La perversidad ahora es Ley

PIDO LA PALABRA
Y de tal fuerza será el pisotón que el autoritarismo le propinará al sector laboral, que el trabajador igualmente
correrá con algo de la oscura suerte que afectará la pequeña y mediana empresa.
Por: Antonio José Monagas

LA PERVERSIDAD AHORA ES LEY

Resulta absurdo aceptar que la organización de la sociedad, vaya a descansar sobre postulados que comprenden el desarrollo al mejor estilo hedonista. Es decir, según la concepción de quien, desde el poder político, acepta una dolencia que propicie un placer mayor, o porque rechaza un placer que conduce a un malestar mayor. Esta visión admitida desde el fragor de las realidades políticas, favorece una economía bajo se conjura toda una emboscada cuyos subterfugios generan una atroz recesión que a su vez arrastra una enorme secesión. Sobre todo, cuando se imponen criterios desquiciados que apuestan a procesos negadores del equilibrio sobre los cuales se pautan las variables que intervienen en la construcción de porvenir y bienestar de una nación.

La entrada en vigencia de la normativa que en lo sucesivo regirá los procedimientos y asuntos relacionados con la jornada de trabajo contemplada por la denominada Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, LOTTT,  es reflejo de lo que en principio fue cuestionado toda vez que pareciera estar condicionada por postulados contradictorios. O sea, por resoluciones que lejos de buscar niveles aventajados de productividad, han inducido un feroz  desmejoramiento de la economía en momentos en que el país es atosigado por una crisis de descomunales proporciones que devora su economía. Tan inusitado desastre, está viviéndose como consecuencia de la modorra que padece Venezuela por culpa del facilismo que ha venido animando el régimen a los fines de moldear su mediocre gestión pública.

No hay duda que esta nueva fase de aplicación de dicha ley, devendrá en un agudo retroceso para Venezuela en momentos que se requiere imprimirle mayor vigor a la economía. Contrariamente, el país podrá terminar por desarreglarse en términos del trabajo necesario y posible que, hoy más que nunca, reclama. Los pequeños comercios verán abatidas sus puertas dada las perversas condiciones que, en adelante, se ciñen sobre ellos. Particularmente cuando estas nuevas exigencias laborales, sumados al permisible ausentismo laboral, son parte de los fantasmas que rondarán tan confusos ambientes de trabajo. Y de tal fuerza será el pisotón que el autoritarismo le propinará al sector laboral, que, según opinión de expertos en la materia, el trabajador igualmente correrá con algo de la oscura suerte que afectará la pequeña y mediana empresa.

Entre los múltiples problemas que aflora la LOTTT, está la inmovilidad laboral que ordena en un medio económico en el cual se constriñen oportunidades y abaten espacios donde cabrían posibilidades de expansión. No se trata de simplificar la jornada de trabajo solamente, sino de enfrentar desafíos para los cuales no se cuenta con los recursos suficientes para emprender lo que el régimen pregona cuando irónicamente habla de “democracia protagónica y participativa”. De tal forma que en medio de procesos económicos ahogados por la crisis política que ha nublado el horizonte nacional, se constreñirá la economía restándole posibilidades al país de crecer y competir internacionalmente tal como es la tendencia que marca el desarrollo económico y social en estos tiempos. Situaciones así, parecieran colocar en reverse la dirección que sigue el país. Más, cuando la perversidad ahora es ley.

VENTANA DE PAPEL

¿UN CUBANO PRESIDENTE?

Ante las coyunturas que vive el país de cara a los problemas políticas que atosigan sus realidades, siempre cabe otra dificultad que complica aún más el laberinto a transitar. Atendiendo el asunto de quién es Nicolás Maduro, distintos son los bordes que pueden enrocarse a fin de despejar algunas de las incógnitas que se tejen sobre tan enmarañada ecuación. De ahí que vale traer a colación el aforismo según el cual “el hombre no es de donde nace, si no de donde pace” (o de dónde se haces).

