De menos, a más devaluados (El sube y baja en los precios de los alimentos)

Sin encontrar una respuesta cierta o confiable, la mayoría de las personas nos preguntamos a diario, “¿Hasta cuándo aguantaremos esta situación?”, la respuesta no aparece por ningún lado, los venezolanos vivimos entre la incertidumbre, la desesperanza y la constante falta de lo más necesario, los alimentos.

El hecho de conseguir “algo”, se ha convertido en una procesión, como quien está en Semana Santa y no en Navidad. En principio se pagaban al precio que fuese, pero ya es insoportable cancelar tan exorbitantes precios, que en tan solo cuestión de horas cambian.

Mucha gente dice que no hay que vivir del pasado, pero nos sirve para comparar, en este caso es muy válido, y es que en asunto de costos de alimentos, el pasado no es muy lejano. Hace unas semanas atrás un huevo (sin importar su tamaño) tenía un valor de 100 Bs, a estas alturas se cotiza en 220 Bs; un kilo de plátano que costaba 600 Bs, hoy se paga en 1000Bs; el kilo de papa de 700 Bs, ahora entre mil y 1400 Bs.

Además de inestables, no son los mismos en todos los comercios, los merideños estamos obligados a hacer largas caminatas para conseguir los mejores precios y el recorrido se hace interminable porque en muchos sitios no existen los productos.

Para los pequeños comerciantes la circunstancia actual también ha sido dura, se han descapitalizado y quienes persisten en mantener las puertas abiertas es porque no han encontrado otra opción, pero sus estantes se observan casi vacios por no decir que totalmente.

El panorama antes dibujado no es confortante, sin embargo los venezolanos nos distinguimos por ser optimistas, por resistir y vencer las adversidades, por confiar que con trabajo, constancia y ánimo todo debe mejorar, para bien de las futuras generaciones y de nosotros mismos. CNP 16687