El huracán Maduro devastó a Venezuela

Por: Germán Rodríguez Bustamante…

En este momento estamos en presencia de la formación anual de ciclones tropicales en el Atlántico, prácticamente todo el caribe es afectado por estos eventos climatológicos. Dependiendo de la fuerza de la tormenta las destrucciones generadas en las naciones que las afectan, pueden llegar a la perdida material y a la lamentablemente pérdida de vidas humanas. Es por ello que se instrumentas avisos preventivos y desocupaciones obligadas de las poblaciones      potencialmente en riesgo por la  amenaza de la tormenta.

En la Venezuela actual observamos la destrucción de la nación por un huracán que mantiene su intensidad, sin disminuir su fuerza, por el contrario todas las medidas tomadas por la elite que controla la tormenta, apunta a una profundización de la catástrofe. Las medidas tomadas por la Dictadura en materia   económica, social y política son avisos preventivos que producen una diáspora forzada.

Los venezolanos percibimos el incremento de los vientos huarácanos y en consecuencia decidimos la salida masiva de todo el territorio, en virtud que no existe espacio protegido, de las inclemencias devastadoras del socialismo del siglo XXI. El plan de recuperación económica anunciado por el régimen hace un mes, quedo en desuso de forma inmediata. Era previsible anticipar sin la menor probabilidad de equivocarse que el mismo no serviría para nada, la improvisación de las medidas producen un ¨Frankestein¨ parchado por arreglos y aclaratorias de las acciones tomadas, visto su imposibilidad de instrumentarlas. Los gestores de la tormenta tropical atribuyen a la guerra económica la responsabilidad, por la intensidad de la crisis generada. Del plan inicial no queda nada, lo que vemos son anuncios alocados, desquiciados y desesperados para intentar disminuir las inclemencias sociales y económicas generadas por estos aprendices de geólogos políticos.

De un supuesto acuerdo conciliatorio el huracán pasó a la amenaza generalizada para todos los sectores, en este marco las cárceles seran pequeñas para poder        retener a las personas que incumplan los deseos del Dictador. El huracán sostiene su fuerza destructiva dejando una nación en ruina total y absoluta. Las colas se han convertido en los espacios públicos de distracción y recreación de los ciudadanos. No hay alimentos, medicinas, efectivo y gasolina para colmo de males los servicios públicos se encuentran en su peor situación de prestación. Observamos incrédulos una nación arrasada por una tormenta política, que hace muy poco para aliviar los males de los ciudadanos. La Dictadura transformada en ciclón tropical busca imponer a una población supuestamente derrotada una ideología. Es decir el control social con el manejo controlado de la miseria. Existe una profunda desvinculación de la elite gobernante con los fenómenos sociales presentes en la realidad venezolana.

La escasez, el desabastecimiento y  el incremento brutal de los precios de los bienes y servicios, son la consecuencia de políticas equivocadas y la actuación libre de burócratas sin que existan los contrapesos de la gestión, necesarios en cualquier sistema democrático. Los venezolanos percibimos un estado de impunidad en el cual el despilfarro, los extravíos y otras modalidades de corrupción florecen, fenómenos que no serán controlados por unos inspectores militares y comunales.

Lo cierto es que, la nación muestra las huellas de un huracán clase 5, expresado el mismo en: servicios en términos generales destruidos; interrupciones en el fluido eléctrico a nivel nacional; suministro de agua potables irregular; vías de comunicación terrestre en estado de vulnerabilidad absoluta; sistemas de comunicaciones telefónicas y redes digitales en mengua total y la recaudación de desechos sólidos es una calamidad. Estas son las señales de una “tormenta tropical” producida por el socialismo del siglo XXI. La realidad es concluyente la supuesta guerra económica es entre una unión cívico militar y la gran mayoría de los ciudadanos que  debemos sobrevivir a las condiciones de exterminio impuestas.

La elite dominante y sus cortesanos no sufren las calamidades del pueblo, el esquema económico montado les permite resguardarse de los ciclones sociales y económicos. Dándose algunas extravagancias en bacanales de césares. Mientras el 20 % de la población rebusca la comida de la basura, por el mundo se pasean muchos “Juan Planchart”, dignos representantes y embajadores del saqueo realizado en Venezuela. Las riquezas exhibidas por estos bolichicos golpean con dureza a  los ciudadanos que debemos resistir a los escenarios de aniquilación revolucionaria.

La corrupción se incubo en toda la estructura de gestión pública, los casos revientan y la estructura de propaganda del régimen difunde los éxitos de su lucha, sin embargo, los imputados por los hechos a los pocos días salen libre, con algunos incrementos patrimoniales sustanciales. El fenómeno es consentido por el régimen generando una sociedad de cómplices y una fidelidad al Estado forajido.

La salida política concertada es la única opción pacifica en este momento, la cual debe ser refrendada en un proceso electoral creíble y transparente, existen actores fundamentales en este esquema de poder que están llamados a forzar y propiciar los acuerdos requeridos con urgencia.    

ULA – FACES

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