Lo insostenible

Cardenal Baltazar Porras

Por: Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo

Lo más evidente de la crisis que vivimos es que hay cosas insostenibles. La sociedad del siglo XXI no puede etiquetarse con binomios trasnochados como los de capitalismo o socialismo. Quienes sostienen esto último utilizan un lenguaje y una técnica propias del liberalismo más rancio. No se puede vivir de ideologías ni de consignas huecas que no llevan a mejorar la calidad de vida.

Atosigarnos con una propaganda abusiva, con cadenas interminables para decir siempre lo mismo, cerrar medios y amedrentar a quienes opinen distinto, perseguir criminalizando a todo el que me estorbe, aprobando leyes para restringir el campo de las libertades individuales y colectivas, usar la ley del embudo para que las decisiones judiciales utilicen todas las artimañas posibles para exculpar a los propios y condenar a los que considera enemigos, no puede ser la aspiración de un pueblo que quiere la igualdad y la libertad.

Se nos quiere organizar alrededor de unos ritos, unas instituciones donde expresarnos, un lenguaje, unos valores, unos símbolos que pretenden uniformarnos y poner todo lo bueno de un lado y todo lo malo, aunque sea responsabilidad de quienes nos dirigen, del otro lado. Es una invasión de todos los ámbitos de la existencia que buscan configurar una cultura que nos lleve a odiar a quien no piense y obre según las exigencias del libreto oficial.

Es insostenible pensar que el ideal del venezolano sea hacer una cola para comprar lo más necesario: desde el papel toilet hasta la comida; que haya que levantarse de madrugada para que le den un número a ver si llega el cemento o las cabillas. Que no se nos enseñe a trabajar sino a anotarnos en una lista para que “una misión” nos otorgue lo que debe ser producto del trabajo…

Es necesario alentar una ética que enseñe a dejar morir en paz tantas cosas, que asuma que nada es eterno, y mucho menos un sistema político. Que no podemos vivir de ilusiones y de ofrecimientos, como los niños que esperan que la piñata se rompa debajo de su cabeza. Es moralmente inaceptable e insostenible todo lo que no nos haga crecer como ciudadanos libres e iguales.