Una economía en efectivo

Por Germán Rodríguez Bustamante…

El dinero es esencial para el funcionamiento de una economía moderna, pero su naturaleza ha variado sustancialmente a través del tiempo. El dinero hoy es un tipo de pagaré, pero un pagaré especial porque en la economía todos confían en que será aceptado por otras personas a cambio de bienes y servicios. Hay tres tipos principales de dinero: efectivo en circulación, depósitos bancarios y reservas del banco central. Cada tipo representa un pagaré de un sector de la economía a otro. La mayor parte del dinero de la economía moderna está en forma de depósitos bancarios, que son creados por los bancos comerciales. El dinero es esencial para el funcionamiento de una economía moderna.

Venezuela es la única economía del mundo en hiperinflación en este momento en el mundo. La emisión del propio billete, la tinta y los mecanismos de seguridad para imprimirlos terminan siendo más costosos que el valor nominal de cada pieza. La autorización para el uso del dólar no ha mejorado las cosas en una economía que sufre sanciones internacionales y una industria petrolera quebrada por el despilfarro y la corrupción. No existe en el país un sistema de transacciones internacionales, que agilice las remesas de la diáspora. Ante los cuellos de botella generados por su propia impericia, el régimen encabezado por Maduro ha impulsado los sistemas de pago digital. Sin embargo, es el privilegio de una pequeña casta adecuada a ese ambiente.

La realidad es inobjetable, hay muy poca inversión extranjera en el país y la economía produce mínimas divisas. En este marco la informalidad ha arropado casi toda la economía, con transacciones en efectivo en divisas con una nula tributación. En los países donde el dinero electrónico ha avanzado mucho, los requerimientos de efectivo son bajos. Pero en países donde la economía informal es elevada y hay problemas con el empleo, las necesidades de efectivo pueden ser muy altas, y ese es caso de Venezuela. El Banco Central de Venezuela emitió tres nuevos billetes en bolívares, ninguno de ellos llega a valer un dólar. Tristemente no será posible una mejora en la economía, con maquillajes y coloretes que intenten ocultar las arrugas profundas de una economía en recesión prolongada.

El sector privado ha encontrado maneras de operar en medio de una dolarización parcial que permitió el régimen, para intentar sortear el efecto de las sanciones financieras impuestas por la comunidad internacional. Cuando tienes una dolarización incompleta en el sistema bancario, los actores buscan vías para que su empresa se mantenga operativa. En Venezuela en este momento circulan cerca de 2.500 millones de dólares. La gran mayoría de estos están en efectivo, lo que explica que el 80 % de las transacciones del país se haga en la moneda estadounidense, e indica que más de dos tercios de la economía venezolana está dolarizada de facto.  A pesar de que la liquidez monetaria en bolívares haya alcanzado su pico histórico en abril, esto solo representa 455 millones de dólares, una cifra 45% menor a los depósitos hechos en divisa extranjera en la banca venezolana. En la Venezuela actual la hiperinflación es un fenómeno político que se origina a través de la manipulación de variables económicas, específicamente el valor de la moneda.

La unidad de cuenta indexada anclada a el valor de la unidad tributaria, como un mecanismo para calcular los impuestos, pero en un contexto de hiperinflación por más que se aumenten las unidades tributarias estas no logran aguantar el ritmo de deterioro de la moneda, por lo que el Estado se queda sin recaudación tributaria. En Venezuela hay alrededor de 3 millones de trabajadores públicos. Estos representan el 25 % de la fuerza laboral venezolana y son los peores pagados del país. Las personas que trabajan para el Estado no ganan más de cinco dólares mensuales en promedio. Estos más tres millones de personas son a quienes la dolarización de facto, los dejó rezagados. Desafortunadamente todas las Naciones que han vivido bajo hiperinflación se indexan a una moneda fuerte espontáneamente, pero este proceso es desincronizado, desigual y deja a actores rezagados, como los empleados públicos.

La economía nacional esta seca de bolívares, pero arropada de dólares, la gran mayoría de transacciones se perfecciona en divisas, y en su gran totalidad en efectivo con una nula tributación. Situación que alimenta la construcción de grupos protegidos que acumulan riquezas y fortunas obscenas. Convirtiendo al país en este momento en un paraíso fiscal, de libre acceso a grupo de uniformados con estrellas y chatarreras con poca baja formación intelectual, y civiles sedientos. El efectivo en divisas circula por las calles venezolanas como caramelos de una piñata, construyendo una economía artificial que poco contribuye con el desarrollo del país. La actividad económica es nula, simplemente hay transacciones de sobrevivencia en una economía informal, en la cual los actores remiendan billetes, y comercializan los deteriorados al descuento, para mantener una armonía inexistente. Las riquezas groseras obtenidas se acumulan como botines de narcos, guardados en caletas y fondos inmobiliarios, ante el tufo hediondo de los tesoros revolucionarios. El esfuerzo, la dedicación y la perseverancia es sustituida por la viveza criolla, la corrupción y la descomposición social. Los dólares en efectivo en esta Nación tropical, son el néctar que mueve la maquinaria revolucionaria.  

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