El Big Ben Deportivo: ¡No es fácil!

Leones-Navegantes 2

Por:  Andrés E. Mora M…

“Que comida tan suculenta y deliciosa la de anoche. Los muchachos la botaron de jonrón”. Le comenta Incredulina a Ingenuo, quien se encuentra – a pesar que ya es cerca del mediodía – aun abrazado al regazo de ella, totalmente embelesado por la tibieza de su cuerpo. “La cena de noche buena estuvo tan fantástica como los batazos conectados por Adonis García para ganarles ese par de encuentros a tus mininos de Caracas este año”, ríe a sus anchas la esposa del profesor jubilado, fiel seguidora del equipo valenciano.

“Esas hallacas les quedaron de primera. No quiero imaginarme las vueltas, el tiempo, ni mucho menos el dinero, que los muchachos dieron e invirtieron para encontrar absolutamente todos los ingredientes para preparar esas exquisitas multisápidas y cumplir a cabalidad con la tradición más arraigada en todo el territorio nacional, comer hallacas en noche buena. Esa situación, en cuanto al drama vivido, puede ser sólo comparable al jonrón que Gregor Blanco le conectó al ‘Kid’ Rodríguez en aquel noveno inning que enrumbó a los Leones para venir de atrás y ganar la final de la temporada 2009-2010”, le dice a su esposa Ingenuo Sinduda al tiempo que se carcajea estirando brazos y piernas para desperezarse.

“Incrédulo y Esperanza tienen que sentirse más que satisfechos porque, a pesar que el índice de escasez ronda el 60%, pudieron llevar a la mesa lo que se considera es la máxima expresión de la venezolanidad, la hallaca”, expresa una seria Incredulina emanando cien por ciento orgullo por cada uno de sus poros.

“Amor, con respecto a ese índice nadie conoce con certeza cuanto es. Fíjate que la última vez que el BCV publicó la cifra de escasez fue en enero, la de inflación en agosto y los datos del PIB el 31 de diciembre del año pasado, pero incompletos porque faltaron las cifras del cuarto trimestre 2013. Esa falta de información por parte del BCV – contraviniendo lo establecido en sus reglamentos – implica falta de transparencia que se traduce en desconfianza hacia el organismo. ¡Eso es indolencia!”, opina Sinduda. “Qué lejos se ven aquellos días en el que el BCV era una institución autónoma – característica que le confiere solidez institucional al ente emisor de cualquier país y, por lo tanto, credibilidad y confianza – autonomía que, a pesar de estar consagrada en la constitución de 1999, le fue arrebatada en la Reforma de la Ley del Banco Central de Venezuela promulgada en mayo 2010. Aunque en los hechos venía – ya desde el 2001 – siendo sistemática y reiteradamente violentada por un inescrupuloso gobierno central”, recuerda con amargura Ingenuo.

“Eso es absolutamente cierto”, coincide Incredulina. “De hecho me viene a la memoria unas declaraciones que Domingo Felipe Maza Zavala – ilustre economista lamentablemente ya fallecido – dio a Unión Radio en octubre 2009: ‘El BCV no debe avalar políticas fiscales deficitarias y mucho menos prestarle al gobierno directamente. Al prestarle al gobierno se abre la espita de dinero inorgánico, eso inunda la economía y propaga presiones inflacionarias mayores’. La dura realidad de esas palabras la estamos padeciendo actualmente ante el indetenible proceso inflacionario. Se hace evidente entonces la inexistencia de guerra económica alguna sino que, por el contrario, se trata de la supina ineptitud de los improvisados que han manejado la economía venezolana”, señala con propiedad la esposa de Ingenuo Sinduda.

“¡Epa hijo! Más puntual, imposible”, saluda Ingenuo con un efusivo abrazo a su hijo que llega de visita a su casa para seguir juntos por tv las incidencias del último encuentro Caracas – Magallanes de esta temporada regular.

“Hoy, sábado 27 de diciembre, se puede decidir todo. Es el día en que las aspiraciones de dos de los tres equipos en liza por el comodín – Tiburones, Leones y Cardenales – lleguen a su final o, que por el contrario, se extienda aun más la tensión por conocer el último clasificado para la semifinal que inicia en enero”, comenta Incrédulo que, como su padre, es furibundo seguidor del equipo melenudo y que se encuentra casado, al igual que su progenitor, con una aficionada Magallanera.

“Así es hijo. Además, independientemente de lo que suceda, el comodín accederá a la semifinal con record negativo. Es inusual que un equipo clasifique con menos de 32 encuentros ganados, pero a estas alturas del campeonato es inevitable que esto suceda”, acota Ingenuo.

“Si los Cardenales pierden en el Universitario ante los escualos se despedirían hasta el próximo año. Quien podía imaginar que los pájaros rojos contando con el dúo más productivo de la zafra – Carlos Rivero y Paulo Orlando – y luego de jugar para 25-25, record que los ubicaba en el cuarto peldaño a juego y medio del quinto lugar, experimentarían – justo en la etapa decisiva del torneo – una segunda racha negativa (tuvieron marca de 2-13 en los primeros 15 desafíos) que los tiene jugando para 1-9 en sus 10 últimos desafíos. Por su parte, de ganar los Tiburones, el equipo dirigido por el manager con más títulos ganados en la LVBP – Buddy Bailey – se pondría a un aletazo de la clasificación y redondearía un regreso impresionante después de sufrir una seguidilla de 11 derrotas entre octubre y noviembre. El equipo litoralense encabezado por Odubel Herrera – joven promesa de la pelota criolla y flamante líder bate – logró hilvanar una racha ganadora de nueve partidos – empatando el record de la franquicia – que le permitió salir de los puestos sotaneros y remontar posiciones”, indica Incrédulo.

“En Valencia, entre tanto, el Magallanes – el equipo con la mayor cantidad de errores cometidos (72), con el segundo porcentaje de fildeo más errático (.969) y con la menor cantidad de doble matanzas ejecutadas – estará recibiendo a un urgido Caracas – el equipo que a pesar de ser el de mayor bateo colectivo del torneo (.280) es, también, el que más veces ha bateado este año para doble play (79) – que buscará ganar a toda costa”, interviene Ingenuo.

“No podía estar mejor enmarcado este último encuentro de los eternos rivales. Los Navegantes buscando dar el arponazo de gracia a los melenudos, mientras que los Leones buscaran una victoria – la tercera seguida ante los turcos – para mantener aun esperanzas de clasificar”, añade Incrédulo.

¡Play ball! Se le escucha decir al umpire principal a través de los altavoces del televisor y, de inmediato, salen las dos esposas – ataviadas con el uniforme del archirrival – cargando con una enorme pancarta que dice “Magallanes tricampeón”.

¡No es fácil! Dicen al unísono los Sinduda.

 (٭) Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo

     aemora@gmail.com, @amoramarquez