Razones y pasiones: Votar o no votar

Por: Eleazar Ontiveros Paolini…

La opinión acerca de si se debe votar o no votar en las elecciones presidenciales convocadas por la espuria Asamblea Constituyente,  es tema de controversia entre los ciudadanos comunes,  los intelectuales y  la dirigencia política de todos los niveles, incluyendo las cabezas visibles  de algunos partidos.

Nosotros, sin pensar que sea axiomáticamente lo procedente, pensamos que los resultados de las llamadas conversaciones en República Dominicana en donde no se logró que el gobierno aceptara las razonables solicitudes de la oposición: cambio de los rectores del CNE, convocatoria a final del año como lo contempla la Constitución, habilitación de los partidos inhabilitados y establecer correctivos para que las elecciones sean del todo transparentes, nos llevan a pensar que no se debe votar si tales condiciones no se dan, máxime cuando internacionalmente muchos países y organizaciones multiláteras han dado a conocer que desconocerán un triunfo de Maduro, al estar contestes de que  elecciones serán manejadas  por el CNE y el chavismo con irregularidades y ventajismos groseros.

Somos partidarios de ese criterio, hasta el momento,  por percibir que el Gobierno en connubio con los militares  sigue con obstinación trabajando para  anular o al menos minimizar elementos instrumentales indispensables en el forcejeo político lícito y  auténticamente democrático. Ese que le permita a la comunidad  llegar   con propiedad a decisiones que determinen la concreción de soluciones.

Esos instrumentos, todos lo sabemos, son el voto, el diálogo y las concertaciones en cuanto a los disensos. Ahora bien, los intentos de diálogo, si se puede llamar así,  nos han dado a conocer, una y otra vez, la intransigencia del gobierno, convencido como está de que las adecuaciones solicitadas por la oposición acelerarían su derrumbe. Solo queda, entonces lo relacionado con en el voto. Pero no podemos seguir el juego al gobierno con elecciones amañadas a las que le venían dando  visos de legalidad.

Por tales motivos, y eso lo espera con expectación la comunidad, los dirigentes de oposición, mediando una consulta amplia, deben tomar una decisión de inmediato sobre el particular. Y si se decide por la votación, que se haga con un candidato de consenso, reconocido nacionalmente y que asegure la participación del elevado porcentaje de abstencionistas.

Si no hay posibilidad de solventar las trácalas con una votación masiva, el señor Maduro seguirá en el poder, aunque sin el reconocimiento internacional. Si la decisión es votar con base al consenso, hay que evitar otras candidaturas que el gobierno desea se hagan presentes por aquello de la legitimación, causa por la cual si aparecen no es nada extraño que se trate de prefabricaciones negociadas.

Tanto desea Maduro algún competidor que no sea del de consenso, que han manejado para estimular  encuestas en donde porcentualmente se  le coloca por debajo de Henry Falcón. O cuando con lenguaje callejero reta a Ramos Allup a que se mida con él en las urnas. ¡Oído al tambor ¡ Nuestra sociedad y en especial los intelectuales y la Iglesia ya han pensado en lo razonable, pero hemos de hacerlo una vez más.