Legado de la Pandemia

Por: Rosalba Castillo…

Pareciera que no es tiempo aún para balances. Pero, este momento oscuro de la humanidad nos descolocó y aún ni siquiera lo hemos asimilado. Esta pandemia nos llevó de manera violenta a saber que somos uno y todos a la vez. A entender que el viaje primero debe ser hacia adentro.

Replantearnos la vida, resolver los conflictos internos. Allí donde en algún momento recibimos ese equipaje de nuestros antepasados y que, no nos pertenece. Así que se hace necesario cortar esos ciclos para que no continúen repitiendose ya que nos hace daño a nosotros y a los otros. Es decir, todo aquello que se quedó atascado en nuestro corazón y que está maltratando nuestro cuerpo y a la humanidad. Soltar y construir nuevos procesos de vida a partir del presente. Iniciar un nuevo renacimiento del ser, del amigo, del familiar, de la pareja, del ciudadano del mundo. Si nosotros estamos en paz, el planeta lo estará.Y a pesar de esto, el mayor temor es que no hayamos aprendido la lección.

Aún en medio de todo lo aturdido que podemos estar, es necesario hacer una pausa. Pensar cómo será el mundo de la post pandemia. Este largo momento ha dejado su legado a la humanidad. Aprendimos a vivir en la incertidumbre. Pareciera que la incertidumbre vino para quedarse y por lo tanto se hace necesario prepararnos para enfrentarla. Requerimos seres humanos para actuar, flexibles, empáticos y rápidos en momentos de turbulencia. Los mejores políticos resultaron aquellos que tomaron las mejores decisiones en pro de los suyos. Otros subestimaron la situación y sus ciudadanos corrieron con las consecuencias. Debemos dar a la ciencia el justo valor e impulso que requiere. La comunidad médica ha estado en primera línea, luchando para hacerle frente a este virus y han trabajado en la búsqueda de un tratamiento. Sin embargo, algunos países como en el nuestro, se les ha dejado morir en manos del coronavirus.

Aprendimos que la transición hacia lo verde es inminente. Ahora o nunca sucederá. El planeta es nuestra casa. Somos sus hijos no sus invasores. Caminamos hacia lo sostenible: un planeta verde. Somos cuidadores y no depredadores. Abracemos cada árbol, el agua, cada planta. Sin embargo, pudiéramos lanzarnos a recuperar el tiempo perdido.

Aprendimos a hacer sólido el amor. Hagamos de él un motor para ser mejores personas. Son tiempos de descubrir ese amor que nos acerca a los nuestros y a los demás. Coloquémoslo en el lugar que siempre le ha correspondido   y no le hemos sabido dar. Amemos la vida, a nosotros y a los otros. A pesar de ser desconocidos: amemos. Aprendimos que la próxima pandemia será de amor.

Aprendimos a volver ala intimidad de la casa. A nosotros mismos. Aún tenemos mucho que descubrir en nuestros hogares. Creemos esos vínculos con los que tenemos tan cerca. Aprovechemos aún más esa oportunidad del  #QuedateEnCasa para encontrarnos con nosotros y con los nuestros.

Aprendimos a volver a los valores y principios más profundos. Nos hacía falta más tiempos juntos, para retomar aquello que la prisa nos había hecho olvidar. Y así, nos fortalecimos como una gran familia.

Aprendimos que los tapabocas nos enseñaron a entender más a los demás, a encontrarnos en sus ojos, a escucharlos mejor y a dejarlos entrar en nuestros corazones.A través de esas máscaras encontramos el bien personal y el común.

Aprendimos a dejar de lado lo superficial. Ahora vamos a lo profundo de nosotros y de aquellos que nos rodean. A hacer nuestro el dolor ajeno y a sobrellevar ese que se instaló en nuestro corazón. Colocamos el foco en lo importante. Una mirada a la muerte, frente a nuestra esperanza. Vivimos con menos y damos más.

Aprendimos que esta pausa es un impulso para un renacimiento. Las pausas son necesarias y siempre, siempre traen beneficios y nos acercan al valor de las cosas. Muy a pesar de lo inesperada que haya podido ser. El aire, y el agua se limpiaron. Los animales regresaron. El amor llegó y se hizo más grande. Encontramos en la incertidumbre a dónde queremos ir y cuál será nuestra guía.

Aprendimos como recuperar lo esencial. Nos volvimos minimalistas. Descubrimos que podemos pasar los días con muchas menos cosas. Nos desapegamos de los objetos, ayudamos a muchos. Hicimos un alto a consumo exagerado. Reconocimos que vivimos solos y sin nada. Nada nos vamos a llevar.

Aprendimos que el tener buenos hábitos nos ayudará a superar esta pandemia, Lavarnos las manos nos hace fuertes frente no sólo al COViD -19, sino a muchas otras enfermedades. Mantener estos hábitos nos tendrá a salvo, mientras nos colocamos la vacuna. Mientras recuperamos la vida y nos convertimos en sobrevivientes.

Aprendimos a darles más valor a las personas mayores. Reconocemos su presencia en la construcción y transformación de nuestra sociedad. No se puede concebir la vida sin nuestros abuelos. Es nuestro deber darles nuestro apoyo en sus momentos finales.

Aprendimos a reconocer cuán vulnerables y finitos somos. No hay diferencias a pesar de la piel. Todos somos iguales en este barco.

Aprendimos a renunciar, a tener el control. A fluir con los momentos que vivimos y a darle prioridad a los sueños, y a la fuerza que hay en nosotros.

Aprendimos a amar y a vivir….

rosaltillo@yahoo.com

12-12-2020