El Big Ben Deportivo: Cuando la epidemia invade la cancha

 

Rayma

Por:  Andrés E. Mora M. (٭)…

“La salud no lo es todo pero sin ella, todo lo demás es nada”
Arthur Schopenhauer, filósofo alemán

El lunes 15 de septiembre, el departamento de prensa del equipo Aragua FC informó “cinco (5) jugadores de la primera plantilla tienen el virus Chikungunya”. El profesor Manuel Plasencia, DT del equipo aragüeño, confirmó que el capitán del equipo Jesús “Chuto” Lugo, Rohel Briceño, José Manríquez, Ronaldo Pérez y el delantero colombiano Jarlín Quintero son los jugadores infectados con la enfermedad que tanto estragos ha causado en Maracay, la capital del estado Aragua popularmente conocida como “la ciudad jardín de Venezuela”. Y es que el sistema sanitario del país está haciendo aguas, se encuentra hundiéndose poco a poco en el mar de la desidia e incompetencia desde hace años. Veamos algunas cifras aterradoras.

El boletín epidemiológico N 35 del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) – correspondiente a la semana del 24 al 30 de agosto – revela que sólo en ese período se detectaron 2.261 casos probables de dengue, cifra en la que se incluye los dos tipos conocidos; el clásico y el hemorrágico. Este número representa un incremento con respecto a las últimas semanas: 2.006 casos fueron diagnosticados entre el 10 y el 16 de agosto y 2.020 entre el 17 y el 23 del mismo mes. El Universal reporta – en su edición del 15 de septiembre – que “el acumulado hasta la fecha es de 43.212 casos, un importante ascenso de 31,64% si se le compara con los 32.824 reportes de hace un año”. Además añade una estadística tristemente reveladora “Hasta hace un año, la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti o «patas blancas» (como se le conoce popularmente) no superaba los 1.200 casos”. Esta situación deja al desnudo el absoluto fracaso de la estrategia utilizada por el ente (in)competente para enfrentar la enfermedad. Este matutino de circulación nacional – diario que por cierto vive el peor momento en su larga y dilatada historia de 105 años en el periodismo venezolano como consecuencia de la censura impuesta por sus nuevos propietarios y que tuvo en Rayma a su víctima más reciente al ser despedida, después de 19 años de trabajo, por la caricatura que encabeza este Big Ben – complementa la información al señalar “son diez los estados que permanecen en situación de alarma: Mérida, Carabobo, Guárico, Monagas, Distrito Capital, Nueva Esparta, Trujillo, Falcón, Anzoátegui y Portuguesa. Por otro lado, el número de estados en situación de epidemia pasó de nueve en la semana epidemiológica N 34 a diez en la semana N 35. Estos son Yaracuy, Táchira, Miranda, Barinas, Bolívar, Apure, Cojedes, Amazonas, Vargas y Delta Amacuro”.

Al incremento prácticamente exponencial del dengue en los últimos meses se le unió, el 5 de junio cuando se confirmó el primer caso importado, el Chikungunya. Un virus del grupo de las fiebres hemorrágicas causada por un Alphavirus que es transmitido por el Aedes Aegypti – que ya vimos es el mismo vector que transmite el dengue – y por el Aedes Albopictus, mosquito con pintas blancas como atigrado. El Chikungunya – palabra que significa enfermedad del hombre encorvado o retorcido debido al fuerte dolor articular que provoca la artritis característica de esta enfermedad – es de origen africano. Sin embargo – en el 2013 – se registró el primer brote en la isla caribeña de San Martín lo que significó su propagación a distintos países del continente americano. La recién nombrada ministra de salud, Nancy Pérez, confirmó el pasado miércoles 17 de septiembre que a la fecha existen 398 casos de Chikungunya en lo que va de año. En el boletín de la Organización Panamericana de la Salud de la segunda semana de septiembre refieren 303 casos autóctonos y 77 importados, siendo la mayoría de estos últimos de personas contagiadas en República Dominicana en donde en enero de este año se detectó el virus por primera vez. A la fecha, ya son 12 estados del país en donde se ha confirmado la presencia de Chikungunya: Carabobo, Aragua, Vargas, Distrito Capital, Guárico, Mérida, Lara, Miranda, Barinas, Zulia, Anzoátegui y Bolívar.

Es bien conocido que tanto el dengue como el chikungunya son enfermedades metaxénicas, dolencias en las que el contagio no es persona a persona sino a través de un vector. El mecanismo de infección para este tipo de padecimiento consiste en que el zancudo – el Aedes Aegypti y/o el Aedes Albopictus para estos casos en particular – pique a una persona enferma y luego a otra sana a la que, entonces, le transmitirá el virus. Esto implica que si se controla el vector se controla la enfermedad por lo que se encuentra bien establecido que, necesariamente, el mecanismo de control tiene que prever, entre otras acciones, el control químico: rociamiento intradomiciliario y fumigación. Se hace perentorio, entonces, que a las campañas preventivas como la de recolección de inservibles (neumáticos, botellas, latas, chapas, etc.) y la del tapado de depósitos de almacenamiento de agua y recambio al tercer día, se incorpore una agresiva campaña de fumigación en todas las ciudades donde ambas enfermedades tienen presencia, haciendo énfasis en los colegios ahora que recién inicia el año escolar.

Por otra parte no podemos olvidar los torneos locales – tal como el ya iniciado Torneo Apertura 2014 de nuestro fútbol profesional o el inicio, el próximo 9 de octubre, de la temporada de béisbol de la LVBP – que involucran gran movilidad de personas no sólo provenientes de la misma localidad sino, inclusive, de otras regiones o estados del país. Este constante flujo poblacional – acordémonos que en nuestra pelota, por lo general, se juega seis veces a la semana en cuatro sedes distintas – puede convertirse en un factor condicionante y/o determinante en la propagación de ambas enfermedades. Ante estos escenarios es fundamental tener ya elaborado un plan de contingencia que, además de las mencionadas campañas de concientización y fumigación, incluya un cerco sanitario en las ciudades que lo ameriten. La información clara y transparente es una poderosa arma para enfrentar esta alarmante situación sanitaria. Nos parece totalmente irresponsable y desacertado hacer referencia de supuestas guerras bacteriológicas y no asumir la responsabilidad de la profunda crisis que atraviesa el sistema sanitario venezolano. Velar por la salud y el bienestar de la población es obligación de todo gobernante. ¡No podemos permitir que la epidemia invada la cancha de nuevo!

(٭) Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo
aemora@gmail.com, @amoramarquez