Razones y pasiones: La única solución

Por: Eleazar Ontiveros Paolini…

Aunque no se haya tratado de un proceso formalmente establecido, apegado a previas disposiciones procedimentales, sin la menor duda las concentraciones en Venezuela del 23 de enero que, según expertos, llegó a la cantidad de unos 10 millones de participantes, se puede catalogar como un referendo en el cual los venezolanos le dijeron al régimen que  debe producirse una inmediata transformación, pues lo que vivimos se hace cada día más insoportable, pudiendo generar por la fuerza de los hechos, situaciones que nadie desea.

Aunque muchos piensen que no es así,  estimamos que si Maduro y sus asesores toman la decisión sabia, política, patriótica, democrática y sobresaliente  de que mediante un convenimiento acordado con la oposición se produzcan  elecciones generales para la escogencia de todos los poderes y que en las mismas el árbitro sea un nuevo CNE conformado por dos representantes del gobierno, dos de la oposición y un quinto acordados por las partes, el ex -Presidente tendría un espacio positivo en la historia de Venezuela y con ello cierto reconocimiento. Esa posibilidad implica meditar con la mayor objetividad, desechando obcecaciones ideológicas, pues como dice Bocarada “Se agota el tiempo de la moderación”. Lo otro es pura terquedad y soberbia por  seguir Maduro asegurando públicamente  que “tiene  todo el control del país”. Siempre es el pueblo el que tiene el control y solo por su intermedio se debe  decidir quiénes deben gobernar, requiriéndose para ello procesos eleccionarios limpios y transparentes, diferentes a los megafraudes que se orquestaron para conformar la Asamblea Constituyente y para elegir presidente en mayo pasado.

Maduro alardea una y otra vez que estaría dispuesto hasta hablar con el diablo para discutir las opiniones encontradas, pero no termina por darse cuenta de que  lo que desea la gran mayoría de venezolanos  es que la oposición logre  un acuerdo para concretar  un proceso electoral general, regido por un nuevo CNE  y que se delinee un   proceso de transición satisfactorio. A ello se suma, la liberación inmediata de los presos políticos y el reconocimiento de la Asamblea Nacional hasta que se produzcan las elecciones generales, eliminando el vulgar subterfugio del “desacato”. Esos aspectos no son discutibles en ningún diálogo, son exigencias.

Por la seguridad que se tiene de que el cambio en la conducción del país en irreversible, los allegados al Presidente con sentido común y el ejército, dadas las reiteradas y fácilmente demostrables transgresiones a la Constitución, deben aconsejarlo en función del momento que vivimos. Deben darle a entender que el cerco nacional e internacional se está estrechando a pasos agigantados y que de un momento a otro habrá una resolución como la planteada por la oposición, por lo que resulta indispensable, para evitar situaciones de violencia, que se decida desde ya una fecha para las mencionadas elecciones generales.

Desde el punto de vista internacional, resulta significativo que ya como organización y no por separado cada país, la Unión Europea haya decidido reconocer a Guidó como Presidente y acentuar que la  única repartición legal en Venezuela es la Asamblea Nacional ; que el Consejo de seguridad de  la ONU si bien nunca hubiera llegado a aprobar una resolución en contra del régimen porque dos de los cinco países que tienen derecho a veto, Rusia y China, vetaron y basta con que un solo país vote negativo para que no se proceda a aprobar una resolución de tal naturaleza, no por ello deja de ser significativo en el mundo de la diplomacia, el hecho de que tan importante instancia haya discutido el asunto previa aprobación decidida por nueve votos a favor, dos abstenciones y cuatro en contra; los países que conforman el grupo de Lima al considerar lo que representaría la persistencia del régimen de Maduro, también optaron por que se haga la elección general y reconocieron a Guaidó, lo que categóricamente demuestra que ni siquiera los vecinos suramericanos aceptan la continuidad del régimen, pues perciben que puede seguir, de alguna manera, teniendo influencias perniciosas y negativas en los países con regímenes democráticos.

Y para concluir, nos ha llamado poderosamente la atención por lo demostrativo de las apreciaciones que se tienen sobre el régimen de Maduro, que José Mujica, ex -Presidente del Uruguay, durante mucho tiempo referenciado por el chavismo como ejemplo revolucionario, haya sostenido categóricamente que considera que en Venezuela “deben hacerse elecciones generales  bajo el paraguas de la ONU”.