Cuba: «Coffee Three Cents!»

Gerard Paez

Por: Gerard Páez Monzón…

Apenas recibieron la llamada de Mister Obama, «President of The United States of America», y comenzaron a gritar desaforadamente: «¡Coffee Three Cents!, «¡Coffee Three Cents!, «¡Coffee Three Cents!», ahogados en una explosión de adrenalina contenida por más de medio siglo de vida de perrarina, de feudalismo, de parasitismo, de hipocresía ante la vida humana.

Ya no podían aguantar un segundo más. Ahora Fidel podrá irse de este cubo de vida a otro cubo que le corresponderá, donde crecerá hasta convertirse en un capitalista, con toda seguridad. De seguro, en esa futura vez, será todo un McCarthy genuino, desde el nacimiento. No como aquí, que vivió la conducta de mendigo de calle, de lástima, e incompetencia ante el verdadero bienestar del pueblo cubano. Para eso es la barba en el feudalismo Suramericano y Caribeño, para tapar la debilidad, la falsedad del discurso pobre del comunismo. Fidel y el Ché son los que más gritan hoy: «¡Coffee Three Cents!».

Este paso se esperaba por los Castro. Como cuando uno se pone a esperar la salida del sol de manera consciente, y con un cronómetro en mano. Los minutos se hacen una eternidad, pero lo que sí es seguro es que la suma de esas eternidades resultara en el sol saliente. Después de una euforia es posible dispararse un deseo de morir. Habrá uno que otro dirigente del régimen que se lance de un edificio, pero el pueblo cubano lo que vivirá es un gran aire de liberación y podrá seguramente estallar en llanto. Sin embargo, el sentimiento de dolor interno, producto de la vida de perrarina por más de medio siglo, lo sentirán todos. Será suficiente que saboreen la libertad desde el primer momento, como será el simple hecho de poder hablar en sus calles con el alma libre, con sus vecinos, con sus compañeros de trabajo, de equipo de béisbol, con sus amigos, con su propia familia. La vida comunista que han llevado es un «Biafra» de vida humana.

Será muy lento el proceso para los norteamericanos, ya que es una brisa en el mar de las ocupaciones «in progress» que llevan en sus vidas cotidianas de producción. Pero para los cubanos será una avalancha de sucesos. Cuba ha estado aislada por sus propios errores, e incrustada en un mundo feudal de la peor conducta corrupta y parasitaria. Para cada ciudadano cubano, sin importar la edad ó el embarazo, será explosivo en densidad humana y diversidad mental. Es un viaje al futuro en un tren bala. Valdrá con solo darle un primer mordisco a una hamburguesa McDonald’s para sentir la diferencia de vida que han llevado, y derramar una lágrima parecida a la lava por su ruta de origen, desde lo más profundo de su ser.

Será como el descubrimiento de América, pero refinado esta vez porque es con The United States of America, NO con la hermana mayor de la ex-Unión Soviética, tampoco con la nueva prima hermana de la Venezuela mediocre del chavismo petrolero. En la integración entre países comunistas es un fruto la proliferación de lo que se puede ver en la Habana, una inmensa cantidad de personas sanas y jóvenes para el trabajo, reposando en grupos durante todos los días. Sus ambientes reflejan dinámicas rutinarias y expresiones robotizadas en su gente. Previniendo todo de una misma fuente, del «Bureau Centrale». Esto sí es seguro, la dinámica norteamericana arropará rápidamente la rutina empobrecida de la vida de todos los cubanos. A nadie en Venezuela, le hace falta una explicación de lo que ha sido la vida cubana porque lo estamos viviendo en el chavismo. Van a empezar en Cuba, a escupir las imágenes de Fidel; identificaran la cara de asesino del tal Che. Ya esto se hace en Venezuela con la imagen del difunto por la cultura democrática reciente. Cuba vivirá sus primeros días como el ser que es liberado de una cárcel de alta seguridad de tercer mundo, luego de descubrir que se cometió un error en la sentencia de 53 años. Antes de dormir, cada cubano tendrá su lágrima nocturna como una manera de reconciliar el sueño.

Cuba debe ahora acomodar su ser y sacar del baúl el acto del perdón en todos sus matices y activarlo en cada nivel de vida social y familiar, porque el estallido de trabajo va a ser muy explosivo. Solo con abrir la línea de ferris entre Key West y la Habana será suficiente para convertirse en un país, no diferente, sino en ser país. No un territorio disfuncional, que como los biólogos profesan: «Si NO funciona, NO existe». Este acto de «¡Coffee Three Cents!» por Cuba los obligará a ser funcionales en una sociedad mundial responsable, pues tratar con individuos responsables como es el componente social de los EEUU, es obligatorio ser país, ser funcional.