El Big Ben Deportivo: Tarjeta roja para el racismo

Por: Andrés E. Mora M. (٭)

“Espero que las personas finalmente se den cuenta de que solo hay una raza – la raza humana – y que todos somos miembros de ella»
(Margaret Atwood, escritora canadiense)

Jean Giraudoux, un dramaturgo francés que vivió entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX, dejó acuñada para la posteridad la siguiente frase “el deporte es el esperanto de las razas”. Estas acertadas palabras permiten darnos cuenta que para la primera mitad del siglo pasado ya se interpretaba al deporte como la actividad en la cual todas las razas se amalgamaban en una sola. No nos queda duda que, en la actualidad, la apreciación del escritor galo es compartida por la inmensa mayoría de los aficionados, atletas, dirigentes y propietarios que a nivel mundial siguen, practican, dirigen e invierten en la actividad deportiva. Sin embargo es inverosímil que, a mediados del segundo decenio del siglo XXI, persista en el involucionado cerebro de algunas “personas” siquiera un mínimo vestigio de racismo, ese sentimiento atávico y primitivo en donde se exacerba el sentido racial de un grupo étnico en detrimento de otro u otros considerado(s) inferior(es). Esa infame minoría se hizo presente una vez más y fueron los protagonistas de los inexplicables y detestables eventos que acontecieron en el último fin de semana del mes de abril del año en curso y que, nuevamente, encendieron las alarmas a ambos lados del Océano Atlántico.

Los lamentables hechos ocurrieron, como ya es bien conocido por todos, en la primera división del futbol español – la archiconocida “Liga BBVA” –  y en la liga profesional de baloncesto estadounidense, la renombrada NBA. Este Big Ben se lo dedicaremos a lo acontecido en Europa mientras que el de la semana que viene tratará lo sucedido en los Estados Unidos. En España todo acaeció en El Madrigal, el estadio del Villarreal Club de Futbol, durante el encuentro que disputó el pasado domingo el “submarino amarrillo” contra el FC Barcelona. Según el acta elaborada por el colegiado que dirigió el partido, David Fernández Borbalán, los hechos sucedieron de la siguiente manera: “en el minuto 75 y cuando se disponía a ejecutar un saque de esquina el dorsal número 22 visitante, don Daniel Alves Da Silva, en la zona cercana al asistente número 2, se lanzó desde la grada un plátano, el cual fue recogido rápidamente por dicho jugador, comiendo una porción del mismo y tirando el resto fuera del terreno de juego, reanudándose el encuentro con total normalidad”. Si bien es cierto que la escena ha generado todo una oleada de solidaridad con Alves desde las redes sociales habiéndose creado inclusive la etiqueta #somostodosmacacos, en donde luminarias del futbol y la televisión han aparecido comiendo cambur para mostrar su apoyo con el brasileño del Barcelona, no es menos cierto lo preocupante que situaciones como esta sigan pasando en España y en otros países del viejo continente. Es asombroso que se repitan, año tras año, indignantes imágenes de este tipo en los campos españoles donde se juega, para muchos, el mejor futbol de clubes en el mundo, opinión que queda refrendada con la segunda final exclusivamente española en la historia de la UEFA Champions League y que se jugará el próximo 24 de mayo en Lisboa.

La permisividad y laxitud que sobre este tema tuvo, hasta sólo pocos años atrás, la UEFA y muchas Federaciones permitió que tomara cuerpo esta aberrante actitud en las barras de radicales o ultras en ligas como la española, la italiana, la rusa, por sólo nombrar algunas. Debemos recordar que apenas fue en el 2006, después que el camerunés Samuel Eto’o – en juego disputado por el Barza contra el Zaragoza en La Romareda – recibiera insultos por su raza y color de piel y en donde el jugador se plantó con el ya famoso «me voy, no juego más», que la Unión Europea se vio en la obligación de tomar cartas en el asunto. Es entonces cuando la UE le solicita a la UEFA y a las Federaciones que «consideren la posibilidad de imponer sanciones deportivas a las Ligas nacionales y los clubes cuyos seguidores o jugadores incurran en insultos racistas graves, incluida la posibilidad de expulsar de sus competiciones a los reincidentes». Es inaudito que tan importante iniciativa fuera tomada por una organización política como la Unión Europea y no por el ente que rige los destinos del futbol europeo, la UEFA, o al menos sugerida por cualquiera de las federaciones de futbol que la integra en donde este comportamiento era para entonces frecuente, para no decir cotidiano, en muchas de las ligas que ellas mismas crearon o validaban.

