividad criolla que siempre ha brillado en los escenarios del mundo, incluso en la pandemia y en la actual dificilísima situación país. Es admirable que frente a las dificultades nuestra gente marque pauta y destaque con todo lo que hace cotidianamente para sí mismos y los demás, gracias a Dios.                                   

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