“Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”

Los libros siempre han sido y serán los mejores regalos para decirle a alguien “te quiero”, “eres importante para mí”. Son tan maravillosos, tan buenos compañeros, no se quejan, no les importa que los lleves en el fondo de tu maletín o junto  a las bolsas de las compras, tampoco si los abres pocas o muchas veces, o cuando, se te caen de las manos al ya estar casi dormido y apenas atinas a ponerlo en la mesita de noche. Nada qué ver. Ellos se quedan allí quietecitos, a tu lado para  ofrecerte la agradable sensación de leer. En Europa y otras partes del mundo la tendencia en las Navidades es a obsequiar libros., y es que ¡afortunadamente tienen tantos de dónde escoger!

De un tiempo para acá, digamos unos 7 años, la industria editorial en Venezuela  ha tenido que luchar contra las adversidades que todos conocemos  y, no es la idea redundar en explicaciones al respecto, entonces, tanto la importación como  la edición de libros en el país ha mermado considerablemente, y por consiguiente, las librerías no han tenido mucho que ofrecer, sobre todo en lo que respecta a novedades.  Sin embargo, el espíritu  y el coraje de los que pertenecen al mundo editorial: libreros, editores, correctores, escritores, han  echado mano de todas sus capacidades y  algo han logrado. Los clientes acudieron  y pese a los precios que, obviamente, no escapa a la hiperinflación galopante  que sufrimos, escogieron sus presentes.

El Principito

Pasan los años, el mundo se globaliza, cada día hay más tecnología, más aplicaciones, pero hay un libro que, por lo visto, jamás pasará de moda. Se trata de El Principito del el novelista y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry. El  6 de abril de 1943 apareció esta obra cumbre que ha sido catalogada como una las mejores creaciones literarias del siglo XX. En realidad, contiene profundas reflexiones, sobre la vida, el amor, la dedicación, el compañerismo, el trabajo. Pensamientos como: “Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”. «Todos los mayores han sido primero niños (pero pocos lo recuerdan)». “Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser feliz”. “Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya”. “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: “Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.

El Principito, sigue siendo uno de los libros más buscados y regalados para adultos, jóvenes y niños.

La Oración.

Cuentan que en un momento muy difícil, en un período particular de su vida, Antoine de Saint-Exupéry,  escribió una hermosa oración al Señor y dice así: “No pido milagros y visiones, Señor, pido la fuerza para la vida diaria. Enséñame el arte de los pequeños pasos.

Hazme hábil y creativo para notar a tiempo, en la multiplicidad y variedad de lo cotidiano, los conocimientos y experiencias que me atañen personalmente.

Ayúdame a distribuir correctamente mí tiempo: dame la capacidad de distinguir lo esencial de lo secundario.

Te pido fuerza, auto-control y equilibrio para no dejarme llevar por la vida y organizar sabiamente el curso del día.

Ayúdame a hacer cada cosa de mi presente lo mejor posible, y a reconocer que esta hora es la más importante.

Guárdame de la ingenua creencia de que en la vida todo debe salir bien. Otórgame la lucidez de reconocer que las dificultades, las derrotas y los fracasos son oportunidades en la vida para crecer y madurar.

Envíame en el momento justo a alguien que tenga el valor de decirme la verdad con amor.

Haz de mí un ser humano que se sienta unido a los que sufren. Permíteme entregarles en el momento preciso un instante de bondad, con o sin palabras.

No me des lo que yo pido, sino lo que necesito. En tus manos me entrego.

¡Enséñame el arte de los pequeños pasos!

Esta sentida, profunda, cierta y significativa oración puede servirnos de guía en los momentos en que, enfrentados a las circunstancias adversas que nos tocan en el día a día, necesitemos orar. A nuestro autor le dio resultado y con fe, a cada uno de nosotros, también.

Arinda Engelke.