El tesorero de la mafia

Por: Germán Rodríguez Bustamante…

Toda corporación siempre ha contado con un tesorero, que se encarga de circular el dinero, tomar decisiones para gestionarlo y sacarle el mayor rendimiento posible. Obviamente, este habilidoso financiero también lo requieren las corporaciones criminales. Este siniestro protagonista utiliza sus habilidades y capacidades para esconder y mantener en lo posible, ocultas las conexiones financieras de las operaciones ilegales realizadas. Buscando caminos diversos para lavar las trazas y manchas, en este contexto de globalización financiera y de la minimización del secreto bancario internacional. El cine ha recreado en películas la actuación de estos personajes. Christian Wolff interpretado por Ben Affleck, es una persona sumamente inteligente para las matemáticas que se dedica a ser tesorero de personas peligrosas, pues lleva las finanzas de organizaciones como la mafia, asesinos, y de muchos otros criminales poderosos.

Muchos políticos y empresarios corruptos han sucumbido ante la información privilegiada manejada por estos personajes, y les ha tocado cantar para salvar el cuello. Antonio Iovine, considerado el ministro de economía de la Camorra, desnudo el clan al que pertenecía, los Casaleses el más feroz y poderoso de la organización criminal. Condenado a cadena perpetua en el 2.008, no le toco otra cosa que    delatar a los jefes, describir los medios y las herramientas utilizadas para construir una estructura delictiva, con dimensión empresarial.

La tiranía tropical encabezada por Maduro y su banda no podía quedarse atrás, a lo largo de estos desdichados años de revolución, han utilizado personajes particulares para construir un sistema de lavado y planchado, en el que están implicados empresarios, politicos y funcionarios. Adicional de inmensos beneficios de controles y políticas económicas, al disponer de información privilegiada para anticiparse a las decisiones gubernamentales. Se hicieron de ese control sin usar la violencia para extorsionar, ya que el aparato gubernamental forma parte de la estructura criminal, convirtiendo a la corrupción en algo habitual. Ramírez fue el Christian Wolff de la familia Chávez y ahora el turco es el Antonio Iovine de la corporación en el poder. Es difícil creer que existirá alguna condena por su actuación, es simplemente una sustitución publica, sin embargo, continuara trabajando a la sombra ya que, sus conexiones y contactos son necesario para que la corporación mantenga el poder.

Existe un paquete completo para todos los actores, desde la asignación de las obras o beneficios hasta el blanqueo de los recursos. Concurren operadores financieros en todo el mundo que actúan como lavadores, contadores y asesores financieros con mañas y arqueos especiales, para garantizar la oscuridad de las operaciones. El esquema garantiza dinero para todos los integrantes de la banda, es un sistema completamente corrupto integrado por funcionarios, políticos y empresarios. En la mayoría de los casos con toda la paleta de colores políticos, el dinero es la única motivación que mantiene la unidad de la banda.  

Desde Rafael Ramírez, hasta Tarek El Aisami, pasando por Alex Saab, Samark López, Alejandro Andrade, Alejandro Betancourt y demás, el régimen a lo largo de estos aterradores 24 años, han utilizado estos fatales personajes para canalizar, blanquear y disimular el asalto realizado a la nación. En el pasado la violencia era la motivación para conseguir los beneficios financieros del crimen, en el presente las conexiones, cabildeos y una que otra presión son el incentivo para perfeccionar las operaciones, obviamente, todo soportado por un Estado criminal. El régimen venezolano es en realidad una organización criminal. Las motivaciones, la forma como operan, como se mueven y la manera cómo actúan manifiestan su impulso único y exclusivo por incentivos financieros. Sus conexiones con grupos al margen de la ley a nivel internacional confirman su conducta. Lamentablemente, el pueblo venezolano está siendo sometido por criminales.

Lo que ocurre en Venezuela es un guion perfecto para una película de capos, al mejor estilo de El Padrino de Francis Ford Coppola o las sagas mexicanas y colombianas de narcotraficantes. Para algunos representantes de la banda Salvatore Toto Riina, es un insignificante ladronzuelo. El daño y destrucción gestado por estos tiranos y capos no tiene comparación. Nuestra industria petrolera en el suelo, las empresas básicas convertidas en chatarra industrial, el sector agropecuario en retroceso primitivo, el sector industrial paralizado y el pueblo en las catatumbas son las manifestaciones del deterioro producido por esta banda de delincuentes.

El reciente escándalo ocurrido en PDVSA y sus ramificaciones son una muestra de la insaciabilidad financiera de estos personajes y sus clientes. La construcción de una Venezuela paralela en la cual el lujo, las extravagancias y los placeres son ilimitados. Contradice el hambre y miseria que padece la población, los reclamos de los empleados públicos no tienen oídos, pero las necesidades de estos siniestros personajes son atendidas de manera inmediata. La actuación expedita de la justicia para investigar a los supuestos implicados en la trama corrupta, es una expresión fehaciente de la subordinación de la misma a la corporación criminal. Para unos la justicia es oportuna y para otros es inexistente, los presos políticos y los poseedores de boletas de excarcelación exigen un tratamiento similar.

En este sainete tropical actual faltan tesoreros, asesores y expertos financieros que están vinculados con la trama corrupta, a quienes les tocara cantar largo y tendido para salvar el pellejo o parte de los muebles de la casa. La piñata revolucionaria alcanzo para muchos, que gozan de confort y lujos negados a la gran mayoría de venezolanos. El largo brazo de la justicia en algún momento los alcanzará y deberán rendir cuentas al País.                      

gguillermorb@yahoo.com

@germanrodri

@germanoveja

27-3-2023