El Big Ben Deportivo: ¿“Fair Play”?… ¿Con que se come eso?, preguntan Corpoelec y Pdvsa               

Por: Andrés E. Mora M…

El deporte ya hace mucho tiempo que dejó de ser considerado única y exclusivamente como una actividad muy buena para la salud, para convertirse en uno de los más lozanos y rozagantes negocios en el mundo. Sólo para mencionar un ejemplo, de ahí que no importa que sea una estadística algo desactualizada, el valor de la industria del deporte mundial en 2014 – de acuerdo a estudios realizados por Plunkett Research – fue de 1.5 billones de dólares. Cifra equivalente al total de las exportaciones de los Estados Unidos ese año (US$ 1.62 billones) y, visto en el contexto latinoamericano, alrededor de 27 veces las exportaciones colombianas (US$ 54.8 mil millones) en el mismo periodo. Guarismo que, traído a nuestro terruño, representa más de 58 veces las exportaciones venezolanas para 2017 (US$ 27.8 mil millones). Año para el cual encontramos que Euroamericas Marketing Sport, agencia líder en «marketing» y «management» deportivo, determinó el valor de este lucrativo sector económico en 580.000 millones de euros anuales, alrededor del 1% del PIB mundial, número que, estiman los entendidos, no ha parado de crecer.

Un negocio tan floreciente, que todavía se encuentra en plena expansión, que cada día adquiere más peso e importancia en la economía mundial, con las implicaciones que eso significa en cuanto a la generación de empleo y bienestar dentro de la población, tiene, necesariamente, que ser cuidado y protegido de las malas prácticas. De ahí que se haya acuñado la expresión «Fair play», lo que los hispanoparlantes conocemos como juego limpio. Un concepto generado en el mundo de los deportes para referirse al comportamiento honesto y correcto que deben observar los atletas ante su oponente, el árbitro y los asistentes.

De tal manera que se equivoca David Ortiz, el legendario «Big Papi», cuando hace un par de días desde el campo de entrenamiento de los «Red Sox» en Florida, declaró: “Estoy molesto con este tipo, el pitcher que salió a hablar de esto. Y déjenme decirles por qué. Después de que obtienes el dinero, después de que obtienes el anillo decides hablar al respecto. ¿Por qué no lo hiciste durante la temporada que estaba ocurriendo? ¿Por qué no dijiste ‘no quiero ser parte de esto’? O sea que eres un soplón. ¿Tienes que hacerlo después? Ese es mi problema”, dijo el dominicano refiriéndose a Mike Fiers, el expitcher de Houston y actual miembro de los Atléticos de Oakland, quien en noviembre encendió la polémica más reciente que sacudió, y aun sacude, a la MLB al confesar a The Atlethic, un portal web de periodismo deportivo por suscripción, que los Astros se robaron las señales de sus rivales durante la post-temporada del 2017. Lo que debe entender el «Big Papi» es que ese tipo de confesiones siempre serán bienvenidas en el deporte porque, para poder «tomar cartas en el asunto», «más vale tarde que nunca». La trampa tiene que ser enfrentada y las sanciones implementadas. Por eso aplaudimos las suspensiones por doping al ciclista Lance Armstrong, de por vida, y la de cuatro años impuesta a Rusia que le impide competir en cualquier evento deportivo internacional, incluidos JJ. OO. Tokio 2020 y el Mundial de Fútbol de Qatar 2022.

Entendiendo que la «salud del deporte» no sólo depende de los atletas, sino de los clubes u organizaciones que los agrupa, la UEFA, ente coordinador y regulador de las asociaciones europeas de fútbol, implementó el «Fair play financiero», un conjunto de regulaciones de índole económica en el que se establece que los clubes no podrán gastar más de lo que ganan, ni deben tener deudas pendientes con otros clubes, jugadores o autoridades tributarias. El objetivo de esta nueva normativa es lograr mayor equilibrio entre los clubes a nivel monetario que redunde en un mejor espectáculo deportivo.

La UEFA demostró que no anda con rodeos cuando la semana pasada – el «Día de San Valentín», para más señas – informó de la suspensión del Manchester City de toda competición europea por dos años – adiós, pues, a la Champions League, Europa League o cualquier otro torneo que tenga que ver con el fútbol de esa región – luego de determinar que el equipo inglés rompió las reglas del «Fair Play Financiero». Y la UEFA no se detiene, ahora tiene al Paris Saint Germain bajo su lupa escrutadora.  

Es precisamente por la inexistencia del «Fair play» que el Socialismo del Siglo XXI – por su opacidad y falta de transparencia – ha sido devorado por la voraz corrupción durante sus 21 años de existencia. Un parámetro que nos habla de eso son las exportaciones. Según la Organización Mundial del Comercio, durante el período 2012-2017 las exportaciones de Venezuela decrecieron a una tasa anualizada de -22,2 %, de 153 millardos de dólares en 2012 a 27,8 millardos de dólares en 2017, haciéndose la salvedad que entre 2012-2014 el precio del barril de petróleo promedio aún se ubicaba alrededor de los US$ 100. Para ese entonces ya la corrupción estaba haciendo de la suyas en Pdvsa y en Corpoelec. Los negocios turbios entre los «bolichicos» y el alto gobierno comenzaban a pasar factura. Para tener una idea de lo dantesco del desfalco, la corrupción roja-rojita se sitúa en unos US$ 1.2 billones, muy similar a lo que produjo en el 2014 la industria del deporte mundial. De ahí el colapso eléctrico en vastas áreas del occidente del país y las enormes «colas» de vehículos para surtir gasolina en casi toda Venezuela – excepto, probablemente – Caracas.

Por eso es que desde Corpoelec y Pdvsa preguntan – al mejor estilo de Luis Miquelena – ¿“Fair Play”?……. ¿Con qué se come eso?

Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo       

      aemora@gmail.com, @amoramarquez