No contentos con el abusivo aumento de tarifas, igualándose con los transportistas privados cuando este es un servicio público para beneficiar a los de menos recursos, Trolebús Mérida también abusa con los usuarios, negándoles el acceso a sus servicios si no recargan sus tarjetas, pidiendo solo efectivo y también obligando a un mínimo de recarga de cinco pasajes, 17.500 bolívares, como si fuera tan sencillo hoy en día hacerse de efectivo.
Por vivir en la Cuenca del Chama, a diario utilizo el Trolcable y soy testigo de los abusos, y en esta ocasión sufrí en carne propia la discriminación del personal de Tromerca (entiendo que solo siguen órdenes de su presidente, Edward Rojas) contra los que por la razón que sea, no disponemos de suficiente efectivo para poder pagar de una sola vez cinco recargas.
Al presentar la tarjeta en el torniquete de acceso al Trolcable abajo, el funcionario de manera despectiva me señaló que debía recargar para poder utilizar el servicio.
Le señalé al individuo que no contaba con suficiente efectivo para recargar, y me respondió de manera despectiva que cómo si teníamos para pagar el pasaje en bus, a lo que le respondí que el pasaje es uno solo por vez, no te obligan a pagar de una vez cinco pasajes y en efectivo.
Me encaminé hacia la taquilla, que milagrosamente estaba abierta, ya que en el 90 por ciento de los casos está cerrada, y me tocó mi turno después de esperar mucho rato, no por cantidad de público que era poco, sino debido al largo tiempo que el taquillero tarda en contar los billetes, ya que no tienen punto de venta ni nada parecido, solo efectivo.
Cuando presenté mi tarjeta y una gran cantidad de billetes de 200 bolívares creyendo que había 17.500 que me había dado precisamente el busetero cuando pagué el pasaje con un billete de 20 mil, sabiendo que las cinco recargas son precisamente esa cantidad que era lo que supuestamente me había entregado de vuelto el joven conductor del bus, que no tenía colector, recibí otra desagradable sorpresa.
Después de un lento conteo, me dijo el taquillero que no era suficiente, que faltaban mil bolívares, le pedí entonces que me recargara cuatro pasajes, y contestó que no, que la orden que había era de un mínimo de cinco recargas. Allí me di cuenta de dos cosas: que en Tromerca insisten en abusar de los usuarios, y que el busetero me había robado descaradamente mil bolívares, por creer en él y no contar mi dinero.
Luego de responderle al taquillero, señalándole que ellos son los que dan la cara y reciben los reclamos, mientras su jefe Edward Rojas está muy tranquilo en su aire acondicionado y sin moverse de su oficina, seguramente almacenando en un gran cuarto las toneladas de billetes que recibe diariamente (quien sabe en qué los usará), me dirigí nuevamente al de seguridad en el torniquete.
Le dije que solo tenía ese efectivo y que no me habían recargado, y de tanto insistir fue que me dejó pasar, como si fuera un favor, cuando son ellos mismos, con sus altas tarifas y la falta de mecanismos más idóneos de pago, los que atentan contra el derecho a movilizarnos que tenemos todos.
Lo cierto del caso es que esto se repite a cada raro con gente como uno, que debe hacer inmensas colas en los bancos para que le den billetes, para luego venir a entregárselo dócilmente al presidente de Tromerca, porque a este señor no le da la gana de adquirir puntos de pago, con todos los millones que recauda diariamente en un sistema que cada día está peor, y la prueba está en el cementerio de trolebuses que tienen en Ejido… Si cuando tenían recursos no les daban el debido mantenimiento, hoy que escasea el dinero, mucho menos.
Y uno se pregunta: si un modesto comerciante de esos que dignamente se ganan la vida en cualquier acera de la ciudad, ya cuenta con punto de venta inalámbrico, ¿Porqué Tromerca que es una empresa que maneja dinero en cantidad de millones diariamente, no hace una pequeña inversión y adquiere por lo menos cuatro de estas estupendas maquinitas, para aliviarle la vida a sus taquilleros y a los usuarios? ¿Será que les interesa manejar tanto efectivo diariamente?
Lo he dicho y lo repito. Tromerca CA ya no cumple para nada su función social, para la que fue creada, y con la excusa ya fastidiosa de la supuesta “Guerra Económica” aumentó su pasaje de una manera que ya no es ninguna alternativa para el transporte en la ciudad, salvo que usted vaya de Mérida a Ejido o viceversa, y así si le resulta más económico, pero no le demos a Edward Rojas malas ideas, porque de repente se le ocurre también poner pasaje corto y largo. Y de la tercera edad, discapacitados o los estudiantes, olvídense, porque ya para Tromerca y para Edward Rojas no existen. (Ricardo Cabrera, CNP 3.560).