Tertulia de los martes: Nuestra voz de alerta frente a la dictadura militar

Quienes suscribimos, ex-Rectores de la Universidad de Los Andes, alertamos a la sociedad venezolana sobre los peligros que se manifiestan en la presente situación nacional. La grave crisis histórica que desde hace varios años mantiene enferma a Venezuela ha adquirido en la oleada de protestas que sacude al país el signo trágico  de la sangre derramada en las calles y la violencia gubernamental contra quienes se oponen a sus políticas. Mientras los precios del petróleo llenaron las arcas  de la República y el favor de vastos sectores sociales lo acompañaron electoralmente, el régimen pudo ocultar la naturaleza dictatorial que ha tenido desde que se instaló en 1999 bajo la apariencia democrática de elecciones que ganó con ventajismo y con arbitro parcializado pero que le fueron reconocidas por la oposición. La máscara se ha caído y la inmensa mayoría de los venezolanos, así como el resto del mundo, ven ahora con claridad el rostro de una dictadura que ya no puede ni quiere disimular su esencia, que ha mutado hasta convertirse en una dictadura militar. En medio del dolor, nuestra nación enhebra ahora los nombres de quienes conforman el martirologio de estos comienzos del siglo XXI, para ser recordados, respetados y honrados cuando la democracia sea restituida en el país. La hegemonía comunicacional impuesta por el gobierno sobre los medios públicos y privados ha intentado levantar un muro tras el cual ocultar todas las miserias de este tiempo, pero afortunadamente la maravilla tecnológica de las redes sociales conserva los registros que permitirán fundamentar la verdad cuando la justicia vuelva a imperar en Venezuela.

   A pesar de la compleja situación por la que atraviesa nuestra sociedad y las dificultades para hacer pronósticos sobre el término de la pendiente por la que rodamos todos, observamos en la actual coyuntura la confluencia de un conjunto de fuerzas y factores que permiten alentar esperanzas en la maduración de condiciones para un desenlace positivo del cuadro crítico nacional. Estas circunstancias son las siguientes:

  1. La inconstitucional y engañosa decisión del gobierno de propiciar la amañada elección de una “Asamblea Constituyente Sectorial”, burlándose, desde su anuncio, de los principios y normas de la Constitución que regulan esta institución del derecho público venezolano, es una prueba concluyente de que el régimen ha renunciado de manera definitiva a las formalidades democráticas, apela a la arbitrariedad y al atropello institucional para mantenerse en el poder y se convierte formalmente en una dictadura militar. El paso dado es el reconocimiento tácito oficial de que ha perdido irreversiblemente el favor de la voluntad popular y que, por lo tanto, de ahora en adelante el soporte de su existencia es, sin tapujos, el uso de la fuerza bruta de las armas sin sujeción a normas legales o a principios éticos. En Venezuela no habrá más elecciones libres. Está marcada la eliminación de los partidos y la instauración del partido único. Así sucedió en Rusia después del triunfo de la revolución soviética en 1917; en Italia después del ascenso del fascismo al poder con Mussolini en 1922; en Alemania con la imposición de Hitler y el nazismo en el poder a partir de 1933, y en Cuba después de 1959. El comunismo y el fascismo son las dos caras de un mismo fenómeno político: el totalitarismo.
  2. La protesta que tiene lugar en Venezuela en estos momentos no es el producto de la acción de vanguardias políticas ni de partidos exclusivamente. Es la expresión de un sentimiento de profundo malestar de toda la sociedad. Y las manifestaciones populares no tienen por único escenario el lugar donde funcionan los poderes públicos nacionales sino todo el territorio nacional, porque en todas partes se sienten las mismas necesidades causadas por un estilo no democrático de gobernar, por políticas trágicamente equivocadas y por la incompetencia y corrupción de funcionarios al frente de las instancias de dirección de los asuntos públicos.
  3. El ambiente internacional, expresado en la opinión del mundo intelectual y político, en la posición de los gobiernos y en los acuerdos de los organismos internacionales, que durante bastante tiempo esquivaron la solidaridad con Venezuela, hoy ha cerrado filas en defensa de nuestra democracia y en salvaguarda de los derechos humanos violentados de todas las maneras posibles por el gobierno venezolano. Los más recientes acuerdos de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre Venezuela; el anuncio gubernamental del retiro de Venezuela de esta organización; el fracaso del gobierno en la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) reunido hace poco en San Salvador, y los pronunciamientos del Parlamento Europeo, de Presidentes y Primeros Ministros de países de América y de Europa, y el reclamo de El Vaticano ante el incumplimiento de acuerdos por parte del gobierno, configuran su aislamiento internacional.
  4. La combinación inteligente de elementos y dinamismos propios del país pueden encerrar un potencial de cambio democrático destinado a manifestarse irremisible y exitosamente si se maneja con claridad y consenso político. En efecto, la resistencia de piedra de la vieja pobreza que el autoritarismo no pudo superar; la capacidad movilizadora de la sociedad; de la nueva pobreza que el régimen ha creado; la profundidad moral que con sus documentos han dado el episcopado católico venezolano como cabeza de la fe religiosa mayoritaria del país y representantes de otras iglesias al proceso de cambio que vivimos; la emergencia de una generación de venezolanos que en la calle, en el Parlamento y en las universidades ha asumido el relevo del viejo liderazgo nacional, y las contundentes manifestaciones de organismos y personalidades que hasta hace poco apoyaban incondicionalmente al régimen, son los estímulos de un optimismo sereno y firme.

La historia solo registra marchas hacia atrás cuando la confusión de los espíritus obscurece las perspectivas de las sociedades. En Venezuela estamos saliendo de la penumbra para ver la luz. La libertad, el progreso del país y el mejoramiento de la calidad de vida de todos los venezolanos serán la recompensa de los sacrificios de hoy. Hay que tener confianza y saber respetar la sabiduría innata de los pueblos. Se engañan conscientemente quienes en el gobierno inventan excusas para disfrazar o negar la causa de los problemas nacionales. Los venezolanos, cansados de la vieja política, le dieron su oportunidad en 1998 a quien se presentaba como el vindicador de los pobres y de los ofendidos. La confianza la mantuvo con artimañas hasta que el cántaro de la paciencia de la colectividad nacional se quebró. Esta es la verdadera razón de lo que está pasando. Esta dictadura militar debería advertir a tiempo que la paciencia de la nación venezolana se acabó y que le está diciendo en todas las calles del país que tiene que irse.

Mérida, 10 de mayo de 2017.                                                                           

José Mendoza Angulo, Néstor López Rodríguez, Miguel Rodríguez Villenave, Genry Vargas Contreras.