En medio de la cuarentena colectiva que vivimos y convivimos todos los merideños y por ende, los venezolanos, los amigos de lo ajeno, el hampa común, ha radicalizado su accionar delictivo en toda esta urbe andina, aprovechando la coyuntura de la falta de luz y escasa vigilancia por parte de los cuerpos de seguridad Municipal y del Estado.
Se reportan a diario robos de cauchos y baterías, reproductores de música, objetos personales, la poca gasolina que pudieran tener algunos vehículos, ubicados en los estacionamientos de Conjuntos Residenciales y viviendas, de esta ciudad capital.
Extraña que los cuerpos policiales argumenten que no pueden cumplr, como debe ser, el patrullaje por toda la ciudad, por lo del tema de la escasez de combustible pero a diario se observan en las colas de las Estaciones de Servicio, un buen número de unidades policiales, por lo que surge el beneficio de la duda, lo de no poder hacer un eficiente trabajo policial por toda Mérida, en la que el hampa ha radicalizado su accionar fuertemente, a su antojo (Giovanni Cegarra, GC. CNP. 2229)
