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jueves, abril 24, 2025

Se apagan las voces

Venezuela ha sido cuna de millones de personas talentosas y de increíble potencial. Es la tierra de las alegrías y esperanzas de muchos que, a pesar de la tan difícil situación por la que ahora atraviesa el país, siguen apostando por esta nación maravillosa que les vio nacer.

Es cierto que son miles los que desean irse, como también es cierto que son muchos los que desean quedarse. Los que se van no solamente parten con una maleta repleta de pertenecías físicas, aún no se conoce a ningún venezolano que no se vaya del país con el corazón arrugado, con la tristeza de dejarla y por supuesto, también a sus familiares, con la incertidumbre de no saber qué le espera en este nuevo recorrido y, por otro lado, con la esperanza de progresar en un lugar que no es Venezuela.

¿Quién es el más valiente, el que se va o el que se queda?

Todos lo somos. Cada venezolano que se ha ido, al igual que todo aquel que se ha quedado, representa el espíritu de libertad, trabajo, honor y sobre todo de esfuerzo y dedicación.

En el exterior no todo pinta color de rosas, sin embargo, no todo es una agonía. Cada quien lucha por hallarse un espacio en una sociedad que no es la suya, por encontrar trabajo, igualdad, respeto, el no sentirse rechazado y también progresar para poder ayudar a los suyos. En Venezuela, la población trabaja por un mejor futuro, trabaja duro para generar ingresos dignos que alcance para poder cubrir los gastos prioritarios de cualquier ser humano. Combate con la desesperanza, contra una hiperinflación que cada día destroza más y más nuestros bolsillos y por supuesto, pelea firmemente contra tanta indiferencia e incompetencia.

Donde sea

Aquí o allá, donde sea que estemos, las dificultades son constantes y diferentes, pero la razón sigue siendo la misma, el querer un mejor futuro para todos, y para Venezuela que hoy está en una tiniebla pesada que no nos deja ver ni respirar con sosiego. El anhelar un país próspero y de paz social donde entremos todos con las mejores esperanzas y proyectos es válido, pero no lo es todo también es necesario trabajar por conseguirlo. Mientras eso suceda, mientras esperamos que el cambio llegue, no nos queda otra que seguir trabajando por una mejor nación.

Lo más importante, es que no dejemos que se apaguen nuestras voces, que al menos, desde nuestras trincheras, digamos lo que sentimos y lo que nos está pasando. “Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños.”. Queda prohibido callar. Por Marcela Castro- Practicante Unica.

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