Verdi Larense

Por: Ramsés Uribe…

Biografía artística. Si bien en algunos casos hubo y hay artistas con una vida bohemia a la manera del antiguo filósofo Diógenes el perro, o el perruno, también los hay muy formales. Un ejemplo emblemático como símbolo de la música italiana, especialmente la ópera, es el gran Giuseppe Verdi. Llevó una vida relativamente tranquila, era lo que se llama un hombre de familia, dedicado a su trabajo como compositor musical y director de orquesta ocasional. Según Osborne (1985) y Salvat (1983), nuestro artista era melancólico, con un carácter susceptible y orgulloso que no le permitía pensar en fracasar.  A pesar de que fue rechazado para estudiar en el Conservatorio de Música de Milán, fue apoyado y educado por profesores maestros en el arte musical como Vincenzo Lavigna. Resulta evidente lo importante del apoyo educativo para un niño o joven que busca su porvenir. Sin la ayuda externa, al ámbito familiar es cuesta arriba cosechar el éxito en cualquier empresa individual. Son notables los casos de grandes figuras del arte o la ciencia que fueron rechazados por el sistema educativo. Sin embargo, otros son pateados a la calle de la ignorancia y de allí al anonimato y a la miseria. La juventud del compositor europeo fue sacrificada como la de los victoriosos, sin diversión,  su vida transcurre con severas lecciones del arte musical, sobretodo de tutores particulares. A Verdi, la desgracia lo acompañó en los primeros años luego de iniciar su carrera en el teatro vocal portentoso, con el fallecimiento de algunos de sus seres queridos. A los 26 años compone su primera ópera “Oberto” que es representada nada más y nada menos, en la famosa Scala de Milán. En su primer trabajo artístico logra triunfar relativamente, adquiere confianza en su capacidad y se da a conocer. Un sector de los estudiantes actuales de arte y de otras disciplinas académicas pretender la celebridad y fortuna instantánea sin esfuerzo sostenido. Lo importante es atreverse con los proyectos y sueños anhelados, sin importar la falta de experiencia o conocimiento; eso sí hay que estar bien preparados como lo hizo el buen Giuseppe. Su segunda obra “Un giorno di regno” (traducido del italiano como: un día de reinado) , es poco acogida, mejor dicho, desastrosa. En la tercera es la vencida, reza el dicho popular; al estrenar su tercera obra “Nabucco”, simplificación del nombre del rey Nabucodonosor, por fin logra llegar a la notoriedad pública. Así continúa su vida profesional como en una montaña rusa de subidas y bajadas, pero haciéndose cada vez de una mayor reputación y fama. Increíble, el formidable director de las canciones bellísimas a los 80 años de edad, compuso su última ópera, Falstaff, que cierra una larga jornada vital muy productiva. Así podría ser emulada por todos su brillante existencia y sentir la satisfacción de haber vivido con total plenitud.

Música maestro.  En alguna obra fracasada el empresario del teatro, Bartolomeo Merelli, con astucia y persuasión logra por fortuna convencerlo de seguir adelante. De esta forma el artista demostró ser resiliente al adaptarse frente a la tragedia y reponerse para bien de la música y de él mismo. Así lo han hecho los valientes criollos frente a la ruda situación país de nuestros días. ¿Cuántas veces nuestra familia o amigos nos hacen desistir y salir de nuestra frustración ante los fracasos o dificultades para seguir adelante?. Es un claro sendero hacia el éxito existencial y de toda índole. Verdi continuó trabajando en sus obras operísticas con altibajos, hasta que de nuevo llega el preciado laurel con su “Atila”, que en su estreno emocionó tanto al público que …“fue saludado como un héroe por los venecianos y fue acompañado hasta su hotel en medio de flores, bandas y antorchas”, refiere el autor Charles Osborne; quien por cierto creo que nada tiene que ver con el rockero Ozzy Osborne.  

Los periplos intensos de la carrera musical del gigante de Verdi, nos enseñan la complejidad del orbe artístico, especialmente de la ópera,  que el público desconoce y hasta minimiza y asumen con banalidad e ignorancia. Empezando por conseguir un director que puede ser el mismo compositor, un libreto adecuado y un escritor serio que lo lleve a cabo, los músicos, el teatro renombrado, los cantantes, entre otros menesteres, son requerimientos obligatorios para presentar decorosamente una obra musical. Análogamente, en la administración pública se amerita en primer lugar un gerente eficiente y serio con un equipo de trabajo competente y muy responsable, recursos técnicos y financieros y un proceso administrativo científico, como mínimo para gestionar adecuadamente los organismos oficiales desde los más chicos hasta llegar a un ministerio regordete. El éxito de un artista o cualquier trabajador o profesional como de un país, depende de un gobierno honesto y eficaz,  en un Estado democrático creíble y con la menor corrupción posible, por lo cual urge el adecentamiento y rescate de los valores universales auténticos, no los que imperan disfrazados de tales para desgracia de muchos pueblos como Venezuela, Cuba y Nicaragua, entre otros. Para muestra un pinito de amargón: la bochornosa, burlona y humillante entrega a cuenta gotas del bono vacacional a los funcionarios públicos con fines inconfesables del patrono gubernamental. No se puede exigir la esclavitud a la masa trabajadora, aunque ahora reducida, del magisterio, las universidades y el sector salud, entre otros, a que trabajen por beneficios microscópicos.  

Algunos aportes verdianos. Es una sorpresa histórica descubrir que el gran artista del bel canto italiano era un parlamentario con todo y su curul. Verdi representaba al símbolo nacional de la esperanza, la identidad del pueblo italiano y del patriotismo nacional. Además  se sabía que el compositor era liberal, pero pocos saben que era una persona por completo sensible al tema social. Luchó por abrir y mantener una casa de reposo para artistas veteranos. José Luis Téllez, escribe que: “por lo dilatado de su existencia y por lo inquebrantable de sus principios, se produce esa evolución deslumbrante, asombrosa, quizás sin posible parangón en la historia de la música o del teatro”. Es uno de los pocos artistas que denuncian las otras penurias y atropellos que tienen que padecer, como la incomprensión del público y la feroz e insaciable presión de los empresarios del campo artístico que exigen cada vez más producción de obras como si el artista fuera una máquina; eso sin contar con su pelea con la implacable censura.

Ramsés Uribe, profesor de la ULA

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1-8-2022