Crónica desde el Ávila: San Nicolás de Pedregal (Falcón)

Por: Cardenal Baltazar Porras Cardozo…

El 10 de septiembre el calendario litúrgico señala la memoria de San Nicolás de Tolentino, patrono de la parroquia eclesiástica y civil de Pedregal, población distante hora y media de la capital, Coro, en la cercanía de Urumaco hacia la Sierra, en la carretera Falcón-Zulia. Esta pintoresca y pujante población, en medio del agreste paisaje de la zona, es la cuna de Mons. Ulises Gutiérrez, arzobispo de Ciudad Bolívar y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, y también del poeta y cronista de Punto Fijo, Guillermo de León Calles, de fina y elegante pluma.

Tuve la dicha de recibir insistente invitación para presidir la la fiesta patronal el 10 de septiembre, pues San Nicolás de Tolentino, primer santo canonizado de la Orden de San Agustín, testimonia la presencia de los frailes de dicha Orden en el occidente venezolano. Es clara la presencia de estos frailes en la Cordillera andina. Lo cierto es que de vieja data existe el curato de Pedregal bajo su patrocinio lo que ha sido mantenido y difundido por los hijos de la localidad. Cada año los hijos del pueblo que han emigrado a otros lugares se dan cita para compartir fe, religiosidad y amistad con parientes y amigos que permanecen en el pueblo.

La vida sedentaria se ha asentado en estos parejes semiáridos de la costa occidental falconiana que colinda con las estribaciones bajas de la Sierra de San Luis. Agricultura y ganadería menor, artesanía y confección de alimentos y dulces propios de la región son la base de su economía que requiere de una mejor atención del gobierno regional y central, pues las carencias y falta de servicios públicos es notoria.

La Iglesia se ha hecho presente desde antiguo en la persona de sus párrocos y Pedregal tiene en su haber el recibir las visitas pastorales de Mons. Mariano Martí, obispo de Caracas en las últimas décadas del siglo XVIII. Una vez creada la diócesis de Mérida de Maracaibo buena porción de lo que hoy es el estado Falcón perteneció al obispado andino. Mons. Santiago Hernández Milanés, en 1806, hizo visita al pueblo y sus caseríos. Como anécdota curiosa en esa oportunidad Doña María Morles, viuda, le escribe al prelado licencia para bendecir un camposanto pues no hay en la localidad y hay que trasladar los difuntos al pueblo más cercano teniendo la obligación de pagar a quienes carguen con los restos mortales. Se cura en salud la buena mujer y le manifiesta al obispo que ella no es una curandera de malas mañas, sino que tenía luces para atender a los enfermos locales, extranjeros y ultramarinos. La buena mujer corrió con buena estrella y el severo obispo le concedió la gracia que pedía, la bendición de un cementerio en Pedregal.

En la visita pudimos constatar la fe y devoción de los parroquianos en medio de un inclemente sol que rondaba los cuarenta grados de temperatura. En un momento al salir, una anciana, coplera y en versos nos cantó esta oración: “Le damos la bienvenida a todos los visitantes. Con cariño y simpatía que se sientan en confianza. Le doy gracias al Creador por vivir este momento de ver a mi pueblo unido tan feliz y tan contento. Esto pasará a la historia de mi pueblo Pedregal que en sus fiestas patronales nos visite el Cardenal”.

21-9-23(3288)