En virtud de tan objetiva alusión, habría que analizar el pensamiento político del referido ciudadano que hoy ocupa hoy la presidencia de la República. Aunque por vía no muy precisa que se diga, lo que justifica razones para reclamar la legitimidad de origen ante el cargo asumido. Sin embargo lo que ahora interesa, es investigar las causas que explican su inmoderación o la rudeza con la cual se expresa desde el sitial que compromete la jerarquía de presidente, ilegítimo o no. Por alguna argumentada causa, el escritor Carlos Alberto Montaner, lo llama el “Hombre de la Habana” lo que da pié a colegir la razón de su incontinente verbo e inmoderada actitud.

La revelación de Montaner, cuando habla de la permanencia de Maduro en el tumulto de lo que fue la revolución castrista en Cuba durante la década de los ochenta, no pudo ser más demostrativa de quién es y el por qué de su conducta despótica e insolente. Su periplo por el mundo comunistoide, hizo imborrable cicatrices imposibles de disfrazarlas mediante algún maquillaje democrático. Entonces, de ser cierto que “uno no es de donde nace, sino de donde se hace”, no hay duda pues de que Maduro se hizo a la sazón del despelote que vive la isla más grande del Caribe. Así que hay razones para decir que en Venezuela hay un cubano presidente.

¿CON QUÉ C… SE SIENTA LA CUCARACHA?

El drama que expone tan coloquial expresión, ilustra el grave problema que se le presenta al régimen a la hora de negociar el incremento y homologación de sueldos y salarios con importantes sectores de la vida política e institucional del país. Es sabido por todos, el tamaño de la hipoteca que arrastra el país sumado a la desproporción que alcanzó la deuda externa la cual ya luce imponderable en cuanto a su volumen. Con base en tan maltratada realidad, se ordenó una primera devaluación de un bolívar que señalaban “blindado” dado los escenarios de presunta racionalidad donde habría de demostrar su fortaleza. Pero de aquellas declaraciones de meros principios, no pasó. La inflación consumió lo poco que iba quedando ante la demoledora fuerza de la crisis política y económica que arreció frente a las mismas narices de sus artífices y operadores de las finanzas públicas. Hoy los reclamos se volvieron imperantes.

Frente al daño protagonizado desde el Ejecutivo Nacional, por quienes han desaforado el erario y enrevesado el presupuesto derivado de la renta petrolera, las pretensiones de los sectores que reclaman justicia, orden y transparencia en el manejo de los dineros del Estado venezolano, luce complicada. Si bien el régimen se muestra ostentoso y dadivoso frente a necesidades de otros países y con otros actores, no es así con factores nacionales a los cuales se debe por ley y por elemental condescendencia.

Tan grotesca manipulación que el régimen asume cada vez que las protestas alcanzan el paroxismo, pareciera encubrir manejos dolosos y disimular las fisuras que la corrupción deja ver cuando personajes de alcurnia gubernamental no hallan formas de justificar gastos que apellidan con el remoquete de “inversión”. A tales extremos ha llegado esta situación, que el propio régimen ha declarado escasez de divisas para atender las operaciones de mantenimiento y servicios de las plataformas de telecomunicaciones (telefonía fija y móvil, Internet, entre otras). De manera que en medio del revoltijo que estos encopetados y encumbrados socialistas, convirtieron al país, habrá que preguntarse ¿con qué c… se sienta la cucaracha?

 

COSTO DE LA VIDA (A MIL POR HORA)

Ya nadie se salva de los golpetazos que recibe en un mundo en el que los problemas abarrotaron la vida de cualquiera. Particularmente, en Venezuela donde la cháchara electoral quedó para “barrer las calles”. De hecho, las mismas calles, además de estar repletas de basura, están a punto de “caramelo” por la presencia de personas tras el obligado “rebusque”. Los mismos lugares de trabajo, se ven asediados por el “cómprame”. Desde alimentos y productos de distintas especies, pasando por oferta de servicios, hasta la conocida “matraca” configuran el presente panorama permitido por la decadencia gubernamental.

Pese al trabajo formal de muchos, el precario aumento recién aprobado por el régimen, como “gran cosota”, no sirve ni siquiera para la forzosa propina para lo que mucha gente estira la mano. Y con suficiente razón. El ingreso extra se convirtió en necesidad para soportar los embates de una inflación socialista inducida con desparpajo revolucionario. Todo sucede en un marco de realidades donde el costo de la vida es (a mil por hora).