“Los confinamientos tienen la consecuencia de que hacen a la gente pobre más pobre”

Nicolás Maduro informó que a partir del 1 de diciembre se reabrirán «los espacios turísticos mediante un protocolo estricto de bioseguridad, con el fin de estimular el sector turismo en la finalización del año 2020 y celebración de la época navideña”. Por lo tanto, la festividad navideña se podrá celebrar pero se tendrá que respetar el distanciamiento social de dos metros «solo en sitios abiertos y con un número restringido de personas”. Además señaló que: “Vamos a mantener el 7+7 pero estamos evaluando la nueva modalidad para que todos los sectores económicos pueda tener su temporada navideña, cuidándonos”, dijo Maduro desde el Palacio de Miraflores. “Estamos estudiando un plan especial entre noviembre y diciembre para la economía, el comercio y la familia, así como la autorización en su momento, de una flexibilización general vigilada, en la que puedan incluirse otros sectores económicos que no han estado considerados hasta el momento en el plan 7+7 como: jugueterías, piñaterías, licorerías, entre otros… Al respecto de las optimistas declaraciones del presidente y aun cuando es justo pensar en los sectores, como el turismo, que han sufrido mucho durante este tiempo, debemos tener presente que el coronavirus no sabe, ni conoce de convencionalismo humanos. Este virus, en ocasiones letal, tiene un único propósito: cumplir con su ciclo evolutivo, y lo hace muy bien, pasando de un individuo a otros, sin miramientos de edad, sexo, raza, condición social. Hemos visto como la pandemia no ha respetado a altos dignatarios, médicos, enfermeras, artistas, escritores, amas de casa, trabajadores; el coronavirus no discrimina.

Peligro inminente

Mientras que en este mes de octubre los contagios se disparan en Francia, Alemania, España y en algunos países de Latino América como Brasil y Perú, alcanzando registros máximos desde los inicios de la pandemia, en Venezuela, el gobierno considera que la curva de la COVID-19, se mantiene aplanada y que se puede, “flexibiliza la cuarentena”. La pregunta que surge es ¿Qué tan responsable será el comportamiento de los venezolanos ante la nueva situación, si ya se venían presentando casos de desobediencia y falta total y absoluta de sentido común por parte de muchos compatriotas? Sabemos que contagios se produjeron en “fiestecitas familiares”, y ahora con el “permiso del presidente” habrá que ver las consecuencias que traerá el desenfreno de los grupos que se creen inmunes al virus y con una actitud de brabucones, lo retan porque “a ellos no les pasa nada”-

No nos caigamos a cobas

Esta expresión muy venezolana y que todos entendemos como “no me caigas a mentiras” se aplica perfectamente a lo que pasará cuando la gente comience a ir a los balnearios, a entrar en discotecas (espacios cerrados y sin ventilación) a reunirse en plazas y lugares públicos a “echarse los palos” o dicho más elegantemente, a “tomarse unas copas”, porque en el país, las celebraciones siempre van acompañadas de una buena dosis de alcohol, entonces ya sabremos dónde quedan las medidas de seguridad. Los tapabocas, en los bolsillos o en las carteras de las damas. El distanciamiento socia ¿cómo para qué? si estoy bailando, y nadie baila a dos metros de distancia. El lavado frecuente de manos…en fin, son muchas las razones que pueden existir en la mente y la conducta de quienes participan en la flexibilización extendida para no respetar las medidas de protección. Esta “etapa flexibilización general vigilada” como dice Nicolás Maduro da mucho qué pensar y mucho qué temer. Por favor, quién vigila y cómo se vigila a toda una población? No nos caigamos a cobas.

¿Pagarán justos por pecadores?

Muchos venezolanos conscientes, responsables, inteligentes, y que se protegen no participarán en esta especie de “celebración adelantada”, que en opinión de muchos no es más que otra maniobra política para tratar de minimizar los graves problemas que sufre el país, y para preparar anímicamente a la población ante las vendieras elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, las cuales son para el oficialismo una tarea de vida o muerte. Muchos han tildado estas proposiciones gubernamentales como dar “pan y circo”, mientras llega el tiempo esperado.

Lo que no queremos, lo que no debería pasar es que por culpa de los “parranderos de oficio”, esos que cargan sus carros con los equipos de sonido a todo volumen molestando a la comunidad. Esos que no usan mascarilla, y que van por allí como si el coronavirus no existiera, contagien con su irresponsable actitud, a personas inocentes, y eso, sí puede suceder.

Un pequeño detalle

El pequeño detalle que se le está olvidando al oficialismo, es que la profunda crisis económica y social que estemos padeciendo los venezolanos no se acaba con un decreto de “celebración de Navidades, ni una máxima flexibilización”. El presidente Nicolás Maduro, y su equipo, sabe que el país está sumido en un terrible escenario del cual no se sale con “buenas intenciones y decisiones altruistas”. Venezuela se está cayendo en pedazos día a día. El 96 % de la población vive en pobreza. Los sueldos son tan miserables que no representan ni un dólar, ahora la moneda oficial en Venezuela. Las oleadas de “caminantes” vuelven a marcar sus pasos en sendas que los lleven, a lugares donde creen poder mejorar sus condiciones de vida.

Esto es como un juego sombrío, macabro, como una burla, como un irrespeto a un pueblo que sí piensa ,analiza y sufre. Lo malo es que muchos en su afán de “disfrutar” aceptarán esta apariencia de normalidad pre electoral. ¡Qué Dios nos agarre confesados”

Redacción. C.C-22-10-2020