El Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida), desde el año 2017 se ha preocupado por estudiar en Mérida, y en toda Venezuela, el tema de la violencia autoinfligida, la cual comprende cualquier agresión que un individuo perpetre contra sí mismo. Este tipo de violencia incluye desde la ideación suicida, los intentos de suicidio y la consumación del acto suicida, hasta las autolesiones que no tienen como objetivo quitarse la vida.
Para llevar a cabo el camino investigativo sobre este rostro de la violencia, el OVV Mérida se ha valido de diferentes procedimientos metodológicos con base en la consulta y revisión exhaustiva de distintas fuentes de información para lograr triangular cada año sus resultados y aproximarse a entender el comportamiento cuali-cuantitativo pasado, presente y futuro de este flagelo.
Precisamente la ponencia presentada el pasado 20 de noviembre en las instalaciones del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES), ubicado en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES) de la Universidad de Los Andes (ULA), persiguió como objetivo dar a conocer los resultados derivados de varios estudios desarrollados por dicha organización, con la presentación titulada: “Violencia autoinfligida en Venezuela: tendencias y contrastes entre fuentes de información”, a cargo de Gustavo A. Páez S., profesor titular de la ULA y actual Coordinador del OVV Mérida.
La conferencia estuvo estructurada en cuatro partes, según las fuentes de información a las cuales recurre el equipo de investigación para el estudio de este tipo de violencia: cifras oficiales públicas, cifras oficiales no públicas, cifras internacionales, medios de comunicación e informantes clave.
Las cifras oficiales públicas más recientes divulgadas en el país que sirven de base para estudiar la violencia autoinfligida, sólo desde el ángulo de las muertes por suicidio, son las expuestas en los anuarios de mortalidad de los años 2014 y 2016, editados y publicados por el Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS). Desde el ángulo de esta fuente, en la ponencia se destacó que las muertes por suicidio (en conjunto con los homicidios) pasaron de estar ubicadas en el quinto puesto dentro de las principales causas de muerte de los venezolanos, en el año 2014, a posicionarse en el tercer lugar en 2016. En el caso específico de las muertes por suicidio, en valores absolutos, pasaron de 569 a 843 casos, esto sin considerar el número de muertes de este tipo que quedan ocultas dentro de la categoría estadística de muerte de intención no determinada (MIND).
De la revisión de estos anuarios, pero para un período más extenso (1995-2016), el OVV Mérida cuantificó un incremento de las MIND, durante ese lapso, de 281%, y, además estimó un subregistro promedio del período que ronda el 46,9%. En otras palabras, en Venezuela, cerca del 47% de las muertes por suicidio no se registraron como tal durante ese tiempo, lo que ocasiona una subestimación de las tasas por quedar “ocultos” muchos casos de probables suicidios dentro de las MIND. Otro dato que surgió de la revisión de la comparación de los anuarios de 2014 y 2016, es que al menos en 15 entidades federales aumentó la tasa de suicidios.
Por su parte, en cuanto a las estimaciones obtenidas haciendo uso de cifras oficiales no públicas (provenientes de expedientes policiales), en la conferencia se expuso que la tasa de suicidios en Venezuela aumentó entre 2015 y 2018, y probablemente llegó a duplicarse, todo como consecuencia principalmente de la aparición de la emergencia humanitaria compleja, que surgió después de 2013. Luego, desde 2018 y hasta 2023, el indicador ha tendido a descender un poco pero siempre exhibiendo cifras superiores a las estimadas antes de la emergencia, orbitando las 8 muertes por suicidio por cada 100 mil habitantes. No obstante, se destacó que, entre 2022-2023, la tasa ascendió en 6,5%.
Con base en esta misma fuente, las estimaciones a nivel de entidades federales revelan que el estado Mérida se ubica en el primer lugar dentro del ranking nacional de la tasa aludida, año 2023. Posición que ha ocupado de forma ininterrumpida desde inicios de los años 2000. Dentro de este ranking le siguen en importancia a Mérida, las siguientes entidades: Táchira, Distrito Capital, Trujillo y Lara. En adición, al comparar las estimaciones de 2022-2023, se destacó en la ponencia que al menos en 17 entidades se incrementó la tasa.
