“Tenemos patria”… ¿será verdad?

“Tenemos patria”… ¿será verdad?

Uno de los conceptos más hermosos y profundos que hemos leído sobre la patria es el de Ernesto Sábato, expresado en “El escritor y sus fantasmas”, obra ensayística  y dice: así: ”…pues la patria no es sino la infancia, algunos rostros, algunos recuerdos de la adolescencia, un árbol o un barrio, una insignificante calle, un viejo tango en un organito, el silbato de una locomotora de manisero en una tarde de invierno, el olor (el recuerdo del olor) de nuestro viejo motor, un juego de rescate”.El concepto de patria es muy significativo. Para los venezolanos Patria es el inmenso mar caribe, los interminables llanos, los colores del Ávila al atardecer, los médanos,  las mañanitas frías y serenas del mes de diciembre. La silla mecedora de la Abuela. Cocinar hallacas en pascuas,juntos, en familia. El aroma al cafecito recién “colao” que se escapa por las ventanas. El páramo con sus frailejones y sus flores doradas.  La música con arpa, cuatro y maracas. Las tonadas de Tío Simón y de Cecilia Todd .Los juegos tradicionales de los niños: volar papagayos, ruchar metras, saltar la cuerda.  Abrazar a los amigos para desearles un ¡feliz año! , caminar tranquilos por los mercados escogiendo las mejores frutas y hortalizas que producen nuestros campesinos. La Patria es felicidad, el lugar en el que hemos nacido, al que pertenecemos, con el que nos sentimos vinculados afectivamente. Es muy importante para un ser humano conectarse a una patria, quererla y respetarla.

 Venezuela es nuestra patria. Pero,  últimamente muchas de las imágenes y vivencias que teníamos sobre la patria, se han ido desmoronando ante nuestro ojos, como si de un castillo de arena se tratara y la utilización del concepto con fines proselitistas que no se compadecen con la realidad que estamos percibiendo nos han hecho rechazar el término.¡Tenemos patria!suena vacío, casi una burla, porque la patria no se decreta, se construye, se venera. Cuando vemos la miseria que se ha apoderado de la gente, de los lugares, de la vida misma. Cuando nos hemos convertido en habitantes de una nación, donde buscar cómo alimentarse es la consigna, donde nos tenemos que desprender de todo lo que en mejores tiempos atesoramos para venderlo o empeñarlo y así continuar en el tortuoso camino de la sobrevivencia, donde los sueños de realización personal se convirtieron en la pesadilla de un éxodo sin precedentes en nuestra historia. Un país, en el que enfermarse es un lujo y morirse en paz tampoco se puede. Donde está obligado a quedarse en largas y extenuantes colas para cargar gasolina, donde no hay gas, ni servicios públicos de calidad.

Una patria en la que un grupo del oficialismo baila anticipadamente al compás de una gaita, mientras una maestra marabina muere de desnutrición. Donde niños. Indigentes, ratas y perros callejeros, se disputan los desechos esparcidos en un callejón! Solemnidad, señores, la situación no da para celebraciones!

Una patria cuyos ciudadanos están cansados de la diatriba política, estéril, mentirosa donde los intérpretes, sea de la tendencia ideológica que sea, no pueden o no quieren atinar con una salida a esta crisis, larga e insoportable.

Una patria, atacada por sanciones a funcionarios del gobierno, pero que a la corta, no a la larga, están haciendo estragos en la población que en realidad nada tiene que ver con las imputaciones hechas a los personeros del chavismo.

Una patria sembrada de recursos naturales, pero que ahora ni electricidad tienen. ¿Dónde quedó la patria de las navidades alegres, del pan de jamón, del vino La Sagrada Familia?¿Dónde quedó el país en el cual podíamos viajar por placer y recorrer su exuberante geografía sin temor? Aquel donde los jóvenes estudiantes esperaban graduarse para comenzar a trabajar en nuestras empresas, o formar la propia, casarse,establecer un hogar? Hoy nos  hemos convertido en el país de las casas vacías y las puertas y ventanas cerradas por las ausencias obligadas de los que tuvieron que irse.

Esta no es la patria de la cual habla Ernesto Sábato; tampoco  es la Venezuela de colores, de un presente bonito, de paseos y planes, de horizontes de esperanza, por el contrario es una patria sojuzgada, incomprendida, mal tratada, donde los valores que nos caracterizaron se han ido perdiendo en un marasmo de confusiones.

La gente de esta patria deambula en busca de la nada, por un túnel oscuro y por más que nos esforcemos no vemos la luz al final. Somos un pueblo manso que apenas responde a los agravios porque extrañamente nos estamos acostumbrando a vivir sin ilusiones, a aceptar lo poco en vez de exigir lo mucho, a esperar la bolsa que trae la pasta , el arroz y si acaso, alguito más, pero es lo que hay.

La patria de Miranda, de Bolívar, de Antonio José de Sucre, de Cruz Diez, de Andrés Eloy Blanco, de Teresa de la Parra  entre tantos otros insignes venezolanos, ya no es un patria, es otra cosa muy distinta, y esa, no es la que anhelamos. Estamos de acuerdo con un modelo justo,equitativo, de progreso y dignidad, pero esto que estamos viviendo, definitivamente no lo es. ¿Tenemos patria? No. ¿Queremos patria? sí.

Redacción C.C.