Ante la total ausencia de los agentes del orden público como los del tránsito terrestre, el vandalismo, la delincuencia y la anarquía vehicular, imperan en La Parroquia, apacible y pintoresca comunidad de la Parroquia Juan Rodríguez Suarez del Municipio Libertador.
Por las calles y avenidas que circundan a La Parroquia es notoria la anarquía en el tránsito, cualquiera estaciona su vehículo a su antojo, obstaculiza el libre tránsito peatonal y vehicular, no ha habido forma ni manera de contar con el servicio permanente de la Policía Vial, a lo que se suma el accionar del vandalismo en los banquillos de la Plaza Bolívar, cuyos protagonistas son entre otros, los eternos beodos que hacen vida allí de día y de noche, algunos alumnos de los centros educativos circundantes a la Plaza, quienes en sus ratos libres y/o salida de clases, acuden a la misma, poco les importa encaramarse, brincar sobre los banquillos hasta deteriorarlos a su antojo.
La situación se torna por demás insostenible para los habitantes de La Parroquia, cansos de exigir la presencia policial, la cual se observa por tiempos de cuaresma y cuando aparecen por gracia de la suerte, pueden observar la acción vandálica en la Plaza Bolívar, actos que atentan contra la moral y buenas costumbres, pasan como sí nada ocurriese en el sector, están más pendientes de su celular y de otros menesteres, que hacer valer sus funciones como garantes del resguardo y protección de la ciudadanía, bienes e inmuebles.
La acción delictiva, el vandalismo, la anarquía vehicular, juegan garrote en La Parroquia, al extremo que la propia Iglesia Parroquial ha sido víctima de los indeseables que tienen invadida esta comunidad merideña, ante la mirada indolente de los Cuerpos de Seguridad del Estado, que todos los días, brillan por su ausencia.
Giovanni Cegarra, G.C. CNP. 2229