Otros datos que surgieron fueron las diferenciaciones por sexo y edad de las muertes por suicidio. Según la primera variable, la mayor parte de los decesos por la causa en cuestión acontecen en hombres (82%). Desde la perspectiva de la edad, los adultos de 30 a 59 años concentran 49,7% de las muertes, sin embargo, en los individuos jóvenes de 15 a 29 años se muestra un valor importante e inquietante de 29,3%, siendo que estos últimos aglutinan 15 edades, mientras que los adultos congregan a 30, lo que significa que es más frecuente el suicidio en las personas jóvenes.
Las cifras internacionales mostradas fueron principalmente las estimaciones hechas por el Instituto de Medición y Evaluación de la Salud (IHME por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington en Estados Unidos. Los resultados de esta institución coinciden con las estimaciones del OVV, la tasa de muertes por suicidio se incrementó en Venezuela y se mantiene rondando las 8 muertes por cada 100 mil habitantes.
Se expuso entonces que, con base en esa cifra, el país se ubica por debajo de la tasa media mundial (de 9,5) y continúa en el 7mo lugar en Suramérica. Además, muy alejado de las naciones con las tasas más elevadas del mundo: Groenlandia (59,6), Guyana (31,3), Corea del Sur (25,8), y Lituania (25,9), siendo que el problema de Venezuela no es que su tasa esté equiparada a las más elevadas del planeta, sino que el problema estriba en que el indicador ha venido mostrando una tendencia al incremento, y eso es una razón de mucho peso para encender las alarmas en la sociedad venezolana.
En adición, las estimaciones del IHME muestran un aumento en el número de casos en personas de 50 años y más, lo que condujo a decir que estos resultados podrían estar conectados con el éxodo migratorio hacia el extranjero de venezolanos, donde más del 80% de las personas que han emigrado se encuentran entre los 15 y 49 años, tomando cada vez mayor importancia numérica y porcentual los adultos (50-64 años) y adultos mayores (65 años y más), los cuales quedan expuestos –unos más que otros– a diversas situaciones adversas derivadas de la crisis humanitaria que aún persiste en Venezuela.
Las dos últimas fuentes de información exploradas fueron los medios de comunicación e informantes clave, durante el lapso 2020-2024, donde se aclaró que estas fuentes sólo ofrecen una visión de los casos que logran ser conocidos por la sociedad a través de las mismas. Por diferentes motivos, se expuso, que los medios y los informantes no van a tener conocimiento necesariamente de todos los casos que acontecen en la realidad. Lo cierto es que estas fuentes revelan un aumento anual del número de casos reportados de muertes por suicidio y de intentos de suicidio. El OVV Mérida atribuye ese acrecentamiento a dos factores combinados: el primero es que cada año ha crecido el interés de parte de los periodistas, medios e informantes por reportar este tipo de violencia; segundo, es muy probable que, en los ámbitos de cobertura periodística de aquellos, se estén dando cada vez más casos de suicidios y de intentos, que los conducen, precisamente por el interés creciente en el tema, a reportarlos.
Finalmente, la conferencia cerró con un conjunto de reflexiones finales. La primera se refirió a que la tasa de muertes por suicidio en Venezuela exhibe de nuevo una tendencia al aumento (2022-2023) y se mantiene con un valor superior al de las estimaciones obtenidas años antes de la emergencia.
En segundo lugar, para el OVV Mérida todo parece indicar que la fluctuación del nivel numérico de la tasa de muertes por suicidio en Venezuela, sigue el ritmo que le imprime principalmente los altibajos de la emergencia humanitaria y sus impactos asociados, en conjunto con el peso que puedan tener sobre las personas diferentes factores de riesgo relacionados con conductas suicidas.
Para cerrar, en tercer lugar, la organización ratificó una vez más que, mientras no acontezcan en el país cambios estructurales económicos y político-institucionales que frenen la crisis actual y que mejoren sustancialmente las condiciones de vida y abran un horizonte de progreso para los venezolanos, y en tanto no se pongan en práctica políticas públicas en materia de prevención de la violencia autoinfligida; difícilmente se conseguirá estabilidad emocional y salud mental en la mayoría de la población, en consecuencia, el comportamiento suicida continuará siendo un problema de salud pública y de preocupación.
Gustavo A. Páez S.
Profesor ULA y Coordinador del OVV Mérida. Ponente del conversatorio organizado por Un café en el IIES
24-11-2024