Como consecuencia de las acciones tomadas tardíamente por los entes futbolísticos correspondientes, hemos visto reseñado en los diferentes medios de comunicación un sinnúmero de desagradables situaciones de este tipo que, en un pasado reciente, han ocurrido y que no se limitan al futbol español solamente. Como lo comentamos al principio, otras ligas han sufrido también los embates de este flagelo. Por ejemplo, en el “Calcio” italiano durante un AC Milán – Roma de la pasada temporada, los aficionados visitantes le dedicaron cánticos racistas a Mario Balotelli. Los insultos llegaron a tal punto que el árbitro decidió parar el partido. Esta situación irregular sucede en Italia hasta en juegos amistosos. Tal es el caso del encuentro Pro Patria – AC Milán, celebrado el 3 de enero de 2013 en Busto Arsizio, en donde los jugadores del Milán sufrieron los cánticos racistas de los radicales del Pro Patria durante todo el encuentro hasta que Kevin-Prince Boateng se hartó y lanzó un balonazo dirigido a ese sector de la grada. Finalmente, el encuentro se suspendió ya que los jugadores del Milán decidieron abandonar el terreno de juego. La liga rusa es otra que no se encuentra exenta de racismo y Roberto Carlos ha dado fe de ello.

La ex figura del Real Madrid sufrió la misma experiencia que su compatriota Dani Alves en El Madrigal durante su etapa como jugador del Anzhi, en un encuentro contra el Zenit de San Petersburgo, equipo donde milita en estos momentos nuestro Salomón Rondón. En los minutos finales del encuentro, le lanzaron un cambur desde la grada y el brasileño de la zurda de oro no se lo tomó con el mismo humor que Alves, pues acabó abandonando el terreno de juego.

Desafortunadamente, las acciones racistas han encontrado un caldo de cultivo tan propicio que han trascendido de clubes a selecciones. Ejemplo de ello es el veto que, en el 2008, impuso la Federación inglesa el estadio Santiago Bernabéu por «miedo a que se produjeran episodios de racismo», en vista de un España-Inglaterra. Los dirigentes ingleses argumentaron que Ashley Cole y Shaun Wright-Phillips fueron objetivo de insultos racistas la última vez que Inglaterra había jugado allí, en el 2004. Otro seleccionador nacional que criticó la actitud de la afición española fue Raymond Domenech, quien denunció que los aficionados españoles dedicaron cánticos racistas a los jugadores galos antes del España-Francia de la Eurocopa de 2006. El, para entonces, técnico francés aseguró que, a la llegada del autobús al estadio, «había aficionados realizando sonidos y gestos de mono». Un jugador que ha sido uno de los objetivos favoritos de estos desadaptados sociales ha sido Mario Balotelli, que vistiendo la casaca italiana ha sido blanco de racismo tanta o más veces que cuando viste la franela de algún club.

La indignación del delantero fue tanta que incluso llegó a amenazar con enfrentarse a los aficionados si recibía insultos en la Eurocopa de Polonia y Ucrania 2012.

