¡¡Marcha nuestra de cada día!!!

 Por: Ramsés Uribe…

Además de contar con los indiscutibles portentos de recursos naturales y humanos, Venezuela es un país de contrastes sorprendentes no sólo en el ámbito social con la supervivencia de la mayoría de los ciudadanos y la grosera vanidad de los riquillos; los pocos neoricos (nuevos ricos, incluye los llamados “ boliburgueses”), sino también somos desde hace algunos años (17-18 aproximadamente), la nación de las marchas, con sus consabidas contramarchas  y las protestas. No es algo para sentirse orgulloso, al contrario, es otra vergüenza adicional que se suma a otras tantas como la de ser el país más corrupto del mundo, según la ONG Transparencia Internacional.

También están las marchas musicales, como las obras sinfónicas de  los grandes compositores está la Marcha Triunfal del  italiano Giuseppe Verdi,  o la Marcha Húngara del extraordinario músico francés Héctor Berlioz, que por cierto, sería conveniente que el ciudadano de a pie escuche tan magistrales interpretaciones que ELEVAN el alma, el espíritu y los corazones de un pueblo noble que con el arte puede hacer catarsis.

Esta es la república de las marchas con su carga de conflictividad  a cuestas y no por culpa de los ciudadanos precisamente sino por las malas políticas públicas. Si este fuera el país de la ALEGRÍA, de la eterna o suprema FELICIDAD, como algunos políticos creen, pues nunca habrían protestas, a no ser manifestaciones culturales apoteósicas, donde el júbilo infinito inundaría las calles adornadas de flores multicolores … Las movilizaciones además de legítimas en sentido ético y jurídico  en la exigencia de derechos violentados, son también espacios de encuentro o reencuentro de los estudiantes, los jóvenes, adultos mayores e incluso se han visto niños junto a sus padres. No obstante pareciera que ahora las caminatas reivindicativas son campos de batalla, sitios hostiles a los ideales de justicia y paz, lugares de confrontación ideológica, política, inclusive entre vecinos y conciudadanos. Todos marchan, todo mundo marcha; en cualquier momento toca hacerlo. 

Hay que destacar muy especialmente el tema de las protestas estudiantiles, pacíficas, universitarias pletóricas de conocimiento activo y un gran entusiasmo por la libertad. El 26 de octubre y el 3 de noviembre, siguieron las marchas reafirmando el tremendo anhelo democrático indispensable, que se niega a perecer. Es la voz de las mayorías que desean desesperadamente un cambio, un cese definitivo a tanto desastre.  La primera, fue denominada, “ Toma de Mérida”,  tuvo un dramático resultado: muchísimos heridos, destrozos, un vehículo policial incendiado, angustia y terror en las calles, entre otros males de este tipo de situaciones. Lo más indignante, que también preocupa,  es la participación acostumbrada de grupos civiles armados que actuaron libremente con la anuencia, también ya común, de los cuerpos de seguridad oficiales, así lo refirieron dirigentes estudiantiles ulandinos. Hay que encontrar estrategias de prevención y precaución a fin de evitar que sean heridos nuestros valientes estudiantes, entre otras medidas que hemos comentado en otros artículos previos.

Cabe señalar que tal como afirma el Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social (OVCS) (2016), las cifras hablan por sí solas: en lo que va de año, hubo 9 meses en una espiral de conflictos, 678 saqueos o intentos, 543 protestas en septiembre, un promedio de 18 protestas diarias y en 8 meses se han registrado 4725 protestas por distintos motivos que ya son conocidos públicamente. (inseguridad, escasez, pésimos servicios públicos, derechos políticos incumplidos, etc.). Estos  números son más que alarmantes.

Cabe preguntarse ¿ por qué se están generando tantas manifestaciones de protesta juvenil y ciudadana en general?. El filósofo mexicano Gustavo Escobar Valenzuela ( 2009), en su libro, “ Ética”,  respondería/denunciaría que los intentos de rebelión o revolución, han aparecido durante épocas complejas, de injusticias, torpeza, abuso, irracionalidad.

Precisamente dada que esa es la situación actual y real del país, el gobierno y sus seguidores tiene que reflexionar con seriedad y humildad, reconocer que se han equivocado, aunque algunos ya lo reconocieron, tal vez a regañadientes, darse cuenta que el momento actual es de una gravedad mayúscula; sin dilaciones hay que mejorar este negativo estado de cosas. Considerar renunciar a sus apetitos de poder político desmedido y absoluto. Hay que ser conscientes que el desastre nacional es  tan grave como la del afamado y afligido navío  Titanic en su época, sólo que todavía se está a tiempo de impedir el hundimiento definitivo del país, en un mar embravecido de aguas turbias y desconocidas de un apocalipsis  inimaginable que nadie quiere. Las palabras del Cardenal Celli, enviado del Vaticano, son muy ilustrativas como elocuentes, pues advirtió que la situación actual del país, es muy delicada y  puede terminar en violencia, esto es preocupante, se corre un riesgo, además acotó, que DIOS nos ayude. Estamos de acuerdo.    

Ramsés Uribe, profesor Nuvm de la ULA.

Correo: ramaseum@yahoo.com

Twitter: @ramthalneo

Ficha técnica de la obra:
Autor: Ramsés Uribe
Título: Manzana cubista
Técnica: mixta
Tamaño: pequeño formato