La Plasta del Comunismo de Siempre

Gerard Paez

Por: Gerard Páez Monzón…

 No se requiere explicarle ya a cualquier ignorante ó dogmatizado activista del chavismo a qué llamamos plasta, porque ya no puede evitar tragársela como realidad en la calle, en su casa, en su entorno, incluso con sus hijos. Es este gran barrio adentro que vivimos todos, producto del «patria cubana, socialismo del hambre ó muerte de la mente».

Todos absolutamente todos, sin excepción alguna, tienen en su conversación una queja, un señalamiento a la pérdida de calidad de vida, a la improductividad, a la ausencia de valores morales, al caos social, a la juventud sin futuro, a la plasta en la que nos hemos convertido. El paisaje de la ciudad, del país es ahora la mirada a las bolsas de mercado que lleva el peatón, es la atención a la voz que habla de la presencia de un producto en un local. La presencia del virus más infeccioso, por encima de la gripe, de la inseguridad, nadie se salva. El robo a un familiar, a una amistad, a un compañero de trabajo, oímos sucesos diarios de violencia. Esto es el oxígeno diario que llena nuestras mentes, nuestros pulmones, nuestras emociones. Esta plasta es un generador de cáncer social y personal.

Todo intento de implementación del llámese socialismo, feudalismo, o comunismo siempre terminará en una gran plasta como la que vive la sociedad venezolana de hoy. Ya los teóricos fieles están señalando que NO funcionó el comunismo aquí por la tapa amarilla, perdón, roja rojita, denominada, Chávez. La tapa es el reyecito a quien los teóricos le asignan el fracaso para mantener con vida las ideas comunistas ante el pueblo ovejo. Estos grandes teóricos universitarios se encuentran en el terreno de la vergüenza pública, donde el orgullo les corta cualquier hilo de conexión con la inteligencia. Es la definición detallada de una mente dogmatizada.

Estas personas obsoletas culpan a Stalin como la tapa de la plasta del fracaso total que se desbordó en el caos social Soviético sufrido por su gente; a Mao en la China Comunista donde millones de sus ciudadanos fueron fusilados, por sus protestas en masas por comida, y que aún persiste en regiones aisladas a la comunidad capitalista, que devora vertiginosamente todo rastro de pobreza; a Kim Il-sung y su familia real como la tapa de la gran plasta que se vive en Corea del Norte desde su creación y donde su oscurantismo es observado diariamente, con un punzante sentimiento, por su hermana siamés, la próspera Corea del Sur; a Fidel Castro por la hipócrita y parásita sociedad feudal que vive Cuba hasta hoy día; Kaisôn Phomvihān en Laos y Ho Chi Minh en Vietnam; a Chávez por la gran plasta social que vivimos de la improductividad, el caos moral de la vida del dinero fácil, sus militares del negocio ajeno, y la traición a la patria por la grave infiltración y entrega de la soberanía a Cuba.

En fin, estos tristes y vergonzosos procesos del comunismo terminan siempre en una plasta de sociedad feudal. Emerge toda una vida feudal con el barro y la pudrición típica del feudalismo. Hay un rey que surge, se idolatra, y se entierra; surge igualmente un entorno de familia real como también de vasallos, duques y caballeros de la corte. Los franceses demostraron al mundo lo que es el feudalismo en una sociedad y lo que se debe hacer con todo eso para lograr obtener «La Liberté» como individuo, «La Fraternité» como sociedad, y «L’Égalité» como respeto, ante la ley.

El comunismo siempre termina en una secreción en la sociedad que la digiere, pues la pieza fundamental, que hace el todo, el ser humano, está construido por dos reglas biológicas antagónicas a su doctrina. Estas dos reglas son inseparables y están incrustadas molecularmente en lo más profundo de cada ser, como leyes de sobrevivencia: 1. «Has que te respeten como igual en cualquier espacio que convivas» y 2.»Trata siempre en ser superior a tu prójimo». El Capitalismo encaja perfectamente con esta biología humana al orientarla hacia el viento de la productividad e innovación, debido a la realidad perenne de la ley de entropía de la naturaleza en la que vivimos que hace que debemos estar activos creando soluciones.

La plasta chavista está entrando por todos los orificios en los barrios de toda Venezuela, en todas las comunidades, en los cerros de Caracas, en cada familia. Es triste, pero muchos aprenderán de esta manera lo que es en realidad el comunismo, que han estado apoyando por razones del discurso bonito de igualdad, la lástima, y el dinero fácil. Un discurso de improductividad, de maltrato humillante por obtener la cesta básica, de desnutrición de los pequeños hijos, de destrucción de futuro de la juventud.

No se le olvide pensar en lo que vive hoy, cuando oiga lo que ya se oye ahora como: «Plasta, Chavismo ó Cáncer»

 @gerardpaezm