Por La calle real: Alfredo Morles y el origen de la Universidad de Los Andes

Por: Fortunato González Cruz…

La incorporación a la Academia de Mérida del Dr. Alfredo Morles-Hernández ha producido efectos inmediatos en la discusión sobre la fundación de la Universidad de Los Andes, por el aporte novedoso de este destacado jurista en el análisis del proceso histórico y de los documentos fundamentales que le dieron la base institucional. Alfredo Morles va por los caminos de la Filosofía del Derecho cuando examina la validez jurídica del decreto dictado por la Junta Superior Gubernativa de Mérida que crea la Real Universidad de San Buenaventura de Mérida. No duda en reconocer la debilidad formal de aquellos actos, como lo hizo la República de Colombia en su momento; tampoco vacila en dar la razón al presidente José Antonio Páez cuando las “situaciones de hecho” lo llevaron a reconocer la existencia de nuestra Universidad y designarle sus autoridades.

El Académico Alfredo Morles sigue el camino trazado por la serie de filósofos del derecho hasta Häbermas, quienes matizan la rigidez de las tesis del formalismo jurídico propio del positivismo extremo de Karl Smith y Hans Kelsen, y enriquecen los conceptos jurídicos de validez y legitimidad, mucho más modernos que la sola legalidad formal propia de la manida frase del “imperio de la Ley”, continuación del viejo principio romano “dura lex sed lex” (la ley es dura pero es la ley). En su trabajo de incorporación a la Academia de Mérida, nuestro nuevo Académico resalta los antecedentes coloniales de esta ciudad que desde sus tiempos fundacionales abrió espacio para monasterios, conventos y colegios y define el destino académico de la ciudad al hacer del estudio su proyecto histórico, e institucionaliza su Seminario y su Universidad más por la fuerza de la “voluntad común del pueblo de Mérida” que por la legalidad formal de los documentos públicos, que los tiene.

Dijo Alfredo Morles en su discurso de incorporación, síntesis de un trabajo mucho más extenso, que “la solemnidad del saber, la admiración por la cultura, el respeto por valores superiores y el esfuerzo para afianzar principios deducidos de la razón y de la fe, de la filosofía y de la ciencia, pasaron a ser parte integrante de la armonía del conocimiento y de la sensibilidad del vivir que caracteriza a los habitantes de Mérida. La instalación del diálogo al más alto nivel entre las ciencias entre sí y entre éstas y la filosofía –propia de la universidad contemporánea- está precedida en Mérida por el cultivo del diálogo al más alto nivel entre la razón y la fe –propia de la teología…. No es un disparate intelectual ni histórico vincular el inicio de la Real Universidad de San Buenaventura de Mérida con el inicio del Colegio Seminario San Buenaventura de Mérida. Tampoco lo es que se conmemore el 29 de marzo de 1785, fecha de fundación del Seminario, como fecha de fundación de la Universidad de Mérida.”

En este artículo no puedo sino reseñar estos puntos especialmente importantes del trabajo de incorporación del Dr. Alfredo Morles a la Academia de Mérida, pero llamo a mis amables lectores, en particular a los interesados en profundizar en este tema, porque considero que la contribución de este jurista aclara puntos esenciales del proceso de fundación de nuestra casa de estudios, que si bien tiene el 29 de marzo de 1785 un hito histórico, un punto de partida, tiene antecedentes hasta los tiempos fundacionales por el interés de esta ciudad por el estudio y la reflexión científica.