Un modelo inservible y una gestión corrupta

Por: Germán Rodríguez…

Los modelos son representaciones ideales o simplificadas, que ayudan a la comprensión de sistemas reales más complejos. En el caso de la economía se usan para explicar su funcionamiento, las relaciones entre los factores y elementos y para realizar predicciones sobre el comportamiento de los hechos. Los modelos pueden tener una función descriptiva que se refiere a como un sistema económico teóricamente funciona o una normativa, que se refiere a como los agentes económicos (incluyendo la sociedad en general) deberían comportarse o el cual debería ser el objetivo de la economía, en definitiva intentan simplificar la realidad. Desarrollos en la teoría económica pueden utilizarse para apoyar posiciones políticas.

En el caso venezolano la revolución ha utilizado algunos elementos de los modelos económicos para justificar su actuación, por ejemplo sus esfuerzos para eliminar la pobreza, a pesar de que los mismos han terminado en pura retórica, sin avanzar en los elementos que impactan a la pobreza, en consecuencia el fenómeno se profundiza cada día más, llegando a la miseria extrema. El modelo de planificación centralizada pretendido por el régimen, según el cual debía progresarse hacia una etapa en la que el Estado fuere propietario de los medios de producción, ha caído en la ruina total llevándose en el camino a los ciudadanos.

Problemas de adaptación a los cambios experimentados en el entorno colocaron a nuestro país, en una situación vulnerable sin poder reaccionar a tiempo, las previsiones fueron y son inútiles en consecuencia reina la improvisación en todos los aspectos del acontecer económico. La burocracia al servicio del Estado creció, convirtiéndolo en un paquidermo deforme, sin capacidad de reaccionar y la estructura de gestión pública en un lastre pesado financieramente, con una productividad en etapa terminal. No existen datos confiables para poder asumir los riesgos derivados de inversiones y sostenimiento de iniciativas empresariales, el entorno económico es totalmente hostil para la actividad privada.

Estas razones desnudan el fracaso del modelo, experiencia que no ha funcionado en ninguna parte del mundo; sin embargo la dirigencia revolucionaria pretende imponer por la fuerza, obviando las relaciones entre los factores y hechos económicos que los obligarán a corregir el rumbo por la inviabilidad de las políticas adoptadas. Lamentablemente mientras los ajustes se difieren los venezolanos vemos como nuestra calidad de vida empeora; quedando una casta conectada con el poder protegida de las inclemencias del entorno social, económico y político.        

El modelo económico es inservible para intentar resolver los problemas presentes en el entorno, por el contrario la continuidad del mismo profundiza los daños. La gerencia del modelo está en una situación similar, entendiendo la gerencia como un proceso mediante el cual variadas acciones integradas busca administrar recursos, bien sean técnicos, humanos, tecnológicos y financieros, aplicando distintas herramientas para lograr un fin determinado y así alcanzar  metas comunes   en   la organización, bien sea esta pública o privada.

En el ámbito de la gestión de gobierno, esto conlleva a la necesidad de predecir el futuro, anticipar en el presente lo que pudiera ocurrir después de hoy y lograr que el futuro delineado sea una realidad; en correspondencia el gobernante debe definir en conjunto con sus colaboradores una estrategia, para crear una acción de anticipación o respuesta que debe adoptar un gobierno frente a los riesgos u oportunidades presentes o esperadas en el entorno, basadas en sus fortalezas y capacidades, y en concordancia con su plan.

Estos principios administrativos están ausentes en la gestión pública revolucionaria; no existe responsabilidad moral y política, concebida en términos jerárquicos; no hay compromiso de las organizaciones públicas con respecto a la autoridad política electa, con una cultura organizacional, para el abordaje de los problemas y las soluciones de la colectividad; no hay grado de involucramiento, motivación, e inclusión de los actores o servidores en el proceso, con la finalidad de mejorar, optimizar los servicios y buscar  la capacidad de gobierno para lograr  condiciones de mejora continua en los procesos administrativos, y así resolver de manera eficiente y expedita los problemas que presenta la sociedad en su conjunto.

La gerencia publica fue asaltada por un régimen de corte militarista que utilizo a los integrantes de las fuerzas armadas, como gerentes forrados de valores morales superiores y quienes con esa reserva tomaron la conducción de ministerios, empresas básicas e instituciones con resultados fatales para la salud del Estado. La corrupción infecto toda la estructura gerencial pública a nivel central, estadal y municipal, dejando un Estado putrefacto y a un gobierno comprometido con el mayor desastre cometido en contra de un país y su pueblo. Pareciera que la capacitación demostrada para el ejercicio de un cargo en particular no es necesaria, es suficiente ser militar o camarada, estar vinculado con la proeza golpista de los años noventa y demostrar una subordinación a la calaña que maneja el país.  Con estos criterios para la selección de los funcionarios públicos que ocupan cargos de alta gerencia, era previsible anticipar los resultados que muestra la gestión revolucionaria. El modelo no sirve y la gestión es peor.

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