El Caminante: “Mosul, Meggido y la casa de la última cena”

Por: Valentín Alejandro Ladra…

¿Qué tienen en común los tres sitios? Que están en Medio Oriente. Mosul en el norte de Irak, recién liberada por el ejército iraquí del nefasto califato de ISIS, Meggido y la casa de la Ultima Cena en  Tierra Santa, Israel.

Los tres sitios bíblicos separados en el tiempo y el espacio. Meggido está al norte de Nazareth, antigua ciudad amurallada vital entre fuerzas invasoras asirias y egipcias, fue también hogar de caballerizas del rey Salomón.

¿Por qué escribo sobre ellos? Porque el Mal no se detiene, física, mental y energéticamente. No importa el lapso temporal, no importa los distintos personajes, no importan los medios destructivos. Los vahos de lo nefasto y sus tragedias, no dejo de alertar a aquellos que están desprevenidos o duermen el sueño de los justos, que este siglo XXI está en el poder solapadamente activo en sembrar el terror en el mundo. El Mal es más mortífero cuando no se cree en él.

Para aquellos que aun están pensando en “Alicia del país de las maravillas”, Venezuela, será para ellos cada vez más tarde poder  percatarse de una maligna realidad de la “triple alianza” de las mafias  que se ocultan tras el seudo poder político, militar y económico, exacerbando un idealismo enfermizo, no productivo ni equitativo.

La isla Margarita ha sido lugar de reunión de muchos de ellos desde 1983. La unión entre parte de Paraguay, norte Argentino y sur de Brasil, configuró un centro islámico que en silencio manipulaba en Latinoamérica a su antojo.

Por eso se ha desatado la alarma en toda Suramérica.

El mundo corre el gran peligro de perder no sólo la democracia sino también su libertad. Por ejemplo, ¿qué hubiera pasado si Hitler hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial?

El poderoso río Eufrates baña ambas costas de la también antigua ciudad de Mosul, no lejos de Turquía y las montañas y valles del Kurdistán. Se afirma que allí se encuentra la tumba del mismísimo Jonás, “tragado por la bíblica ballena”.

La casa de la Ultima Cena, donde Jesús reveló su astuto y dramático plan a sus apósteles y a María Magdalena, no lejos del Monte Sión en la antigua ciudad de Jerusalén, aun se la puede encontrar.

¿Qué tienen entonces en común? Para mí mucho. Estuve en los tres sitios. Mosul en 1980 invitado a realizar investigaciones en el Irak arqueológico e histórico en 1980 y 1981, donde conocí tanto a Saddam Husein como a Yasser Arafat y muchos otros personajes, incluido el director del Museo de Bagdad. Y en el fascinante Kurdistán.

En Meggido entré en el túnel subterráneo que atraviesa sus ruinas, mientras arqueólogos alemanes y otros estudian cada piedra, muro y vestigios que puedan encontrar de su pasado histórico, donde según San Juan de la isla de Patmos vierte en su Apocalipsis o el Libro de Revelaciones que allí sería escenificada la última batalla de la humanidad entre el Bien y el Mal, las tribus de Gog contra Magog.

Estuve en la casa de la Ultima Cena en 1983, otrora invitado por la Embajada de Israel en Caracas. En1985 viví un año como corresponsal en Tierra Santa en los muros de la Vieja Jerusalén.

Pero, ¿qué tienen que ver todos ellos conmigo y quizá una posible clave para las latentes energías de la humanidad?

En los tres sitios se apoderó de mí un insoportable dolor y zumbidos en la cabeza, tan poderosos, que me hicieron tambalear y tuve que salir rápidamente.

En Mosul, mientras atravesaba el puente del río Eufrates, de aguas turbulentas, entre ambas costas, una fuerza inexplicable como si una roca pesada se aposentara sobre mí me hizo aferrar a la baranda de protección. En Meggido mientras atravesaba el túnel una energía densa, sofocante, me estremeció la cabeza y el cuerpo y tuve que salir para respirar aire fresco, aunque nubes grises ocultaban el cielo. En la casa de la Ultima Cena, de dos pisos, un patio con matas y columnas de color rojo fuerte, retocadas después de dos mil años, no soporté estar allí más de cinco minutos. Me sofoqué.

¿Qué significa todo ello? Capté una forma de corrientes negativas, preámbulo de las muy ignoradas formas del Mal que existe desde que el mundo es mundo, y como dije en mi anterior columna “Equilibrio Roto”, todas estas fuerzas oscuras se han quintuplicado a su enésima potencia. Hoy, en el 2017, nuestro país lo sufre. El mundo, más allá de deportes, festejos y condecoraciones, lo sufre.

Lo último: durante 9años caminé por la Rambla de Barcelona cuando daba clases en una facultad privada. Jamás pensé en tanto horror.

Como bien dicen los monjes lamas del budismo en sus montañas del Himalaya, muchos de los cuales son mis amigos: “…la Ignorancia es la madre de todos los males del mundo”.

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