Conociendo a Alirio Araque: Bonsaísta y ceramista en el corazón de Mérida

Alirio Araque

Alirio Araque inició en el arte de la cerámica en el año 1994 y poco después en el bonsái. Su taller está en el centro de la ciudad de Mérida, en donde tiene un pequeño paraíso de bonsáis y un taller de creación de cerámicas en el que vierte su pasión al trabajar.

En la avenida 5 con calle 15 se encuentra  una pequeña casa pintada de blanco y amarillo, que puede pasar desapercibida a la vista de quienes pasan habitualmente por allí. Al asomarte por la puerta, puedes ver una tienda de bonsáis sencillos y una exposición de cerámica de la más alta calidad en Venezuela, pero al ir más adentro, descubres no sólo un taller de cerámica rodeado de hermoso trabajo hecho 100% a mano y un pulmón verde formado de bonsáis en pleno cuidado, sino que también conoces la pasión de Alirio Araque y el esfuerzo de su vida.

Entre talento plasmado en arcilla y naturaleza, cientos de diseños en cerámica y decenas de árboles pequeños cuidados durante años (incluso décadas), catálogos y todo un bosque variopinto en miniatura, Alirio nos enseña cómo trabaja, para luego responder a preguntas sobre cómo inició en estos artes y lo que significan para él.

¿Cómo comenzó todo con la cerámica?

Empecé como ceramista en el año 1994. Tengo 44 años, así que llevó la mitad de mi vida allí. Empecé en los talleres de la ULA como alumno. Trabajé un año ad honores allí y luego arranqué por mi propia cuenta… y empecé a ver que el producto gustó y empecé a comercializar en las Heroínas, los Chorros, el Mercado Principal. Yo empecé en Chiguará, y luego en el año 96 fue que me mudé para para Mérida, y aquí me casé y arranqué mi trabajo. Vivo de hacer bonsáis y cerámicas. El trabajo en cerámicas comprende lo que es utilitario, artístico y decorativo.

¿Cómo inició usted en el bonsaísmo y donde aprendió?

Esto es lo que me apasiona más que todo. Empecé como en el 96. Ese es mi hobbie aparte de la cerámica. Desde niño yo he trabajado con las matas y en el campo, y siempre he tenido mis matas.
En una oportunidad vino a Mérida la profesora de bonsái Rube Herrera, de Valencia. Ella estuvo en una competencia en Japón y quedó entre los 100 primeros ganadores a nivel mundial, de número 50 y ella tiene libros y toda una experiencia, y la invitaron para Mérida. En esa semana en Japón ella reclutó a un grupo de personas que teníamos ya pre-bonsái. Vimos clases con ella en la Hechicera. Nos enseñó la parte teórica y en la casucha del Jardín Botánico vimos lo práctico. Cada quien llevaba su mata y cada día teníamos una experiencia diferente.
Los mismos potes de cerámica donde tengo los bonsáis son hechos por mí. Hay una fusión cerámica con las plantas.

¿Cuál es el legado que quiera dejar con todos estos bonsáis que nos rodean? ¿Están a la venta?
Estos bonsáis no tienen costo porque son piezas de generación en generación. Vendo los que están afuera, en la tienda. Piezas más ornamentales, como jade y piezas pequeñas. Este bonsái que ves aquí tiene 20 años y por eso no lo vendo… Yo prefiero dar el curso, transmitir la enseñanza de cómo se va a cuidar la mata.

¿Cómo describes la belleza de los bonsáis? ¿Qué se siente tener este pulmón verde secreto en el medio de esta ciudad?
Única. Cuando usted empieza a trabajar la planta de semilla o por una ramita que consiguió en un vivero, o una tía le regaló a usted una matica, ¿qué sucede? Que cuando ya usted empieza a verle las raíces, el tronco, el estilo… Eso es como si fuera un hijo que le estuviera naciendo. Lo otro es que hay demasiada variedad de árboles con los que uno puede trabajar acá.

Los bonsáis significan todo para mí. Es una bendición. Lo describiría así. Mira este bonsái: Tú ya te imaginas allí leyendo un libro… Tenemos que permitirnos darnos esa gran oportunidad que nos brinda la naturaleza, de verla. Son muchas cosas hermosas las que tenemos en la mano, pero limitamos nuestra mirada al Internet y al teléfono. Este es mi paraíso en medio del caos, de la situación del país. Estoy entre la cerámica y las matas.

Volvamos a la cerámica ¿Cómo reseñas el arte de trabajar con ella? ¿Cómo describes la pasión que sientes?
La cerámica es mi primer amor. Es mágico porque no te imaginas lo que uno puede producir o crear con sus propias manos, es algo que no tiene finito. Mientras exista la creatividad, usted puede hacer cosas con tus propias manos. Ser creador. Para mí, es otra bendición esta de lograr trabajar la cerámica.

Josué Barrios — Pasante UNICA