Viralizando la violencia

Por: Rosalba Castillo…

El mundo entero despertó viralizado, hablando de la violencia en el escenario de Hollywood durante la entrega del Oscar 2022, debido a una mala broma hecha por el conductor del espectáculo, acerca del corte de cabello de la esposa afrodescendiente de uno de los nominados a la estatuilla cinematográfica. El personaje reaccionó de manera automática con una bofetada contra el autor del comentario para luego alzarse con el galardón momentos más tarde, a la vez que pedía disculpas por lo sucedido. La sociedad digital, esa misma que semanas antes hizo viral su mirada sobre el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, mantuvo su tendencia ocupándose de este episodio de violencia, para centrar sus palabras sobre la agresión que se desarrolló ante la mirada de quienes, por diferentes plataformas asistieron al evento. Una vez mas se repudia el hecho del maltrato sin importan de quien provenga.

La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, revisa el inédito hecho. Analiza desde eliminarle, al galardonado su merecido premio, hasta la expulsión de dicha institución. Sin embargo no le coloca el microscopio a las repetidas burlas del conductor quien  no respeta los limites humanos, siempre llevando a las personas al borde con sus  comentarios.  Violencia, de parte y parte, en sociedades violentas. Evidenciamos con este capítulo y sus consecuencias cómo se ha normalizado la agresión en la humanidad. El maltrato se viste con varios trajes, que en ocasiones no logran ser percibidos cuando estamos también ante agresiones pasivas. Y es que el bullyng es una vieja practica de entretenimiento, en la que todos nos hemos vistos inmersos y pareciera formar parte de las relaciones cotidianas, sin darnos cuenta de que no entendemos, en qué consiste la violencia y cómo correr lejos de ella.

 La violencia es destructiva. Empezamos con esa práctica social en el lugar que debería ser el más seguro, nuestro hogar. Ya conocemos estadísticamente que es allí donde se desarrollan los incidentes más fuertes de ataques entre los diferentes miembros de las familias. La agresión se va construyendo de manera silenciosa y vamos perdonando poco a poco sin darnos cuenta de que vivimos en él. Se nos enseña a hacer silencio para ser complacientes y aceptados por los demás. Callamos como parte de esa cultura que imita lo que vimos en casa. Ser tolerantes al maltrato sigiloso. Esos embates que empezamos normalizando en nuestras vidas. Se nos hace difícil aceptar que esta violencia la construimos nosotros mismos, cuando nos permitimos, no reconocer aquello que nos hace sentir bien y aquello que no.

Desconocemos cuando somos cómplices de hacernos daño, aceptando en nuestras familias, trabajos, parejas y amigos, situaciones donde se nos desvaloriza, hasta hacernos  nuestra dignidad por ser integrados dentro de los diferentes grupos. No amarnos es nuestro verdadero cáncer. En ocasiones no sentimos las señales de estar siendo maltratados. Vamos de puntillas, para no molestar a nadie, pero nos estamos flagelando cada día. Somos complacientes con una sociedad que nos va imponiendo, cómo debemos ser. Cuando despertamos, estamos siendo nuestras peores víctimas y por supuesto la de los otros. Se nos hace difícil aceptarnos como somos. Y por eso nos castigamos al vernos al espejo, ante una crítica destructiva, al compararnos con otros con habilidades diferentes, al exigirnos más de lo que podemos dar y también con la falta de amor propio y la baja autoestima.

Es por eso por lo que debemos construirnos en el respeto a uno mismo, hacernos conscientes y amarnos primero a nosotros. Sin necesidad de generar cambios físicos e internos para conseguir algo que pensamos llenará nuestras expectativas, a sabiendas que resultará todo lo contario. Esa fuerza interior para vernos y aceptarnos como realmente somos nos dará la razón para enfrentarnos con herramientas diversas, ante un mundo violento que intenta agredirnos.

Ir por la defensa de nuestros límites, luego de reconocernos, hará que en ninguna circunstancia aceptemos actitudes violencia, físicas o psicológicas por más pequeñas que resulten. Expresándonos con firmeza y sobre todo, con mucha claridad. Uno de los grandes fantasmas de las agresiones es el apego afectivo. En nombre del amor maltratamos, sufrimos y aceptamos colocar nuestro bienestar y estabilidad en manos de otras personas, que tienen una manera de amar destructiva. Entendamos que el verdadero amor nunca maltratará. Entendamos que no podemos amar a nadie más que a nosotros mismos. La solución para prevenir la violencia está   en fortalecernos desde el interior. Y si aun así eres víctima del maltrato, denuncia, conversa sobre el tema, busca redes de apoyo, infórmate, pero nunca te quedes en silencio.

Jada Pinkett Smith no tenía que aceptar una broma. Tampoco nosotros

rosaltillo@yahoo.com

02 04 2022