Por: Fernando Egaña…
Los “·mediadores o facilitadores del diálogo” –que en realidad son mediadores o facilitadores de Maduro—han elaborado un documento que contiene 21 puntos para que supuestamente sirva como base para el llamado “diálogo consensuado”, entre la hegemonía y la oposición política representada en la Mud. Al momento de escribir estas líneas el referido documento no se ha hecho público, pero voceros de diferentes ámbitos reconocen su existencia.
La verdad es que no hace mucha falta que las “21 propuestas” sean difundidas ampliamente. Todo eso es una reiteración de muchas otras iniciativas, que siempre han quedado en letra muerta. Sólo funcionaron para darle tiempo a la hegemonía, y en eso ya llevamos más de 18 años.
Recordemos, por ejemplo, el documento preparado por el Centro Carter en el 2002, que fue suscrito por el predecesor en cadena nacional, y que no pasó de allí. Nada de lo contemplado se cumplió. Nada. Fue al revés. Todos los males que se pretendía encarar, se profundizaron y extendieron.
¿Y cómo olvidar el documento emanado de la “Mesa de Negociación y Acuerdos”, auspiciada por la OEA? Lo único que se llevó a cabo, a trancas y barrancas, fue el referendo revocatorio, transmutado en un monumento al ventajismo y el fraude continuado. Todos los demás aspectos de ese documento –por cierto firmado por Maduro que era el principal delegado de la hegemonía en la “Mesa”—se los llevó el viento del olvido, del despotismo y de la depredación.
Y a finales del año pasado, una ronda de “dialogo” bajo el patrocinio del Vaticano, produjo un documento con 5 puntos básicos, que no se han adelantando ni un milímetro. Una burla tan grotesca, que hasta el delegado papal, Monseñor Celli, ha preferido no regresar al país, al menos por ahora. Con todos estos precedentes, y otros más, se comprende que uno tenga la obligación de ser escéptico, para decirlo con levedad.
Lo que hay que hacer es poner en práctica el planteamiento de la Conferencia Episcopal Venezuela, que reclama un cambio profundo y efectivo de la orientación política del país, sobre la base de la expresión soberana del pueblo. En esa dirección deberían ir todos los esfuerzos –sin excepción, de los factores que buscan representar las aspiraciones de cambio de la nación venezolana. ¿21 puntos? No, uno sólo: que la hegemonía sea superada por la voluntad del pueblo.
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