Por: Giovanni Cegarra…
Cada mañana, muy temprano, disfruta y se entera uno de las mil y una cosas, hasta de frustraciones amorosas, engaños, relaciones extra matrimoniales, pleitos vecinales y familiares, a bordo de una unidad de Tromerca, el exageradamente abarrotado de pasajeros Trolebús, servicio de transporte público barato, rápido, en comparación con las busetas cuyos conductores escogen el pasajero que dejan abordar la misma ya que cuando ven uno de la tercera edad o estudiante, pasan de largo por las paradas.
De verdad que uno escucha de pasajero mañanero en un Trolebús, de todo pero el comentario obligado, hoy día, se centra en los productos cuyos precios han sido controlados o regulados por el gobierno nacional que no se consiguen en ninguna parte y la pregunta está a flor de labios ¿dónde están, dónde los venden?.
Cierto, el colectivo merideño, los codiciados rubros alimenticios y de uso doméstico personal regulados por el gobierno nacional no los consigue en ningún abasto, supermercado, abastecimiento y se tiene suerte de verlos, quien los tiene, ni amarrado los vende al precio estipulado por el gobierno y sí cae en manos del bachaquero, ni hablar comprarlos por mucha necesidad que tenga, aunque hay quienes no les queda otro remedio.
El gobierno regula pero los productos desaparecen más de lo que están, nadie sabe dónde están, dónde los venden, el desespero es inmenso, el bachaquero se afianza más cada día gracias a la ineficacia gubernamental que pareciera no dar con ellos, no poder desarticularlos o no sé.
Rubros alimenticios y de uso doméstico personal ha regulado o controlado el gobierno nacional pero carajo ¿dónde están, dónde los venden? que alguien lo diga, nos avisan y punto en boca.