Los primeros 300

Por: Germán Rodríguez Bustamante…

La ayuda humanitaria gestionada en este momento por la Asamblea Nacional,  derivada de una crisis compleja sin precedentes vivida por los venezolanos, se asemeja a la lucha llevada por Leónidas y sus 300 en las puertas calientes de Las Termópilas, para evitar el avance del ejercito de Persa de Jerjes I. Pareciera que serán nuestros enfermos más delicados quienes utilizarán el último suspiro y aliento de vida, para derrotar esta tiranía genocida. Bloquear o impedir la entrada de la ayuda humanitaria es un crimen espantoso, delito de lesa humanidad que con toda seguridad pagaran los lacayos que lo realicen. El poco auxilio acopiado en este momento únicamente servirá para atender a los grupos más vulnerables, sentenciados a muerte por la incapacidad y negligencia del régimen. La cifra de personas atendidas no superará a las 300 mil en esta primera etapa, segmentados en: niños hasta los 5 años en condiciones de desnutrición severa; damas en gestación en peligro por falta de alimentos, suplementos y controles periódicos que garanticen la vida propia y la de la criatura; adultos mayores de igual manera en cuadros elevados de desnutrición; personas con enfermedades crónicas con tratamientos continuos específicamente de diabetes e hipertensión y pacientes que requieren de forma urgente una intervención quirúrgica.   

La batalla de las Termópilas ha sido utilizada como un ejemplo del poder que puede ejercer sobre un ejército, el patriotismo y la defensa de su propio terreno por parte de un pequeño grupo de combatientes. Así, el comportamiento de los defensores ha servido como paradigma de las ventajas del entrenamiento, el equipamiento y el uso del terreno como multiplicadores de la fuerza de un ejército, y se ha convertido en un símbolo de la valentía frente a la adversidad insuperable.  El puente de las tienditas no será las puertas calientes de Las Termópilas, tampoco Guaidó y los 300 mil enfermos postrados en sus camas serán Leónidas y los 300 atenienses, ni muchos menos Maduro y su corte pretoriana serán Jerjes y el ejército Persa; en consecuencia seremos los venezolanos con nuestra disposición de acompañar a nuestro presidente interino, quienes aseguraremos que la ayuda humanitaria llegue a las manos de quienes requieren con extrema urgencia los tratamientos.

El compromiso y la solidaridad que debemos tener todos los venezolanos con nuestros enfermos, nos hará realizar todo lo necesario para superar cualquier traba o adversidad colocada por esta Dictadura agonizante. Entendiendo también que este socorro servirá para resolver la problemática de forma  momentánea, por lo tanto requerimos de una segunda etapa para atender a las personas que lastimosamente no podrán ser protegidas en este momento y extender la atención del grupo objetivo más vulnerable, hasta hacerle su vida un poco más llevadera. La ruta para el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres avanza por buen camino, obviamente con algunos obstáculos colocados por este grupo de delincuentes que detentan el poder en Venezuela. Los costos de salida de esta pandilla los hace cometer todo tipo de desmanes y declaraciones desequilibradas, que corroboran su desprecio por las penurias que vivimos los venezolanos. Señalar que la ayuda humanitaria puede ocultar armas y que pueda venir inoculada con células cancerígenas, son la mayor manifestación de desespero. La represión ocurrida en los últimos días contra los integrantes del estamento militar, son una prueba fehaciente del malestar existente puertas adentro, las condiciones de exterminio impuestas por el régimen llega también a los cuarteles.

El generalato y la minúscula unión cívica militar es el único grupeto protegido de las inclemencias sociales y económicas, mientras la gran mayoría de los venezolanos estamos expuestos a condiciones que hacen la vida insoportable. Negar la existencia de una crisis con dimensiones descomunales es una ofensa a la sensibilidad de la población, los informes presentados por los relatores de la OEA y la ONU, no dejan espacio para dudas, lo único que le queda a la Dictadura es la entelequia del enemigo imperial responsable de todos los males. No pueden explicar cómo en la mayor bonanza de ingresos petroleros, endeudamiento masivo y venta de inversiones en el extranjero la nación muestre niveles de miseria colectiva elevados, y los rasgos de un país destruido por una guerra convencional. La corrupción filtró toda la estructura de gestión pública, convirtiéndola en una maquina arrasadora del tesoro nacional. El millardito del comandante galáctico interplanetario, significó el despilfarro de 53 mil millones de dólares, extraídos de las reservas internacionales dejando al país sin ahorros.

Sobre estos saqueos que originaron extravagancias de todo tipo de esta Dictadura pretoriana no hay explicación. La nueva versión de la guerra económica interplanetaria, entendida como la fantasía tropical de la amenaza del imperio contra una nación potencia. Contradice las realidades vividas por los venezolanos, en un país con una economía de guerra producida por este conjunto de piratas, corsarios y filibusteros totalmente incapaces, negligentes y corruptos. La ayuda humanitaria entrara porque si, y nada ni nadie, impedirá que nuestros enfermos reciban el tratamiento que necesitan, de ser necesario haremos como Leónidas y sus 300 atenienses, para defender la vida de nuestros 300 mil enfermos.       

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