Por: Ramsés Uribe…
Introducción. No parece ser un feliz día laborable, del trabajador. A propósito del calvario de los apagones, estamos más tiempo oscuros que alumbrados y así hay mayor improductividad, dice el periodista emeritense, Jorge Villet (2022); aunque la propaganda gubernamental dice lo contrario. ¿Es en serio? Es la frase emblemática y llamativa de Fernando del Rincón, periodista mexicano. ¿Se puede celebrar el 1 de mayo? ¿Hay un día del trabajador? ¿Y no es todos los días?. Tradicionalmente se celebra un día especial para todos los que contribuyen a desarrollar su país, su región o su municipio con el sudor de su frente. ¿Puede afirmarse tal aseveración en Venezuela? Ciertamente siempre se celebra ésta efemérides como si nada pasara en materia laboral o económica. Para remedar que todo está bien. Lo cierto es que hoy al igual que ayer, el país caribeño continúa siendo improductivo y cada vez más. El legado a las nuevas generaciones es claro: más zánganos, vagolines y pedigüeños. Lo pertinente para el estado real del país es celebrar el día del flojonazo; darle un premio acorde al desmérito: un suculento fraude, una gruesa tajada estilo Odebrech. Pronto llegaremos a ser el país del eterno bostezo. Pereza y ocio siempre, esa es su consigna. La improductividad es un tema denunciado desde los años 70 del siglo XX hasta la década de los años 90, por connotados venezolanos como Arturo Uslar Pietri, justo antes de la hecatombe del país causada por el socialismo.
Macrón versus la improductividad. Parece ficción el hecho de que el reelegido presidente de Francia, Enmanuel Macrón, es nada menos que un filósofo y administrador. Curiosa y fantástica combinación exitosa. Ha pronunciado un discurso que redefine la política y la axiología social para mejorar a su país. Se ha enfrentado con los políticos de izquierda; en resumen y esencia dijo lo siguiente: “Hoy hemos derrotado la frivolidad y la hipocresía de los intelectuales progresistas. De esos que el pensamiento único es el de que todo lo sabe, y que condena la política mientras la practica…Nos impusieron el relativismo: la idea de que todo es igual, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, que el alumno vale igual que tanto como el profesor, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes. Nos hicieron creer que la víctima cuenta menos que el delincuente. Que la autoridad estaba muerta, que las buenas maneras habían terminado, que no había nada sagrado, nada admirable. El slogan era vivir sin obligaciones y gozar sin trabas. Quisieron terminar con la escuela de excelencia y del civismo. Asesinaron los escrúpulos y la ética. Una izquierda hipócrita que permitía indemnizaciones millonarias a los grandes directivos y el triunfo del depredador sobre el emprendedor. Esa izquierda está en la política, en los medios de comunicación, en la economía. Le ha tomado el gusto al poder. La crisis de la cultura del trabajo es una crisis moral. Hay que rehabilitar la cultura del trabajo… (Hacen parecer que)… la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente inocente. Defienden los servicios públicos pero jamás usan transporte colectivo. Aman mucho a la escuela pública pero mandan a sus hijos a colegios privados… Son esos que han renunciado al mérito y al esfuerzo y que atizan el odio a la familia, a la sociedad y a la república. Y con el mayor descaro se lucran de los bienes del Estado, y montan hasta negocios con el dinero mal habido a la vista de todos de la manera más cínica. Hoy debemos volver a los antiguos valores del respeto, de la educación, de la cultura y de las obligaciones antes que los derechos. Estos se ganan haciendo valer y respetar los anteriores.” (Macrón, 2022).
Sin duda el discurso macroniano anterior es impactante y también reconforta. Para buen entendedor un discurso claro, Nos alegra porque nos hace pensar seriamente que sí se puede mejorar la situación de los países, que sí hay líderes serios y que es importante rescatar las virtudes y valores eternos como el temor a Dios, tal como lo han proclamado desde hace siglos, los grandes filósofos y teólogos de la historia. Aparte denuncia los efectos perversos e infames del socialismo y la izquierda, no sólo en Francia sino que es una historia que se repite en muchas partes del mundo, particularmente en Hispanoamérica. Si el pensamiento del presidente francés se asemeja a lo acontecido en Venezuela, no es casualidad. Es producto de la implantación exitosa de una ideología destructiva contra Venezuela. El excesivo relativismo, la anarquía, la anomia, la criminalidad y la corrupción, la impunidad e injusticia son una amenaza a la racionalidad y a la democracia ya que no hay asidero alguno para la sociedad. Los valores y virtudes humanas amparados en un auténtico Estado de Derecho, no sobreviviendo en la oclocracia venezolana, hacen un mundo mejor; entre ellos, el valor al esfuerzo del trabajo lícito y bien hecho deben ser de lo más normal y no la excepción.
Conclusión provisional. El periodista Francisco Ita cuenta una anécdota ilustrativa para rematar la reflexión laboral: un familiar le decía que el día del trabajador era el más agotador de todos porque los sindicatos obligaban a los trabajadores a desfilar y madrugar para ese día muy temprano.
Esa historia cotidiana ha variado un poco hasta llegar al presente; así como para un grueso de la masa laboral se esforzaba para realzar su importancia social y reclamar sus derechos, ahora unos pocos acuden a desfilar para aparentar o complacer a sus patronos del gobierno, en lugar de representar dignamente al sector productivo.
Correo: ramaseum@yahoo.com
10-05-2022