Razones y pasiones: ¡Libertad! (y II)

Por: Eleazar Ontiveros Paolini…

En entrega anterior hicimos algunas consideraciones generales sobre el problema de la libertad y  valorábamos las razones arbitrarias del régimen para privar de la libertad a dirigentes políticos y a jóvenes que de una manera u otra participaron en acciones contestatarias significativas y llamaron a ellas  al pueblo en general sin permiso previo. En todo caso, los gobiernos y en especial  lo de corte dictatorial, tienen que frenar de alguna manera, entre ellas los juicios arbitrarios y las imputaciones sin pruebas, que los ciudadanos manifiesten  públicamente, como es su deber, dando a conocer su  disconformidad con la actual  formación, ejecución  y  falta de control  de la gestión pública.

Por lo dicho, nos provocó estupor el hecho de que a viva voz, quien funge de presidente, dijera,  poniendo cara de inocente abate, que los presos por supuestos delitos políticos eran liberados como muestra de su “benevolencia y generosidad”. Con tal caradurismo pareciera darnos a entender con tal aseveración, solo posible sinceramente en  personas revestidas de humildad y solidaridad,  que él y su gobierno lo hacen por estar están libres de pecado y pueden tirar la primera piedra; que no han cometido ningún acto doloso que pueda ser penado. Siendo así, traducimos  que se trata del intento de sumar artificialmente, como si Dios pudiera ser engañado,  un acto de munificencia más, que le dará puntos favorables cuando tenga que rendir cuentas definitivas en el más allá.

Y todo se debe a que la tal liberación condicionada lo que procura es, como siempre, distracción y tratar que los connacionales y los organismos internacionales comiéndose como tranquilos peces  la carnada, lo dejen tranquilo seguir gozando del poder, pues ya le resulta imposible  disfrazar su estultez, su mediocre administración y  la intolerancia que la ha caracterizado.

¿Quiere utilizar la libertad a su favor? Es fácil. Le hago un listado incompleto por razones de espacio: libere a todos los presos políticos incluyendo a Leopoldo López; libere a los enfermos de sus enfermedades y complicaciones mediante la aceptación de la ayuda humanitaria; libere a los venezolanos de la indignidad de hacer interminables colas para adquirir algún producto de uso común; libere a muchos venezolanos humildes de la dolorosa y degradante práctica de escarbar entre la basura para obtener algo comestible; libere a las universidades de su constante declive dándole  recursos adecuados; libere al pueblo en general de estar sometido a una inflación indetenible que le hace imposible llevar una vida normal; libere a los estudiantes del primaria y secundaria del dogmatismo que se les quiere imprimir; libere los venezolanos de tener que transitar por carreteras insufribles; libere al pueblo de sus indolentes cadenas  y del monopolio mediático; libere la capacidad de información de los venezolanos, permitiéndole a los periódicos la adquisición de papel y de tintas; libere a la población de la enajenación conminatoria de los carnet que permiten preferencias de donaciones que le roban su capacidad de invectiva y la supeditación a lo dadivoso. Etc. Etc. Etc.

Concluyamos con un pensamiento de Jhon Milton: “La libertad para saber, para expresarse y para disentir libremente, de acuerdo a nuestra propia conciencia, es la forma más elevada der la vida”