Pero si la actitud racista de algunos aficionados es totalmente reprochable, que exista una actitud similar entre directores técnicos y jugadores es absolutamente inadmisible. Y, lamentablemente, ha ocurrido. El recientemente fallecido Luis Aragonés, recordado DT del Atlético de Madrid y de la Selección Española, cometió un desafortunado error en el conocido episodio con José Antonio Reyes, en el que se refería al color de la piel de Thierry Henry para motivar al jugador. Eso ocurrió en el marco del ya mencionado encuentro España-Francia de la Eurocopa de 2006. El exseleccionador español fue tachado de racista y tuvo que pedir disculpas públicamente por ese gesto. En la Liga Premier de Inglaterra fueron jugadores los que se vieron involucrados en ese tipo de hechos. En el 2011, el defensa francés del Manchester United Patrick Evra acusó al delantero uruguayo Luis Suárez de haberlo insultado con palabras racistas. El jugador del Liverpool fue sancionado con 8 partidos por esos comentarios. Ese mismo año, John Terry, defensa central del Chelsea y para entonces capitán de la selección Inglesa, fue acusado de insultos racistas contra el jugador del Queens Park Rangers Anton Ferdinand, durante un partido de la Premier. La Federación Inglesa (FA) le impuso una multa de 220.000 libras y cuatro juegos de suspensión. Esta decisión fue muy interesante ya que el máximo organismo del fútbol inglés, dentro de su política de tolerancia cero con el racismo, llegó a una conclusión opuesta a la que emitió, previamente, un tribunal ordinario. Un magistrado absolvió a Terry de comportamiento racista al aceptar el argumento de la defensa, que aseguraba que el jugador «blue» tan solo repetía unas palabras que antes había pronunciado Ferdinand. Según la Federación, no había una «base creíble» para aceptar ese extremo y, en cambio, encontró  «satisfactorio» creer que «las palabras ofensivas fueron utilizadas a modo de insulto».

Como hemos visto el problema del racismo en varias ligas del futbol europeo es consecuencia de la permisividad mostrada por la UEFA y algunas federaciones. Somos de los que opinan que para enfrentar de manera exitosa ese flagelo es necesario seguir una política de tolerancia cero con el racismo tal y como implementó, hace años atrás, la Federación Inglesa con excelentes resultados. En el caso más reciente que nos ocupa, el de Dani Alves, el Viillarreal ha actuado con la premura que corresponde al identificar rápidamente al agresor y decidir retirarle el carnet de abonado y prohibirle el acceso a El Madrigal de por vida. Sin embargo, pensamos que mas que sancionar al agresor se debe trabajar en el sentido de evitar que la agresión ocurra y esto pasa por identificar, aislar y sancionar a los grupos de ultras o radicales que se mimetizan con el resto de los seguidores. De ahí que estemos totalmente de acuerdo con Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia y miembro del Observatorio del Racismo y la Violencia en el Deporte en España, quien asevera «Que no se hagan gestos ni se tenga trato de favor con grupos ultras que protagonizan estos insultos. Dañan al fútbol español y provocan insultos, dentro del campo, y violencia fuera». Además, el máximo responsable del Observatorio del Racismo acusa a varios clubes de fingir una lucha contra estos grupos al haber «readaptado» a los ultras en el estadio.

«Tienen que aplicar la ley de manera rigurosa. Estos grupos no pueden vivir en el anonimato. Tiene que haber registros y responsables». Para ello, indica, desde el Observatorio del Racismo han propuesto elaborar un informe sobre las conductas racistas en todos los campos de Primera División, Segunda División y Segunda División B. Sin embargo, esta propuesta y otras muchas han caído en saco roto porque, según denuncia Ibarra, el Observatorio lleva sin ser convocado por la Comisión Estatal Contra la Violencia y el Racismo desde el año 2010. Acabar con ese flagelo es tarea de todos. ¡Tarjeta roja contra el racismo!

Fuentes:
1.- www.muyinteresante.es/cultura/arte-cultura/articulo/seis-frases-contra-el-racismo
2.- www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2014/04/28/535e8c4522601d71268b4589.html
3.- www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2014/04/30/5360b81722601d7b128b456e.html
4.- www.huffingtonpost.es/2014/04/28/videos-racismo-futbol-espanol_n_5227890.html
5.- www.20minutos.es/noticia/2124029/0/casos-racismo/deporte/nba-clippers/

 (٭) Prof. Titular jubilado ULA – Cronista deportivo
      aemora@gmail.com, @am