Los desafíos del 2015

Por: Fernando Luis Egaña…

El título de estas líneas no tiene nada de original. De hecho, es como se suele titular un artículo en las vísperas de un nuevo año. Pero el 2015 puede que sea especial y distinto, no solo en relación al nefasto 2014 sino con respecto a estos largos y malbaratados tiempos de la hegemonía roja. Para serlo, desde luego, tendría que ocurrir un cambio político de marca mayor. No hay otra. Y entonces la pregunta obligada es obvia: ¿puede darse un cambio de fondo en el 2015?

La respuesta no tiene nada de obvia, al menos en el sentido afirmativo, y más bien la inercia nos llevaría a responder de manera negativa. Pero hay dos elementos que están concurriendo para que no sea iluso imaginar un escenario de cambios. El primero es el intenso agravamiento de la crisis económico-social, la mega-crisis. Y el otro es la erosión, no menos intensa, del apoyo socio-político a Maduro y su notorio desgobierno.

El abultamiento del dolar paralelo y el estrechamiento del lecho rocoso, son expresiones de esos elementos concurrentes. Expresiones, también, de que el despotismo depredador ya no tiene las avenidas despejadas, y de que más bien es considerado como el gran obstáculo para que Venezuela salga de la mega-crisis. Un porcentaje sólidamente mayoritario de la población así lo confirma en todas las encuestas serias.

Asimismo, hay unas elecciones legislativas en el panorama, y aunque el rechazo al despotismo solo sea comparable al rechazo a la oposición política oficial, las mismas tienen que ser apreciadas como una oportunidad importante para la lucha democrática. Una oportunidad de caracter potencial, que debería actualizarse o concretarse con la movilización y la protesta social.

Muchos son los desafíos del 2015, pero destacando lo principal, debería plantearse un cambio sustancial como el gran desafío. Y ello significa, en mi modesto parecer, que surja un verdadero contrapeso a la hegemonía, que la limite y abra el camino de su superaciôn definitiva. Un cambio de ese alcance no solo se puede llevar a cabo dentro del sistema constitucional, sino que la aplicación efectiva de la Constitución lo conlleva. Más aún, lo reclama.

Ya Venezuela entra en el 2015. Agobiada por la penuria y la violencia. Consciente, en buena medida, que la realidad presente es muy mala y va para mucho peor. Hace falta que también esté esperanzada en que esa realidad puede cambiar a fondo, y que ello impulse los cambios políticos, económicos y sociales que vayan haciendo posible la reconstrucción venezolana.

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