Una gran lección

Por: Eleazar Ontiveros Paolini…

La tragedia calamitosa  de la pandemia  causada por el “Coronavirus”, aunque del todo indeseable, le ha permitido a la humanidad, a la generalidad de los gobiernos, responsables de la salud pública de sus respectivos países, ponerse de acuerdo unánimemente, como nunca antes  había sucedido, para enfrentar en función de pautas y procedimientos establecidos por la Organización de las Naciones Unidas, un problema que no respeta ningún límite geográfico, ya que la expansión  es indeterminada.

Todo se debe a que las endemias y las pandemias, siempre son procesos característicos de organismos con un alta infectividad, lo que los hace efectivos  en cuanto a  satisfacer la llamada “presión poblacional”, es decir, subsistir pasando de hospederos a hospedaros por vías de eliminación efectivas, con lo cual sobreviven y se multiplican. Esto, en principio, nos dice que esa presión poblacional se combate impidiendo que los infectados infecten a sanos y que los sanos eviten ser infectados de acuerdo a normas que en cada caso se dan. Minimizados los medios humanos en  que pueden alojarse, reproducirse y expenderse, la presión poblacional  puede ser neutralizada.

Ante problema de tal magnitud y considerando que es del todo imposible a pesar de los esfuerzos que se hacen, evitar en un cien por ciento que el virus ataque a ciudadanos venezolanos, la ciudadanía “tiene la obligación” de tomar conciencia poniendo  en práctica con la propiedad requerida, las recomendaciones preventivas que se dan  conocer profusamente por todos los medios de comunicación y redes sociales, las cuales representan hasta ahora, por carecer de una vacuna para la protección específica o de un medicamento efectivo.

Como el conocimiento de ciertos hechos y procedimientos no inducen obligatoriamente al individuo a ponerlos en práctica, el papel del Estado es determinante en cuanto a implementar la metodología  y la forma de cumplir y hacer cumplir con  todo lo que aconseja la Organización Mundial de la Salud. Tal es el caso de los procedimientos específicos de diagnóstico, los aislamientos colectivos,  la regulación del transporte, autorización de solo los  desplazamientos indispensables, el uso de antibióticos para evitar que otras infecciones se den simultáneamente con la del virus, a lo que se puede agregar desde el punto de vista institucional, la necesidad de suplir a los hospitales y otros centros de atención de lo necesario para la atención y a los médicos y enfermeras de los respectivos sistemas de protección.

Es indispensable que se actúe de manera conjunta, para lograr algo que resulta básico en este tipo de problemas: la influencia recíproca de las conductas. Ella lleva a la interacción social,  permitiendo que el individuo que actúa  de manera propia por  pertenecer a diferentes grupos, edad,  sexo,  religión y quehacer económico,  al desempeñar papeles disímiles, proceda en  correspondencia con los demás sobre un único hecho, la pandemia en este caso, pues de lo contrario se generarán problemas de entendimiento y comportamiento, facilitando lo que más se desea evitar: la diseminación.

Si bien el Gobierno ha procedido de manera acertada suspendiendo las actividades en todas aquellas reparticiones en que la concentración de empleados y público en general es inevitable como en escuelas, liceos, espectáculos públicos, competencias deportivas y cumplido con otras recomendaciones, el problema lo debe estimular para entender de una vez por todas la impostergable necesidad de dedicarse  a resolver con eficiencia la precariedad de los servicios públicos, los cuales, como el agua necesaria para la medida más recomendada en la prevención de “Coronavirus”: el lavado prolijo y reiterado de las manos, son completamente irregulares y en muchos lugares inexistentes.

Como colofón: ¿no resulta aleccionador el hecho de que si como humanidad nos hemos puesto de acuerdo para combatir algo que nos es por igual perjudicial, también podamos ponernos de acuerdo para lograr mancomunadamente programas bueno puede ser la eliminación absoluta de las armas nucleares? ¿Una lucha definitiva, aunque haya repercusiones económicas, contra el cambio climático? ¿Prohibirse mundialmente la producción de productos clorofluorocarbonos  que destruyen la capa de ozono, como son los aerosoles, desodorantes, insecticidas, pinturas, etc.?